Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Entrevistas

30 de Mayo de 2019

Melina Montes, lideresa y directora de Bajos de Mena TeVé: “Tenemos que criar niños para vivir mejor, no carne de prisión”

Llegó el año 1997 a Bajos de Mena, en Puente Alto, después de vivir en la calle con sus hijos. Hoy es un referente comunitario no sólo por crear Bajos de Mena TeVé, sino también por su tesón, pasión y chispeza. Sus seguidores le escriben a su teléfono, la invitan a tomar once, la colman de atenciones cuando va a la feria e incluso la llaman presos desde la cárcel. Fuera de serie, Melina ha construido un medio que conecta con los vecinos en su diario vivir y a la vez lucha contra la estigmatización de su barrio, cría a sus niños y trabaja como cuidadora de un anciano. Acá, la historia de la reportera y mujer estrella de Puente Alto.

Por

La primera vez que Melina Montes apareció en los medios de comunicación masivos fue, paradójicamente, por una balacera donde se encontraba transmitiendo para Bajos de Mena TeVé. El registro fue ampliamente difundido en redes sociales y ella fue rostro de varios portales de noticias, además de ser invitada a conversar al aire con el panel del matinal ‘Bienvenidos’ de Canal 13. “Es una realidad de todos los barrios populares”, sentenció aquella vez.

Melina es la directora de Bajos de Mena TeVé, un medio comunitario que nace en un lugar tristemente célebre por las casas Copeva y que se ubica en los estertores de Puente Alto, en un cajón entre Santa Rosa, Avenida Eyzaguirre y el Acceso Sur a Santiago de la Ruta del Maipo, construido sobre un vertedero en la década de los ’90 y que en su momento se denominó el gueto más grande del país, con departamentos de 42 m2 que se construyeron hasta el 2010. Bajos de Mena, alejado de todo tipo de servicios, cobró notoriedad en la prensa asociado al narcotráfico y la delincuencia. Hoy viven aproximadamente 140 mil habitantes, lo mismo que en Providencia, pero en un territorio 23 veces más pequeño.

“Adelante, pasen, están en su casa ¿Qué quieren tomar?”, ofrece atenta en el segundo piso de unos locales comerciales de la Avenida Eyzaguirre, a unas cuadras de la Plaza de Puente Alto. Ahí está ubicado Bajos de Mena TeVé, un espacio donde ella y un equipo de vecinos tomaron las riendas del proyecto que contempla videos en distintas redes sociales y una radio comunal.

“Llevo 21 años en Bajos de Mena. Llegué a vivir a El Volcán, de ahí empezaron a demoler los departamentos porque estaban mal hechos, me entregaron una plata y me compré una casa en Cerro Morado, donde estuve un año y me dijeron que iban a demoler también, pero lo defendimos con uñas y dientes”, afirma.

“La Fundación Mafi estaba presentando un proyecto de televisión online… Al principio lo agarramos para el chiste y algunos no entendieron bien de qué se trataba hasta cuando quedamos diez personas y tuvimos una inducción de cosas básicas: cómo grabar, qué era un medio plano, plano general y esas cosas… Fue súper entretenido. A todos nos gustó, pero se hizo el lanzamiento y ahí murió”, recuerda Melina, que a poco andar se hizo cargo del proyecto, autogestionándolo.

Hoy su canal de YouTube tiene más de 500 suscriptores, pero en Facebook es donde más repercusión alcanza; la facilidad de la transmisión en vivo de esa plataforma ha permitido que Bajos de Mena TeVé tenga un alcance que supera los siete mil seguidores y realice periódicamente enlaces de eventos comunales donde Melina se desenvuelve como pez en el agua con el micrófono. “Muy buenos días mis amores, mis queridos vecinos, mis queridos amigos”, es el sello con el que suele abrir sus transmisiones. “Lo que más rescato de todo esto es cuando salía con todos mis cabros a reportear y en el trayecto de llegar a hacer una nota lo pasamos súper bien y estábamos juntitos, tirándonos tallas y acompañándonos”, sentencia.

Como si fuera poco, el proyecto cuenta con la Radio 7 y un espacio llamado La Vitrina de Melina, que es una plataforma publicitaria. “Queríamos dejar de salir en los medios como zona roja donde solo éramos el lugar de las balaceras. Aquí también hay gente que estudió, que trabaja y va a Santiago a hacer sus cosas. Hay gente que quiere hermosear esto y eso no salía en ningún lado”, añade Melina. Para eso no solo bastaron las ganas: las empresas proveedoras de internet no cableaban en el lugar por los robos y la conexión a la que podían acceder era lenta y cara. Un proyecto entre los dirigentes vecinales y la municipalidad permitió que en la gran mayoría del barrio llegara internet a través de fibra óptica, en una instalación que realizaron en el Cerro Las Cabras. Aquello fue clave para que la gente pudiera acceder a sus contenidos.

