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Nacional

31 de Octubre de 2017

Tironi y el diálogo con el periodista que afirma: “Para juzgar a Bachelet hay que tener presente el país que recibió y el que deja”

"Ella volvió a La Moneda empujada por una fuerte efervescencia social, con las calles tomadas por los estudiantes y regiones enteras en estado de rebelión contra el gobierno. A esto se sumaba un profundo deterioro de la adhesión pública hacia el orden económico y constitucional, con una izquierda poderosa y radicalizada que invocaba el fin del modelo y una Asamblea Constituyente. ¿Qué queda de eso?: poco o nada. A excepción de La Araucanía, un conflicto que es de larga data, estos han sido años de paz social; paz conseguida, reforma tributaria mediante, sin estropear las cuentas fiscales", cita el sociólogo que le le dice su amigo periodista.

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Eugenio Tironi escribe una columna en El Mercurio en donde, sin nombrarlo, cita una conversación reciente -cerveza mediante- en la que una amigo periodista le dice por qué Bachelet deja un país mejor que el que recibió. Acá parte del texto.

“No los entiendo”, le plantea el periodista de entrada para afirmar que “Bachelet es aplaudida en todo el mundo y aquí la crucifican. ¿No se dan cuenta de que ella evitó que Chile siguiera la suerte de Brasil?”

Dice que Tironi que su interlocutor, al observar su cara de estupor ante tamaña afirmación, prosigue a ahondar en su tesis.

“Los escándalos por el financiamiento de la política, los negocios de personas ligadas al poder y la colusión empresarial podrían haber conducido a horadar en forma irremediable la fe en el sistema político y económico, y helos aquí, ad portas de reelegir a un empresario billonario Presidente de la República, en un proceso electoral que más parece escandinavo que latinoamericano”, sostiene.

El periodista, agrega Tironi, siguió con su porqué. Con el porqué de que la Presidenta, lejos de lo que algunos consideran, evitó que Chile llegara a transformarse en Brasil.

“Tuvo la sangre fría de tomarse una medicina ingrata, como fue la creación de la Comisión Engel, cuyas principales recomendaciones se volvieron proyectos de ley que fueron aprobados en tiempo récord en el Parlamento en virtud de la amenaza que se cernía sobre la clase política. Esto no revirtió totalmente el descrédito en las instituciones y las clases dirigentes, pero al menos contuvo la hemorragia y estimuló cambios importantes en el mundo político y empresarial. Nada parecido ha sucedido en Brasil, y por eso está donde está”, se explaya al rememorar la crisis que desató el financiamiento irregular de la política.

Acaso como para poner el contrapunto, Tironi dice que se detiene para recordarle que el crecimiento ha caído durante la actual administración, lo que ha generado como consecuencia que la gente esté corriendo hacia la opción de que vuelva Piñera.

“Para juzgar a Bachelet hay que tener presente el país que recibió y el que deja. Ella volvió a La Moneda empujada por una fuerte efervescencia social, con las calles tomadas por los estudiantes y regiones enteras en estado de rebelión contra el gobierno. A esto se sumaba un profundo deterioro de la adhesión pública hacia el orden económico y constitucional, con una izquierda poderosa y radicalizada que invocaba el fin del modelo y una Asamblea Constituyente. ¿Qué queda de eso?: poco o nada. A excepción de La Araucanía, un conflicto que es de larga data, estos han sido años de paz social; paz conseguida, reforma tributaria mediante, sin estropear las cuentas fiscales (…) Los seguidores de Bachelet quizás pierdan el 19 de noviembre, pero ella debiera estar orgullosa de haber desmantelado bombas de tiempo que amenazaban la estabilidad de Chile, reforzando la legitimidad del sistema político y económico”.

“Tuve muchas dudas de si exponer esta conversación. No faltarán lectores, pensé, que crean que es inventada; pero no, me dije luego: supongo que nadie me imputará tanta imaginación”, cierra Tironi.

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