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Opinión

29 de Mayo de 2019

Columna de Amador Sepúlveda: ¿Mueren de frío?

"Quienes compartimos con ellos sabemos, que podrían ofrecerles un palacio para alojar, y seguirían prefiriendo estar en su Albergue Víctor Jara, porque saben que al otro día pueden comprar sus pañuelitos desechables para vender, ahí a pocos minutos, o lavar vehículos y ventanas, o vender super 8 u otras golosinas, pero más importante, recorrer aquel barrio que les permite ahorrarse unos pesos y comer una comida caliente al menos por estos meses del año".

Amador Sepúlveda García
Amador Sepúlveda García
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Durante estas semanas hemos visto como las bajas temperaturas se tomaron las noches y amaneceres santiaguinos. Nuevamente, nos despierta una horrenda noticia, una persona en situación de calle habría fallecido por hipotermia en las intersecciones de Esmeralda y San Antonio, en pleno centro de Santiago.

Lo que no dicen los noticiarios es que el reconocido Albergue Masivo del Estadio Victor Jara, a diferencia de años anteriores, no funcionará como espacio de resguardo de las inclemencias del tiempo, del frío, y por sobretodo del abandono que viven miles de personas en las calles de la gran capital. Tampoco mencionan que el Plan Invierno 2019 no ha comenzado aún, y que precisamente, el Albergue Masivo del Estadio Víctor Jara era el primer dispositivo de emergencia en abrir sus puertas año a año en el mes de Mayo por el inicio de las bajas temperaturas.

En Chile, sobreviven 12.860 personas en situación de calle según el Registro de personas en Situación de Calle del Ministerio de Desarrollo Social de junio de 2018 , de ellas, un 42,6% se concentran en la región Metropolitana, un 11,2% en la región de Valparaíso, y un 9,7% en la región del Bío Bío. Desde el año 2012 el gobierno de Sebastián Piñera definió la apertura del Albergue masivo del Estadio Victor Jara, que tiene básicamente dos cualidades: Primero, ser un albergue masivo, ya que las dimensiones del recinto permiten recibir en períodos de emergencia (desde el año pasado código azul), sobre las 200 o 300 personas en el recinto (cuentan los antiguos monitores que incluso 500 personas pernoctaron en algunos inviernos); en segundo lugar, el Albergue Masivo del Estadio Victor Jara, es un albergue de emergencia, lo que significa que el trabajo de reinserción y apoyo a los albergados no es la prioridad, sino que simplemente, y no menos importante, resguardar a los albergados del frío, la lluvia e inclusive la nieve que ha caído los últimos años en la capital.

Nuestro enfoque era impedir que murieran de frío en las calles, así de crudo y así de sencillo. En esa misma línea, el Albergue Masivo del Estadio Víctor Jara, contaba con características distintas a otros espacios; si bien no se permitía el consumo de alcohol o drogas en el recinto, no eran pocas las personas que llegaban con consumo. Y ahí se les atendía con el cariño y comprensión, considerando todas las prestaciones que estipula el plan: una ducha caliente, un plato de comida, una cama donde dormir cómodamente y un techo que les protege. Parecen servicios elementales, pero muy relevantes para quienes se encuentran en el segmento de personas que poco y nada pueden acceder a políticas públicas de reinserción y rehabilitación: Los drogadictos, los alcohólicos, personas con movilidad reducida, adultos mayores, básicamente los desechados y despreciados de diversos lugares llegaban al albergue durante el invierno. Sus vidas dependían de ello.

Por otra parte, la ubicación geográfica del albergue – pleno centro de Santiago – otorgaba una serie de beneficios adicionales a nuestros “usuarios” como les llamamos a los albergados. Por ejemplo, los adultos mayores, en su mayoría con problemas de alcoholismo y movilidad reducida, podían acceder a la denominada “ruta de la cuchara”, que se encuentra en el centro de Santiago y les permite comer más de una comida al día y hacer más llevadera su situación de abandono. Por su lado, no eran pocos los trabajadores que sobreviven gracias al comercio ambulante, o las labores en la Vega Central o el Mercado Lo Valledor, donde encuentran trabajo y oportunidades que el sistema regular de empleo no les otorga, por sus adicciones, por sus penas y frustraciones, por su edad, por su abandono.

Todo esto, se articulaba entorno al Albergue Masivo del Estadio Víctor Jara, muchas historias de vida; una cruda y oculta realidad del abandono y vulnerabilidad que viven nuestros ancianos. Sus pocas posibilidades de subsistir en un mundo que les ha quitado todo, dependían cada invierno de este sitio. Su posibilidad de comer, de trabajar, de pasar las frías noches estaban ahí.

Quienes compartimos con ellos sabemos, que podrían ofrecerles un palacio para alojar, y seguirían prefiriendo estar en su Albergue Víctor Jara, porque saben que al otro día pueden comprar sus pañuelitos desechables para vender, ahí a pocos minutos, o lavar vehículos y ventanas, o vender super 8 u otras golosinas, pero más importante, recorrer aquel barrio que les permite ahorrarse unos pesos y comer una comida caliente al menos por estos meses del año.

Todo lo anterior acabó con la inexplicable decisión del Ministerio de Desarrollo Social, de no reanudar el albergue masivo para este año 2019. ¿Quizás se hubiese salvado una vida? Nunca lo sabremos. El asunto aquí es cómo desarrollamos políticas públicas que RESUELVAN el problema. ¿el albergue masivo lo resuelve? De ninguna manera, y eso lo sabemos, su foco es mantener con vida a aquellos que no tienen otra posibilidad. Articulemos un plan, entonces, que nos permita que año a año se pueda disminuir el número de personas en situación de calle, que el Albergue Masivo del Estadio Victor Jara se vuelva innecesario, pero para ello faltan decisiones tajantes, decisiones potentes, compromiso y decisión.

Necesitamos que el Albergue Víctor Jara desaparezca, en eso estamos de acuerdo, para ello necesitamos planes de reinserción para adultos y adultos mayores, construir casas de acogida para los más desvalidos y que se encuentran inhabilitados y en condición de movilidad reducida. Donde los más jóvenes puedan tratar sus adicciones, pero por sobretodo sus miedos y salir del círculo de violencia que significa vivir en la calle. Necesitamos planes laborales, porque ser vendedor ambulante no es una opción, tampoco mendigar monedas en las calles, esto es una condición propia de la ausencia de reinserción social que existe en las cárceles (muchos son ex presidiarios), y espacios que permitan a nuestros abuelos pasar sus últimos años aportando a la sociedad y en condiciones de dignidad mínimas. El gobierno se equivocó, y eso está costando vidas. Podemos enmendar el camino, las instituciones y expertos en la materia cuentan con las capacidades para desarrollar un plan que termine con este círculo de abandono.

Hoy vemos nuevamente un muerto en las noticias, murió de frío dicen los noticiarios, yo les digo: la gente en situación de calle no muere de frío, muere de abandono.

Amador Sepúlveda García
Monitor Albergue Masivo Estadio Víctor Jara
Militante Convergencia Social

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