Columna de Paola Molina: Mi primer 14 de febrero

Ese día, entremedio del manguereo, la Domi me dice «oye, cacha pah llá». Me di vuelta y había una pareja de pololos dándose besos de grandes, besos con lengua; ella encima de él, acostados y meneándose con ropa. Miré a la Domi que ya había agarrado puesto en una banca y de piernas cruzadas sin disimular su calidad de espectadora, decía que la escena le daba una cosquillita en el chorongo.