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Reportajes

28 de Agosto de 2019

¿Cómo morimos en Santiago?

Emilia Rothen

¿Es la muerte algo democrático que nos llega a todos por igual? Las últimas cifras de mortalidad publicadas por el INE apuntan a una desigualdad casi imperceptible, pero que existe y que divide a la ciudad entre comunas del nororiente y las demás.

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El INE, en su informe “Panorama de la mortalidad y mapas de calor sobre defunciones”, con fecha 2016, identifica cuatro principales causas en las muertes en Chile: cardiovasculares, pulmonares, tumores y las llamadas causas de morbilidad (que aplican a todo lo que proviene del exterior del cuerpo, como por ejemplo, accidentes o asesinatos). Mediante a una serie de gráficos de calor, se puede evidenciar una clara diferencia en cómo y cuándo mueren las personas en distintas comunas de Chile.

¿Cómo?

Pedro Aguirre Cerda y La Cisterna son las dos comunas en las que se registran más muertes relacionadas con condiciones del sistema respiratorio. Si hablamos de enfermedades cardiovasculares, Independencia, nuevamente La Cisterna, Providencia, La Granja y La Reina, son las que más muertes registran. Los tumores se desplazan de manera evidente hacia el sector oriente de la ciudad. Por lejos, Las Condes y Vitacura superan los números registrados en las otras comunas, sobre todo las del poniente y sur de la ciudad. “No todos llegan a la edad suficiente para padecer cáncer”, comenta Nelly Baeza, vicepresidenta de la Sociedad Chilena de Salubridad.

En la cuarta categoría, que con propósitos de síntesis vamos a llamar morbilidad, es la que menos mata, pero la que más marca tendencias hacía el surponiente del mapa de Santiago. Por ejemplo, en el caso de Vitacura y Lo Barnechea, las estadísticas relacionadas con este tipo de muertes son tan bajas que ni siquiera aparecen en los mapas del INE. Dentro de las comunas con índices más altos en esta categoría están El Bosque, Pudahuel, Cerro Navia, Renca, el sector norte de San Bernardo, San Ramón y La Granja.


¿Cuándo?

Las personas bajo cuarenta años que fallecieron en 2016, en total representaron a menos del 10% y los menores de 19 años, fueron menos que el 3%.

La comuna en la que mueren menos niños y adolescentes, entre 0 y 19 años, es por lejos Vitacura. Nuevamente, sus datos son tan reducidos que ni siquiera salen marcados en el mapa; es la única que no tiene marcas. Las comunas con más niños fallecidos son Puente Alto, El Bosque, la parte norte de San Bernardo, Santiago Centro, Pudahuel, Cerro Navia, Renca, San Miguel, algunos sectores de Recoleta, Independencia y Conchalí. Las Condes, tiene más muertes que comunas como La Reina o Peñalolén, pero aun así es mucho menos que el promedio.

Si pensamos en las personas mayores de 60 años, evidentemente el mapa comienza a iluminarse con colores, pero solamente en algunas comunas, estas luces siguen ahí cuando pasamos a la categoría sobre los 80 años. Las que muestran datos más evidentes son Las Condes, Vitacura, Providencia y parte de Santiago Centro.

Imagen: Captura

Cuando un niño nace en Chile, su esperanza de vida es de 79,52 años. Uno de los números más altos de la región; pero no es un dato del todo específico. Para encontrar estos datos separados por comuna hay que retroceder hasta el año 2013, el último en el que se tienen reportes públicos sobre la esperanza de vida dividida de acuerdo a edad, sexo, y comuna. Las cinco comunas santiaguinas en las que la edad de esperanza de vida es más baja, son La Pintana, Cerro Navia, Calera de Tango, Puente Alto y Huechuraba. No sorprende que entre las más altas se encuentren Vitacura, Santiago, Ñuñoa, Providencia, Lo Barnechea y Las Condes. Lo que sí sorprende es la diferencia de edad, que en su caso más extremo tiene una separación de más de 10 años.


Nelly, las cifras que conocemos del INE, tanto respecto las causas de muerte como la esperanza de vida de los chilenos en Santiago, presenta varias disparidades. ¿Por qué sucede esto?