¿Qué opinión tienes de los medios? ¿Qué consumías tú y la gente antes de crear Bajos de Mena TeVé?
-Básicamente televisión. Ahí siempre ha estado ese estigma sobre nosotros, metiéndonos a todos en el mismo saco. Todo era información distante y alejada de nuestra realidad, por eso creamos la plataforma.

¿Qué has aprendido dirigiendo un medio?
-Me di cuenta que el micrófono tiene poder y eso lo tenemos que saber ocupar, sobre todo en el bienestar de nuestro sector, de nuestros vecinos y para cambiar la cara del lugar donde vivimos. Desde que partimos fueron llegando más integrantes y armamos una cooperativa de las comunicaciones. Eso fue hace tres años.

¿En qué momento te diste cuenta del “poder del micrófono”, que mencionas?
-Cuando llegábamos a la oficina de una autoridad y ya no teníamos que ir a pedir hora ni audiencia o estar horas afuera esperando. Ahí nos recibían y nos preguntaban “¿qué necesita?”. Ahí me dije que esto hay que ocuparlo bien y fui consciente del poder que comenzamos a adquirir. Yo quiero que el día de mañana mis nietos tengan un sector hermoso, bonito y tranquilo donde vivir. Ahora no tengo nietos, pero estoy trabajando para cuando ellos lleguen.

¿Qué has descubierto de ti en este proceso?
-No sé si descubrí algo en mí porque creo que siempre he sido igual. Pero sí me sorprende el cariño de la gente. A veces me emociona mucho ir a la feria y que la gente se acerque y que me abrace casi como si viniera de otro planeta. Eso me emociona y me encanta. No piden autógrafos porque eso está obsoleto, pero sí las selfis o que les mande un saludo al tío de Arica o a la mamá que está de vacaciones en Concepción. Y quiere el saludo de la Melina… ¡imagínate!

Qué lindo.
-Gente que ha sido abuela me cuenta su historia e incluso me ha pedido que vaya a darle la bendición a la guagua. A veces no sé si merezco ese cariño que me entregan. Yo voy a todos los lugares donde me invitan y ya ves que tengo unos buenos kilos de más (risas). Nosotros demostramos así el cariño: con el tecito, con el pan, con la sopaipilla… Con decirte que yo celebro mi cumpleaños un mes: todo abril tomando once en distintas casas. Para mí la amistad, y en esto soy medio antigua, no tiene que quedar solo en Facebook, en una amistad virtual. Yo soy más de piel, entonces voy a las casas de la gente que nos sigue, tomamos tecito, me conversan y me cuentan de su éxito de familia, que sus hijos se recibieron de profesionales o que una niña quedó embarazada a los 13 años. Todas esas historias. Me encantan que me abran las puertas y las historias de su vida. Son casos que te hacen reflexionar.

¿En qué sentido?
-De repente le doy gracias a Dios porque uno dice pucha tengo este problema, pero cuando escucho los problemas de los demás agradezco por la vida que tengo. Son cosas terribles. Pero eso también te hace pensar que a pesar de las trabas que les ha puesto la vida han sabido salir adelante. Hace poco un señor que vendía en un triciclo apareció en un tremendo auto. Yo no lo reconocí al comienzo y después me di cuenta… Cuando conozco estas historias me lleno de orgullo y me encanta tener estos vecinos que demuestran que le pueden doblar la mano al destino, que si bien fueron tremendamente pobres, con harto trabajo, pucha que han sabido ocupar su mente y su inteligencia.

Pasas a ser sicóloga también…
-Hace poco me encontré con una señora que me abrazó en la feria y me causó mucha curiosidad. Yo sentí una pena en ella y la abracé hasta que me empezó a soltar. Me miraba muy emocionada hasta que me dice “yo soy tal persona, ¿se acuerda cuando usted estuvo hasta las 4 de la mañana hablando conmigo? Yo me iba a ahorcar y usted me salvó la vida”. Ahí recién me acordé de ella. La había dejado el marido con sus hijos y me di el tiempo de escucharla, de hablarle y contarle mi experiencia también. Yo quedé abandonada con una guaguita de nueve meses y un cabro de cinco años y otra de ocho. Y por todas esas vivencias que pasé en un momento, yo también me quise suicidar. Desde mi experiencia les voy contando. Me tienes que preguntar qué no he vivido; aparte de quedar sola y llegar del sur a vivir en la calle con mis cabros a dormir en una banca de una plaza tapada con nailon. Llegar a una casa después y dormir en el suelo porque no tenía nada, salir a vender bebidas y helados, limpiar parabrisas, hacer aseo, llegar a ser asistente dental… he ayudado en las salas a cuidar a los niños y así. He hecho de todo. Soy garzona también. Todas esas experiencias han sido aprendizajes y las he absorbido con lo positivo. Así es como doy consejos cuando me preguntan, cuando escucho un problema.

