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Opinión

29 de Agosto de 2017

Columna de Claudia Dides: Un triunfo, nuevas tareas. Las mujeres seguimos avanzando

"La segunda batalla será luchar para que la objeción de conciencia no sea el subterfugio que los sectores conservadores busquen para eludir el cumplimiento de la ley".

Claudia Dides C.
Claudia Dides C.
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Hoy celebramos el triunfo de la Ley de Aborto por tres causales. Las mujeres chilenas hemos ganado una gran batalla porque se nos reconozca el derecho a decidir, tan importante como cuando ganamos el derecho a votar. Sin embargo, para que esta ley sea realidad vendrán otras batallas que tendremos que conquistar. La derecha extrema y el integrismo religioso de este país seguirán jugándose para subvertir el significado de esta ley en los instrumentos que hay que crear para que se pueda llevar a la práctica.

Una primera batalla será el reglamento y normativas complementarias de la ley, cuyos contenidos son claves para preservar los objetivos buscados por la misma, para que el derecho que se nos ha reconocido pueda ser ejercido efectivamente.

La segunda batalla será luchar para que la objeción de conciencia no sea el subterfugio que los sectores conservadores busquen para eludir el cumplimiento de la ley, tal como lo trataron de hacer con la ley de la píldora del día después, donde aún tenemos municipios que con el pretexto de no tener abastecimientos aún se niegan a entregarla.

Tal como lo señalamos hace un mes en una declaración pública firmada por connotadas personalidades, el derecho a la objeción de conciencia establece que los profesionales de la salud tienen la legítima opción de ser objetores. No obstante, este derecho no puede implicar un daño a terceros ni vulnerar los derechos humanos concurrentes de otra persona. Además, la objeción de conciencia es siempre personal, opera expost, es decir, no hay objeciones previas generales y, por último, la debe probar quien la alega. La objeción de conciencia institucional no existe, solo puede ser ejercida por las personas. Y cualquier establecimiento de salud que recurra a tal argumento para negar la atención de salud de una mujer y que reciba recursos del Estado, no podrá seguir recibiéndolos.

Habrá también grandes desafíos para crear las condiciones que permitan la adecuada implementación de esta ley. Un desafío es la formación de los profesionales de la salud y los equipos multidisciplinarios en sus diversas funciones, como lo hemos recogido en la experiencia como Corporación Miles, capacitando a más de 400 personas en los últimos años a lo largo del país.

El segundo gran desafío es difundir la ley, darla a conocer a todas las mujeres de Chile, para que sepan cómo ejercer este derecho si así lo estiman necesario. Las mujeres deben conocer los reglamentos y procedimientos de manera que al tratar de ejercerla no sean engañadas por personas que traten de imponer sus convicciones y puntos de vistas manipulando el conocimiento de la ley. Miles también han venido desarrollando este trabajo en los últimos años recorriendo el país para entregar herramientas de empoderamiento a las mujeres.

En tercer lugar, habrá que asegurar un buen uso de los recursos públicos destinados a las
acciones de apoyo a las mujeres que lo requieran, exigiendo que sea el Estado que los use directamente, sin recurrir a mecanismos abiertos o encubiertos de tercerización de una responsabilidad pública tan transcendental.

Finalmente, teniendo en cuenta la obcecación y fanatismo con que algunos sectores altamente movilizados y con recursos para evitar que esta ley llegase a dictarse, es imperativo mantenerse alerta para que no existan intentos, mediante otras leyes o reformas constitucionales, que quieran subvertir o aplastar tan importante conquista de las mujeres chilenas. Tareas hay muchas, tendremos que hacerlas. Hoy, celebramos dignas y libres.

*Directora Corporación Miles

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