-Es un largo recorrido que nos lleva a la situación actual. El año 68 hubo una convención global de la Organización Mundial de la Salud, que reconoció que la forma en la que las personas tenemos que enfrentar nuestro estado de salud es a través de la atención primaria. Teníamos que tener un médico de cabecera, un equipo que se dedica a cuidarte desde antes de la concepción hasta que eres mayor y anciano. Entonces, nuestro país, con grandes personas, entre ellos el que fue nuestro presidente médico, el doctor Salvador Allende, trabajaron por establecer en nuestro país el Sistema Nacional de Salud, el SNS en esa época. Antes de esto, el sistema era muy disgregado, el sistema sanitario estaba separado en los privados, y las cajas de empleados públicos. Entonces las personas que no tenían un trabajo estable o empleador, las atendía el Estado a través de la beneficencia. Había muchos hospitales, la gran mayoría eran de congregaciones religiosas y no eran profesionales en esa época.

Así, se empezó a organizar en nuestro país -somos uno de los pioneros en el mundo- esta atención primaria de salud. Entonces, el por qué en unos lugares las personas se enferman más o algunas están más sanas, durante los 70 se estudió y durante los 80-90 surgieron nuevas teorías que tienen que ver con los determinantes de la salud. Y que tienen que ver con que, con el pasar de los años y el ingreso de los privados, en Chile la salud se convirtió en algo que se puede transar y comprar, cuando en realidad, debiera consignarse como un derecho realmente, que en nuestro país no está.

No está garantizado.

-No está garantizado. En el artículo, si mi memoria recuerda bien es el octavo o noveno, que nos garantiza nuestra Constitución el acceso a salud. O sea, que tú puedas comprar tu atención a través de un seguro y no como era antes.

Claro, se produce esta desigualdad, por ejemplo, en la mortalidad infantil..

-En la esperanza de vida, -según los datos que estamos revisando-, hay hasta diez años de diferencia, entre vivir en la misma Región Metropolitana, pero separada por unos 20 kilómetros nada más. Entonces, ¿qué es lo que hace distinto que en Vitacura la esperanza de vida sea 89 años, incluso 90 para las mujeres, versus las personas de Cerro Navia que tienen entre 74 y 80?

Yo trabajé por muchos años y vivo en Puente Alto, entonces conozco esta realidad. Existe un hospital de alta complejidad, dos de mediana complejidad y uno en vías de existir, para un millón y medio de habitantes. No teníamos hasta hace muy poco ninguna clínica en el sector sur. Todavía, las personas que viven en Buin o Paine, no tienen otro acceso más que el servicio de salud público.

Imagen: Captura

Talagante también es una comuna que aparece con baja esperanza de vida en comparación…

-Entonces, la atención sanitaria, que era esto que yo estaba explicando que es el tercer pilar que hace que una persona viva más o menos, es relevante. Entonces, en la planificación que se tiene de qué hospital hacer, dónde hacerlo primero, no tiene que ver con salir en la televisión con el sistema atendiendo en camillas, que ha sido el eterno tema del hospital San José, que se construyó uno nuevo y, a pesar de eso, por un problema de gestión interna y cultura organizacional -desde mi perspectiva- ha fracasado tantos años la atención sanitaria en el área norte. Sin embargo, ellos no tienen la presión del área occidente y sur donde vive la mayor cantidad de santiaguinos o de las personas que viven en la región Metropolitana, porque hay que recordar que Pirque, San José de Maipo, Puente Alto, son otra provincia santiaguina; la provincia Cordillera y Buin, Paine. Talagante es la provincia del Maipo. Entonces, no todos somos santiaguinos.

Claro, pero son parte de la Región Metropolitana.

-Sin embargo, los recursos sanitarios con que cuentan son solo atención primaria y la atención secundaria y terciaria se da a grandes distancias. Y estas distancias marcan el que la persona tenga más o menos acceso. A diferencia de las personas del área oriente de la capital, donde tenemos concentradas a las personas con mayores recursos.

Que hay más recursos sanitarios disponibles por cada persona.

-Así es, porque cuando se convirtió en un bien de consumo que se podía transar, entonces obviamente que las personas, como lo dijo el director de las isapres, ellos no están para atender a las personas enfermas, sino que les sirven que se enferme menos la gente. Entonces hay una serie de factores: junto con la atención sanitaria está toda la red social que tenemos, incluso las calles, el pavimento, los kilómetros recorridos, todo eso afecta.

