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Opinión

24 de Julio de 2019

[EN LA B] Columna de Cristián Arcos: Lágrimas en el cielo

En un nuevo capítulo de En La B repasamos la tragedia del Chapecoense en su viaje a Colombia para disputar la final de la Copa Sudamericana 2016 ante Atlético Nacional, el que fue uno más de los accidentes que han enlutado al deporte rey a lo largo de los años.

Cristián Arcos
Cristián Arcos
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En le década del 40 el mejor equipo de Europa era el Torino de Italia. Antes de la Champions, el conjunto era conocido en toda Europa como Il Grande Torino merced a los cinco Scudettos consecutivos que obtuvo en el Calcio. Hasta el 4 de mayo de 1949 cuando sobrevino la catástrofe. El plantel estaba a punto de aterrizar tras jugar un amistoso en Portugal contra el Benfica. Un repentino cambio del viento, un error de cálculo del piloto, una serie de desventuras, provocaron la catástrofe. El avión colisionó contra la Basílica de Superga, en una colina cercana a Turín. No hubo sobrevivientes. Murieron todos los jugadores, cuerpo técnico, dirigentes, periodistas y personal de la aerolínea. El golpe fue tan sensible que cambió para siempre la forma de jugar en Italia. El Torino era la base de la selección que jugaría el Mundial de Brasil 1950. Con poco tiempo para armar un nuevo plantel, el técnico Ferruccio Novo decidió convocar a un equipo de jóvenes, mucho más pragmático, lejos del lirismo y fútbol total que mostraban los mártires del Torino. Sin querer, nacía el Catenaccio, el sistema de juego defensivo, físico, táctico que hasta hoy domina en la Azzurra. La selección italiana viajó a Brasil en 1950, pero en barco.

En 1958 el Manchester United era el equipo sensación del Viejo Mundo. El técnico MattBusby había conformado un plantel joven solo con futbolistas provenientes de las inferiores del club. Habían clasificado a las semifinales de la Champions tras superar al Estrella Roja de Belgrado. El vuelo que los llevaba de vuelta a Inglaterra hizo escala en Munich, Alemania. Al despegar vino la tragedia. El mal tiempo, una nevazón colosal provocaron un accidente donde murieron 23 personas. Siete de ellos era jugadores de Los Diablos Rojos. Entre ellos estaba Duncan Edwards, quien a los 21 años era considerado el gran proyecto del club, el mejor futbolista joven de Europa. Entre las llamas lograron rescatar a un joven de 18 años, llamado Bobby Charlton, quien se convertiría en el mejor jugador inglés de todos los tiempos, campeón del mundo en 1966 y campeón de Europa, con el mismo Manchester United, el mismo entrenador, justo diez años después de la tragedia.

En la década del 40 el mejor equipo de Europa era el Torino de Italia. Antes de la Champions, el conjunto era conocido en toda Europa como Il Grande Torino merced a los cinco Scudettos consecutivos que obtuvo en el Calcio. Hasta el 4 de mayo de 1949 cuando sobrevino la catástrofe. El plantel estaba a punto de aterrizar tras jugar un amistoso en Portugal contra el Benfica. Un repentino cambio del viento, un error de cálculo del piloto, una serie de desventuras, provocaron la catástrofe. El avión colisionó contra la Basílica de Superga, en una colina cercana a Turín. No hubo sobrevivientes. Murieron todos los jugadores, cuerpo técnico, dirigentes, periodistas y personal de la aerolínea. El golpe fue tan sensible que cambió para siempre la forma de jugar en Italia. El Torino era la base de la selección que jugaría el Mundial de Brasil 1950. Con poco tiempo para armar un nuevo plantel, el técnico Ferruccio Novo decidió convocar a un equipo de jóvenes, mucho más pragmático, lejos del lirismo y fútbol total que mostraban los mártires del Torino. Sin querer, nacía el Catenaccio, el sistema de juego defensivo, físico, táctico que hasta hoy domina en la Azzurra. La selección italiana viajó a Brasil en 1950, pero en barco.

En 1958 el Manchester United era el equipo sensación del Viejo Mundo. El técnico MattBusby había conformado un plantel joven solo con futbolistas provenientes de las inferiores del club. Habían clasificado a las semifinales de la Champions tras superar al Estrella Roja de Belgrado. El vuelo que los llevaba de vuelta a Inglaterra hizo escala en Munich, Alemania. Al despegar vino la tragedia. El mal tiempo, una nevazón colosal provocaron un accidente donde murieron 23 personas. Siete de ellos era jugadores de Los Diablos Rojos. Entre ellos estaba Duncan Edwards, quien a los 21 años era considerado el gran proyecto del club, el mejor futbolista joven de Europa. Entre las llamas lograron rescatar a un joven de 18 años, llamado Bobby Charlton, quien se convertiría en el mejor jugador inglés de todos los tiempos, campeón del mundo en 1966 y campeón de Europa, con el mismo Manchester United, el mismo entrenador, justo diez años después de la tragedia.

Aún está fresca en la memoria el recuerdo del Chapecoense como una de las tragedias más dolorosas que recuerda el fútbol mundial. Un equipo pequeño, modesto, que derribó gigantes hasta llegar a la final de la Copa Sudamericana. Un accidente cuando se trasladaban a jugar el duelo de ida acabó con la vida de 71 personas, entre ellas casi toda la plantilla del equipo. Se salvaron milagrosamente tres jugadores. Murieron además directivos, hinchas, cuerpo técnico y enviados especiales de diferentes medios de comunicación.

Son accidentes, catástrofes puntuales, excepciones. Quizás por eso su recuerdo sigue siendo tan doloroso como inolvidable.

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