Enclaustrado en su departamento en el Parque Forestal, ansiando hace años la esperada muerte, el Premio Nacional de Literatura y abogado Armando Uribe (84) ni se inmutó el día de la primera vuelta presidencial. Hace más de medio siglo que le importa un comino votar. Ni siquiera le interesa profundizar en quiénes son los candidatos. “No lo hago por un tema de flojera”, confiesa el último caballero que nos va quedando en Chile. Sin embargo, como lo hace acá, le gusta meter la cuchara siempre. Aunque después le terminen haciendo la cruz.
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