Desde tu historia…
-Sí, no fue fácil. No fue fácil quedar sola de la noche a la mañana, a los 22 años, y que mi hijo me dijera “mamá, tengo hambre” y que yo le respondiera “vamos a soñar que hoy día comemos”, porque no tenía ni uno. Entonces yo me puedo poner en los zapatos de esa señora que la abandonó el marido y que no tiene ni una cucharada de leche para darle a su guagua. Me siento con la responsabilidad de contar mi experiencia y darle la fuerza para que no cometiera la tragedia de haberse suicidado con sus niñitos y para que siga adelante. Ir contándole qué puede hacer… no sé amiga, pinta piedras y sale a vender, pero no te quedes sentada ahí porque nadie te va a venir a dejar la comida, sal a buscarla.

PODEROSA

Eres una mujer poderosa, algo que una parte de la sociedad parece estar descubriendo en muchos otros ámbitos.
-Sí, pero yo creo que la mujer siempre tuvo ese rol protagónico porque es el pilar de todo. O sea, quien les enseña a los niños los valores, a caminar, el respeto, todo, esas somos las mamás. La mujer es la que se queda en la casa. Y hoy no solo ahí, porque además de hacer todo eso la mujer sale a trabajar. Es la que trae el sustento para la casa, pero igual está pendiente para los niños. Es muy difícil dejar los chiquillos solos y salir a buscar la plata. Es muy difícil estar desde afuera, porque la mayoría de las mujeres salimos de Bajos de Mena a trabajar y estar desde ese lugar manejando todo. “Que no estés en la esquina, que no te juntes con los patos malos, que la hora, si fuiste al colegio, si hiciste la tarea” y así. Todo eso, estar manejándolo desde fuera de la comuna, es muy difícil.

Los padres se tienen que multiplicar.
-La reflexión que yo hago es llamar a todas las mujeres, no solo a las de Bajos de Mena, sino que a las de todo el país, es a que sigan aperrando como lo hacen. Tenemos que criar y crear niños para la sociedad, niños para vivir mejor, no carne de prisión. Ese siempre es mi llamado: no criemos carne de prisión. Intentemos que si esto va a cambiar sea desde la casa, desde nuestros niños. Ellos son el futuro. Y si no les vamos a enseñar buena educación en la casa entonces qué queda. Mi reflexión también apunta a que la persona que se fue por mal camino no es porque un día despertó y dijo ya, voy a ser malo. Siempre influye muchísimo la enseñanza, lo pendiente que uno está de las personas… siempre les digo eso a las mamás: no despreocupen a los niños. Denle consejos, escúchenlos, dejen de ver la teleserie y siéntense un segundo con ellos. ¿Qué quiere? ¿Qué necesita? Aunque sea una tontera, pero dale la atención que él necesita para que no salga a buscar esa atención a otro lugar… En la esquina, con los cabros, e irse por el lado malo.

TELE CUADRADA Y FICTICIA

¿Cómo fue llegar a la televisión cuando fuiste invitada a ‘Bienvenidos’?
-A los matinales los encuentro fríos, es algo tan cuadrado y ficticio. Me gusta más la conversación espontánea, donde no tenemos que seguir un guión ni una pauta ni que nadie me esté haciendo muecas por atrás de qué debo decir o cómo debo moverme. La espontaneidad tiene más llegada con la gente. Lo otro es el físico. Yo digo por qué todas tienen que ser tan flacas, tan regias. Está bien que sean flacas y se cuiden, pero ¿por qué no puede haber una persona con unos rollitos demás? ¿No puede hacer la misma pega de ellos? Entonces eso me choca un poco. Pero volviendo a la pregunta, ese sistema que hay con las comunicadoras es muy frío. Siento que es muy cuadrado porque apagan las cámaras y ahí te encuentras a otra persona. No es la misma con la que estabas hablando con las cámaras prendidas.

Hay como una puesta en escena…
Ese doble estándar no me agrada mucho. ¿Sabes con quién me pasó lo contrario? Con la doctora Cordero… Vieja simpática. Digo vieja con mucho cariño. Es la misma señora en todo momento. Así como nos encontramos con otras sorpresas, de gente que era un personaje solamente. Pesadísimos. Me llevé muy mala impresión de eso. Entonces cuando veo el matinal y con la experiencia de haber estado ahí me desencanta todavía más. Ya sé que ese es un formato pauteado.

