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Nacional

17 de Diciembre de 2016

Mujer denuncia brutal ataque sexual en el Metro Baquedano: “Nadie me ayudó. Grité con todas mis fuerzas”

"Acabo de ser atacada por segunda vez en mi vida por un asqueroso en el metro. Me agarró el poto brígido. Metiéndome los dedos. Le pegué. Lo seguí, grité lo más que pude. Rogando por ayuda, rogando por un guardia. Jamás pedí que lo golpearan. Sólo que lo detuvieran mientras llegaba carabineros. En pleno horario punta, estación Baquedano lleno de gente, lleno de universitarios, oficinistas, trabajadores. Nadie me ayudó. Grité con todas mis fuerzas, fue un lapsus medianamente largo, entre empujones y forcejeos", relata.

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Con fecha 15 de diciembre, una mujer publicó –a través de su cuenta de Facebook– la traumática experiencia que vivió en el Metro en la hora punta, cuando fue asquerosamente manoseada por un hombre y nadie hizo nada.

“Acabo de ser atacada por segunda vez en mi vida por un asqueroso en el metro. Me agarró el poto brígido. Metiéndome los dedos. Le pegué. Lo seguí, grité lo más que pude. Rogando por ayuda, rogando por un guardia. Jamás pedí que lo golpearan. Sólo que lo detuvieran mientras llegaba carabineros. En pleno horario punta, estación Baquedano lleno de gente, lleno de universitarios, oficinistas, trabajadores. Nadie me ayudó. Grité con todas mis fuerzas, fue un lapsus medianamente largo, entre empujones y forcejeos”, relata.

Afirma que ante la indolencia de los pasajeros el tipo le gritó “cállate, maraca culiá”, y le pegó una cachetada. “Me pegó el weón y nadie hizo nada”.

“Literalmente la gente le abrió paso para que se fuera. ¿qué pasó con los guardias?, ¿qué pasó con aquellas mujeres que marcharon por un país libre de violencia? País culiao, gente culiá. ¿Ni una menos? Gente mentirosa e inconsecuente. Cuando me devolví para irme, sentí todas esas miradas… sobre todo de las mujeres. Lo sentía, lo podía leer “la mina loca, cuática, enferma””.

Asegura que “eso fue lo que más me dolió. El chileno individualista, doble standar, alter ego. No entiendo porqué nadie me tendió una mano. Mientras al chileno no le toquen su zona de confort no actúa. Que difícil vivir en una sociedad tan individualista, retrógrada, en dónde aún te preguntan “¿pero cómo andabas vestida?”, “eso te pasa por andar provocando”, “te lo mereces por golpearlo”.

“Un desconocido me golpeó por alzar la voz y hacerme respetar. Lo volveré a hacer mil y un veces. Y comparto mi testimonio para que tú, que lo sufriste, tú que no dijiste nada, tú que sientes vergüenza no creas que estás sola. Grita, hazte respetar, tu vales oro y ningún weón tiene derecho a tocarte, andes como gitana, andes desnuda”.

 

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