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Mundo

11 de Febrero de 2017

Presunta víctima de siniestro anestesista: “Me inyectó, y me desperté desnuda en la cama y con manchas de sangre”

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La noticia de la detención del anestesista argentino Gerardo Ismael Billiris por golpear a una mujer tras darle cocaína, generó conmoción al otro lado de Los Andes debido a las historias posteriores que han salido.

Según cuenta Infobae, una modelo de 23 años que aseguró en el noticiario Telenoche haber sido una de sus víctimas, vio la detención en la TV y dijo “cuando vi la noticia de Belén, al principio sentí felicidad… como que en algún momento se iba a hacer justicia. No por Belén, que lamento mucho lo que le pasó, sino por esta persona”.

La mujer, cuyo nombre no aparece en la nota, denuncó que Billiris en el año 2012, le inyectó ketamina, un poderoso anestésico, para luego abusar de ella mientras estaba inconsciente: “Me desperté completamente desnuda. Billiris estaba desnudo al lado mío. Había pequeñas manchas de sangre en la sábana que no eran de un pinchazo o de una aguja… y también tenía en mi entrepierna. En ese momento me desesperé”.

El relato continúa señalando que la mujer conoció al anestesista a través del relacionador público Juan Martín Mercado, en una época en que “yo consumía. Nos conocimos en un boliche donde yo hacía presencias. Nos pasamos el pin de Blackberry y quedamos en llamarnos”.

Unos días después Mercado la llamó, tras lo cual la mujer sostiene que “Me invitó a juntarnos a tomar cocaína con un amigo suyo. Yo justo estaba en la casa de una amiga mía de consumo y accedimos”.

Tras esto fueron a la casa del anestesista quien tenía un maletín que “estaba lleno de cocaína, aproximadamente un kilo. Estuvimos consumiendo en la casa de Juan Martín Mercado, no habremos estado más de tres horas… En un momento Gerardo nos mira y nos dice que éramos chicas lindas, de lindos rasgos, finas, delicadas, y que él andaba necesitando una secretaria para ayudarlo con papeles, un trabajo muy simple. Y ambas, con 18 años, nos emocionamos con la idea. Nos dijo que el trabajo iba a ser directamente en su casa y que podíamos consumir cocaína mientras trabajábamos”.

El relato continúa con una juerga de tres días de drogas, alucinaciones y armas en la casa del anestesista. Infobae consigna el siguiente testimonio de la chica, que aparece de espaldas en Telenoche.

“Fue una ‘gira’ -lo que se llama ‘seguir de largo’- de varios días consumiendo. Fue la primera vez que me ausenté de mi casa por tres días… porque aunque estaba en consumo yo siempre volvía para que mi mamá no sospeche”, dijo la chica.

“Gerardo tenía todo tipo de drogas, ampollas… nos mostraba cosas que nosotras desconocíamos… Tras consumir cocaína, él venía y nos acercaba platos durante toda la noche, todo el tiempo. Era muy dadivoso, cosa que es rara en los que están en consumo… Traía y traía… En un momento nos ofrece que tomemos ketamina -un anestésico para caballos que cuando se cocina produce efectos alucinógenos-, que ni mi compañera ni yo habíamos probado”.

“Mi compañera accede a probar. Y mientras él la prepara en un microondas me insiste a mí, porque yo en un principio me negué… en realidad, siempre me negué” asegura la chica.

A continuación la mujer sostiene que “Le dije que mi amiga probara primero, ya que ella conocía los efectos que las drogas me producían -que son palpitaciones y ataques de pánico– y que ella me iba a decir si era una droga que yo podía probar o no”.

Tras este momento se habría producido el abuso, según la denuncia de la chica, que señala que cree que Billiris le inyectó el anestésico en un momento en que estaba inconsciente.

“Cuando mi amiga estaba inyectada y ya no reaccionaba, los dos se pararon frente a mí y me empezaron a presionar. Me sentí arrinconada. ‘Dale que somos los cuatro, no cortes el mambo, lo tenemos que hacer, te prometemos que después de vos nos inyectamos nosotros dos’. Yo decía que no, que no, que no…” dijo la mujer.

La joven manifestó que vio cómo a su amiga le habían inyectado aproximadamente 7 milímetros de un líquido blanco.

“Me dijo ‘mirá lo que te pongo a vos’, y me señaló como si fuese nada 1 milímetro o menos. ‘No te va a hacer nada, simplemente para que no cortes el mambo’, me insistió. Y no sé si fue por miedo, por no saber decir que no, por la aprobación -esto lo estoy trabajando en el tratamiento-, terminé accediendo con muchísimo miedo” agregó.

A continuación señala “Lo último que recuerdo es que me incliné en la cama, Juan Martín me agarraba del brazo, Gerardo estaba preparando la aguja, y cuando la acercó le empecé a decir desesperada -porque me agarraron palpitaciones- que no me inyecte, que no quería, que yo estaba bien con el consumo que tenía…”.

“Gerardo nos había dicho que era cirujano plástico, pero ahí me dijo: ‘Quedate tranquila que soy anestesista’. Yo le dije: ‘¿No eras cirujano?’, y él me respondió: ‘No, ¿cómo pensás que yo tengo todas estas cosas?'” añadió.

La historia se pone más siniestra aún cuando la chica dice que “me desperté completamente desnuda. Billiris estaba desnudo al lado mío. Había pequeñas manchas de sangre en la sábana que no eran de un pinchazo o de una aguja… y también tenía en mi entrepierna. En ese momento me desesperé”.

Según el relato la amiga nunca le contó lo que había sucedido y se fue. Lo mismo hizo el relacionador público qu estaba en la cruel partuza.

“Ahí me quedo sola en la casa. Llamo a un amigo y le explico lo que pasaba. Como no podía hablar porque estaba totalmente aturdida, atormentada, desesperada, y no sabía qué había pasado conmigo, él me pregunta: ‘¿En dónde estás?’. Entonces saqué una foto a Gerardo desnudo, tal como lo vi cuando me levanté, e hice las imágenes de las drogas que estaban en toda la casa” relata.

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