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Opinión

5 de Junio de 2017

Columna: Sobre Apartheid y Arqueología, una crítica al boicot académico de la campaña BDS

Pensar en blanco y negro es la gran equivocación del BDS. Las personas que viven en un país no son responsables de lo que hace su gobierno. Los gobiernos muchas veces son manipulados por poderes fácticos o empresariales. De esta manera, instituciones estatales, organizaciones no-gubernamentales, comunidades religiosas, partidos políticos, universidades; cada cual tiene una voz distinta en esta guerra de ideas.

Víctor Toledo
Víctor Toledo
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El pasado noviembre de 2016, la agrupación estudiantil “La Chile Libre de Apartheid” de la Universidad de Chile llevó a cabo un referéndum en el cual se votó a favor de la desvinculación de la Facultad de CCSS con cualquier institución israelí, en concordancia con los objetivos de la campaña Boicott, Desinversión, y Sanciones (BDS). Recientemente, con motivo de la invitación del arqueólogo israelí Joe Uziel a Chile, la agrupación publicó una declaración en la cual se insta a las autoridades universitarias a cancelar la conferencia del académico. Aprovechando la ocasión, el presente artículo tratará dos temas aparentemente inconexos -Apartheid y Arqueología- para ilustrar la complejidad del problema Palestino-Israelí, y sugerir una lectura crítica al movimiento BDS.

Apartheid al interior de Israel

El término “Apartheid”acarrea ineludibles implicancias con el fenómeno ocurrido en Sudáfrica del siglo pasado. ¿Qué tan precisa resulta su utilización para describir la relación entre distintos grupos étnicos que residen en Israel?
Es muy cierto que en Israel existe segregación de identidades. Es cierto que muchos árabes israelíes pueden sentirse “ciudadanos de segunda clase”, al interior de este “Estado-Nación del Pueblo Judío”. Es cierto que los ciudadanos árabes enfrentan ciertas restricciones burocráticas en la compraventa de propiedad inmueble. Es cierto que la integración árabe en la democracia israelí no es perfecta.

Pero por otro lado, un árabe ciudadano de Israel (ejemplo, de Jaffa o de Ramle) habla árabe con su mamá, pero habla hebreo nativo en la ciudad. Probablemente vive en el mismo edificio con israelíes “judíos”. Nada lo detiene de visitar todos los cafés y bares de Tel Aviv y hacerse amigo de todo el mundo, sin que nadie le pregunte nada. Y en realidad, no tiene nada que esconder, pues a nadie le importa. Puede tener conversaciones en árabe en voz alta con toda tranquilidad. Puede entrar a cualquier universidad israelí, y si lo desea, puede participar de una variedad de actividades y comunidades universitarias relacionadas con la cultura árabe. De hecho, en la Universidad de Tel Aviv es cosa normal ver estudiantes musulmanas con su hijab, sentadas en el pasto de la Universidad o almorzando en el patio de comidas. Regresan a su casa en transporte público, y yo al menos nunca he visto un incidente de discriminación. Los estudiantes árabes varones, es imposible identificarlos físicamente de los estudiantes “judíos”. Yo mismo tengo mi apellido materno árabe, lo he señalado en repetidas ocasiones en Israel, y nunca se me ha entregado otra cosa que amistad y simpatía. Rusos, árabes y etíopes conviven en las playas, en las plazas y en gimnasios de Tel Aviv, con una naturalidad que muchos países debieran imitar.

Aprovecho mencionar mi experiencia en un Hostal ubicado a los pies de Masada, la ruina del desierto que más ha inspirado el “turismo Sionista”, por ser el “orgullo de la resistencia Judía”. Cada cierto tiempo, el hostal se llena de jóvenesárabes-beduinos que estudian en escuelas especiales para beduinos (iniciativa del estado de Israel) donde los preparan para ser ciudadanos, pero respetando dentro de lo posible, su cultura tradicional. Naturalmente, los beduinos no son judíos, pero tampoco se identifican con“el pueblo Palestino” en el sentido nacionalista o político. Ya que hablamos de beduinos, muchos en el Sinaírecuerdan la época de administración Israelí (1967 -1979) como “mejores tiempos”, donde hubo más turismo y mejor economía (conversación personal con ellos).