CUIDADORA

“Trabajo cuidando al papá de Paulina Nin de Cardona, que este año cumple 91 años. Don Sergio. Hay que tener mucha paciencia para cuidar una persona de la tercera edad. Don Sergio, y no solo él, sino que todos los adultos mayores tienen sus ideas pegadas en su cabeza y a él le gusta el pantalón de un color con el calcetín de un color y la camisa de un color. O le gusta caminar por este lado de la vereda porque la de allá sencillamente no le gusta y hay que llevarle el amén no más. Para qué te vas a poner a pelear. Si él me dice está oscuro le digo que está oscuro. Pero lo pasamos muy bien los dos”, cuenta Melina sobre el trabajo que desempeña hace 18 años.

Muchísimo tiempo junto a él.
-Me entretengo harto. Me sé su vida completa. Me ha contado todas sus historias, algunas que me las ha repetido 15 mil veces pero cada vez le pone una palabrita extra y cada vez que lo hace la historia se vuelve más entretenida. Lo quiero mucho. Pasamos a ser más que la nana y el empleador. Somos familia. Él se viene a mi casa los fines de semana. Mis hijos no conocieron a su papá porque no se hizo presente, a los abuelos tampoco, entonces para ellos don Sergio es como su abuelo, su tata. Lo regalonean, lo quieren, lo funden. Él llega allá, se acuesta y los niños corren con el desayuno, con el almuerzo y si él no quiere mover un dedo y si le tienen que mover la mandíbula, se la mueven para que coma. Como tienen carencia de eso don Sergio es un rey cuando va el fin de semana. Además ellos han crecido viéndolo.

¿Cómo creció tu amistad con él?
Un día se sentó y me preguntó si tenía hijos, hasta ahí éramos la nana y el empleador, pero empezamos a conversar. Luego todas las horas de almuerzo me invitaba a sentarme con él a la mesa y conversábamos un poquito. Él contándome en lo que estaba, yo contándole de mi casa y él no podía entender cómo vivía en un edificio sin pagar gastos comunes, sin pagar conserje, tú vives en la gloria, Melina, me decía. Hasta que me lo traje para acá.

¿Y cómo fue su reacción?
-Cuando llegó acá a Bajos de Mena se quería morir. En su vida había visto algo así, fue súper impactante para él. Y además fue doble la impresión, porque no me lo traje en el auto. Le dije: “¿Usted quiere vivir lo que yo vivo cuando vengo para acá? Ya, vamos a hacer el recorrido que yo hago”. Así que me lo traje en la micro y esperamos la cola para subir después todo achoclonados. Desde ahí me dijo que no entraba nunca más a trabajar a las 8 de la mañana, que empezara a llegar a las 10. En ese tiempo estaba todo poblado y todavía no demolían, entonces eran unos cerros de basura, 30 mil perros ladrando, mi vecina poniendo la música a todo chancho y me decía que no lo podía creer. Pero aun así le gusta venirse para acá, aquí siente otro cariño.

CLUB DE FAN

“Dentro de eso, y con todos los contactos que me ha dado Bajos de Mena TeVé he ido haciendo una red donde si alguien necesita tal cosa yo trato de ayudar. Construyendo trabajos o si alguien necesita una persona que atienda su almacén, por ejemplo. Ellos me van avisando y así voy haciendo conexiones para dar trabajo y ayudar a esas mamitas que quedan solas… Muchos hombres se van. También hoy se está viendo que los hombres quedan con sus niñitos y las mujeres se van. Pero la gran mayoría son mujeres que quedan abandonadas con sus cabros y pucha que es difícil salir a trabajar con cabros chicos. Es terrible”, relata Melina.

¿Dónde más te sigue la gente?
-Otro caso son las personas privadas de libertad. Me comunico mucho con ellas. Hubo un minuto que los números se pierden por los allanamientos y se llevan los teléfonos. Pero ellos tenían un fans club de Melina y me mandaban fotos… A veces colgando de las rejas con las poleras dando vueltas y así. Esa amistad que creamos, aunque parezca raro, es algo que me llena. A veces me decían “yo vivo en tal calle con esta intersección y llevo 15 años aquí. ¿Me puede mostrar cómo está la calle?”. Y yo voy y le muestro en vivo por fotos y videos. Así los hago estar cerca de lo que está pasando con su sector.

¿Te has juntado con alguno que haya salido en libertad?
-Hace dos semana salió uno y nos vamos a juntar la próxima semana para conocernos. Hace más de un mes salió otro, un amigo de Colina, y le conseguí trabajo en una constructora. A este joven que salió hace dos semanas lo aconsejé y terminó armando su carrito de sopaipillas y ahora está vendiendo en vez de salir a delinquir. Estos contactos, estos puentes, estos lazos que voy creando no son para mí. Mi hija es profesora y hace clases en un colegio ahí mismo en Bajos de Mena, el del medio está estudiando sonido y la otra chica va a salir de cuarto medio… entonces todo lo que yo pueda conseguir es para mi gente, para mis vecinos, para cambiarle la cara a Bajos de Mena.

Revisa la entrevista completa a continuación:

Notas relacionadas