Por último, la integración de refugiados de Sudán en el país claramente podría mejorar, pero al menos dejaron atrás el desastre humanitario del cual vinieron. Es importantemencionar su aceptación en Israel dados los alcances del Apartheid con la discriminación hacia la “raza negra”. Realmente,“Apartheid” no es la palabra adecuada para describir a Israel.

¿Y al otro lado del Muro?

Los árabes que viven en Cisjordania, ocupado por el Reino de Jordania entre 1949 y 1967, y ocupado por Israel entre 1967 y 1995 y actualmente en condición de “territorio en disputa”-con toda su complejidad administrativa entre las Areas A, B, y C- es una situación totalmente distinta. En su condición aislamiento geográfico y fronterizo, y frente a todas sus dificultades socio-económicas (en gran medida resultado de las restricciones impuestas por Israel, pero no debe ignorarse la desunión y corrupción de las autoridades palestinas) no es de sorprender que se perpetúen los esporádicos brotes de violencia y las simpatías hacia el liderazgo islamista. Precisamente lo que motiva el muro de separación es impedir ataques perpetrados por estos jóvenes palestinos frustrados e ideologizados, que también son víctima de este círculo vicioso. Por lo tanto, el muro no es ni el principio ni el fin del problema. Ni tampoco, como hemos visto, tampoco corresponde a “Apartheid” en el sentido racial, pues en ese caso deberían construir un muro alrededor de Nazareth y cientos de otros pueblos árabes en Israel.

Uno de los principales factores que perpetúan la tensión inter-comunal, son los asentamientos israelíes en Cisjordania,“territorio en disputa”. Este fenómeno es motivado en gran medida porgrupos ideológicosque consideran que Judea y Samaria son “patrimonio histórico” del pueblo judío, sea el nacionalismo secular o el radicalismo religioso. Estos son, en específico, los grupos que poseen poder y ejercen presión sobre el gobierno de turno. Es en este escenario, hiper-ideologizado, donde ambas identidades se ven mutuamente como diferentes, rivales y enemigas.

El valor de Jerusalén y sus implicancias en Arqueología

La demencia comienza en Jerusalén. No hay ninguna duda que Jerusalén ha sido la insignia fundamental de todas las personas que se han identificado con la etiqueta de “Judío” al menos en los últimos 2.400 años. Existen inscripciones en hebreo de hasta 2800 años atrás. Estos son hechos sólidos e irrefutables. Pero, ¿acaso esto significa que los hablantes de hebreo de hoy son “los mismos” de hace 2800 años?¿Esto le da derecho al sionismo o a la religión judía de expulsar a los árabes que residen en Jerusalén o sus periferias, o de destruir monumentos ya existentes relacionados con otras religiones? Esto es un asunto aparte, y por supuesto que la respuesta es no.

Pero naturalmente, hay muchas personas alrededor del mundo, interesadas en que sigan apareciendo “hallazgos hebreos” entre los escombros de Jerusalén, que podrían estar debajo de casas árabes. Estas son personas que creen que el pasado ocurrió al pie de la letra como aparece en la Biblia, y que el futuro también ocurrirá“como está predicho” en la Biblia. Estas personas, o mejor dicho ONGs, manejan mucho, mucho dinero. Y entre estas ideologías bíblicas se sostiene que “judíos deben volver a vivir en Jerusalén”, especialmente “cuando venga/vuelva el Mesías” o cuando comience “el fin de los tiempos” y todas esas payasadas. No hay que olvidar a los cristianos Evangélicos en esta escena, con una enorme influencia en Estados Unidos, y los principales simpatizantes “no-judíos” del asentamiento de judíos en Jerusalén, Judea Y Samaria. Todos estos dineros internacionales son donados (con beneficio tributario) en una organización de derecha llamada Elad que administra el terreno de unas 5 hectáreasllamado“la Ciudad de David”, aceptado en arqueología como la Jerusalén del período bíblico/monárquico (Edad de Hierro), pero que se encuentra adyacente al sobrepoblado barrio árabe llamado Silwan. El objetivo de Elad es asentar residentes judíos alrededor de la Ciudad de David, y tambiénfinanciar excavaciones arqueológicas, que luego son integradas en el (muy bonito) complejo turístico/arqueológico de Ciudad de David. Sin embargo, los textos en las exposicionesreflejan más la agenda ideológica de Elad que las verdaderas conclusiones científicas de los arqueólogos.

La Ciudad de David es de máxima relevancia en arqueología bíblica. Los equipos científicos interesados en estudiar la Ciudad de David en general no tienen más alternativa que aceptar las condiciones que impone Elad, aunque obviamente aprovechan el generoso financiamiento que se les asigna. Si bien el turista promedio se va un poco “ideologizado” después de su visita a la Ciudad de David (“ah, con razón los judíos tienen derecho a asentarse aquí”), la información desenterrada en las excavaciones es exhibidaen los reportes arqueológicos oficiales en estado “crudo”, y podrán ser discutidos por una diversidad de académicos externos, quienes enriquecerán el debate con distintas interpretaciones históricas. Sólo la ciencia puede derribar las doctrinas.

Es importante señalar que la Israel Antiquities Authority en más de una ocasión ha participado en disputas contra Elad a raíz de las controversias ya descritas. Sin embargo, de alguna u otra manera Elad se ha mantenido cargo de la Ciudad de David hasta hoy.La IAA cumple el rol de preservar el patrimonio arqueológico para el estudio científico mundial. No es necesario mencionar la urgente necesidad de este tipo de instituciones, en vista del daño incalculable perpetrado por el Estado Islámico en Siria y el irresponsable pillaje de manuscritos antiguos por los beduinos del desierto de Judea en los años 50, entre otras tristes historias. En general, las excavaciones en “territorios ocupados” están muy restringidas a instituciones israelíes, incluyendo la IAA.

Identificando al problema

Pensar en blanco y negro es la gran equivocación del BDS. Las personas que viven en un país no son responsables de lo que hace su gobierno. Los gobiernos muchas veces son manipulados por poderes fácticos o empresariales. De esta manera, instituciones estatales, organizaciones no-gubernamentales, comunidades religiosas, partidos políticos, universidades; cada cual tiene una voz distinta en esta guerra de ideas. Es cierto que en Gaza y Cisjordania ocurren excesos en materia de derechos humanos. Pero es sabido que también en Chile existen alianzas ideológicas e interdependencias económicas. De esta manera, la postura pro-palestina es un poder fáctico dentro de la izquierda política chilena, y por esto que organismos como la FECH se habla mucho de los derechos humanos en Palestina, pero mantiene silencio frente al régimen Assad en Siria o el manejo de la oposición en Venezuela. Sospecho que el movimiento BDS tiene sus propios conflictos de interés.

Israel actualmente tiene mucho que aportar al desarrollo humano, en materia artística, científica, en tecnología, ingeniería, salud, y en aspectos tan fundamentales para la vida y el planeta, como el tratamiento y renovación del agua. Ya mencioné cómo la arqueología puede ser usada para justificar o enmascarar operaciones políticas o apropiaciones de terreno. Pero puedo afirmar con toda certeza, de que todas las universidades israelíes -en particular la Universidad de Tel Aviv- enfocan sus estudios en perseguir la ciencia pura, sin intereses secundarios. En general, es la elite intelectual-académica de Israel la que se opone a la situación en territorios ocupados. Bloquear el flujo libre de ideas en este campo no logrará ningún objetivo; sólo dañará aún más la causa.

Los enemigos de la paz son los grupos ideológicos que manipulan la información y la política, vulnerando las libertades y derechos de quienes no piensan como ellos. Sea la ultra-derecha israelí, los judíos ultra-ortodoxos, ciertas congregaciones cristianas, los dictadores árabes, el islam radical, etc. Sólo el idioma de la erudición y la ciencia nos permitirá avanzar hacia un mejor presente y futuro en el planeta. Por esto, es que censurar a cualquier conferencista sólo por ser Israelí, me parece propio de los activistas anti-vacunas, de los que niegan el calentamiento global, y de los que “no creen” en la evolución.

*Víctor Toledo es médico cirujano de la Universidad de Chile y candidato a M.A. en Historia y Arqueología del Antiguo Oriente, Universidad de Tel Aviv.

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