Los trabajos, también, son menos desgastantes para la salud. Porque uno ve la salud de los hombres, sobre todo de hombres en La Pintana o en Cerro Navia, los hombres mueren a los 73-74 años versus un hombre en Vitacura que sobrepasa los 80 años.

-Existe una inequidad de acceso a la salud y una inequidad en los recursos sanitarios que las personas reciben. Por eso, es que es tan importante las políticas de salud que se establezcan y el ministerio de Salud que tenemos. No da lo mismo quién es el que está gobernando. Personalmente, esto también es un juicio de valor personal, el que tengamos la salud como un bien de consumo o como un bien público, es relevante con respecto a la calidad de vida. 

Imagen: Captura

En cuanto a las enfermedades, también veíamos que hay una disparidad, por ejemplo, con las enfermedades cardiovasculares. ¿Por qué se produce?

-Lo que pasa es que en la medida que las sociedades van avanzando y son más ricas, más educadas y tienen acceso a una buena vivienda, a un buen trabajo y a una mejor calidad de vida, la vida es finita. Nos vamos a morir más cerca de los 90, incluso a 100 años están llegando en el área oriental, los japoneses están llegando a 108 años. Tiene que ver con preguntarnos de qué nos morimos realmente: después es de tumores malignos, entonces, las sociedades a medida que van avanzando, el cáncer va siendo la enfermedad de los que viven más. Y los que tienen mejores condiciones económicas. Y, las enfermedades cardiovasculares y las infectocontagiosas van pasando a segundo, tercer lugar.

El que tengamos como primer lugar el aparato circulatorio, es que estamos en una fase intermedia versus las comunas más ricas que se mueren de cáncer, porque tenemos un estilo de vida y una calidad de vida que impacta en nuestro aparato circulatorio… ¿Cuáles son las enfermedades que nos afectan? Los accidentes cerebrovasculares, los infartos agudos al miocardio, las enfermedades hipertensivas y otras enfermedades del sistema circulatorio ¿Por qué se producen estas enfermedades? Por como nos alimentamos, mucho consumo de sal, nuestra vida sedentaria, -que muchas veces no es porque haya deseos de hacer ejercicio, sino que hay trabajo-. Si me demoro una hora y media, o dos horas en llegar a mi lugar de trabajo, no hay tiempo. Si trabajo en un supermercado de cajera, voy a estar ahí ocho o diez horas, más las dos horas de vuelta a mi casa en el autobús, de pie o si es que logro esperar, tal vez, un poco más de tiempo e ir sentada, llego a mi casa, hay que cocinar, hay que ordenar la casa, ver las tareas de los hijos, de las hijas y dormir cuatro o cinco horas. Estas personas, que viven hacia el lado occidente y hacía al lado sur de nuestra región Metropolitana, tienen una calidad de vida que va repercutiendo sobre el sistema circulatorio. Tenemos un mal control de nuestra hipertensión, un mal control de nuestros niveles de glúcidos, de glicemia, una hipertensión y una diabetes que van siempre más o menos juntas, y el nivel de colesterol, que se llama ahora hipercolesterolemia, y que también necesita fármacos para tratarse. Y ahí caemos en el otro gran problema que, a veces tenemos al médico, podemos pedir la hora, recibimos la atención, recibimos nuestro diagnóstico, pero necesitamos nuestros fármacos.

Hay que comprar la receta.

-Y, si bien, el Servicio Nacional de Sistema de Salud, a través de los centros de atención primaria, a todos los Fonasa, otorga los medicamentos, pasa por cómo se gestiona la compra de fármacos en la comuna en la que vivo. Si mi comuna es más grande o más chica, voy a obtener un precio mejor, un precio menor, voy a tener más o menos medicamentos. Otro tema es la disponibilidad, o sea, que el día que yo tengo tiempo para ir a buscarlos estén en mi centro de salud. Tienen que conjugarse todos esos factores, a veces no es así y simplemente no se hace el tratamiento, no lo tiene disponible y por eso se produce también la muerte anticipada de estas personas.

El tema de, por ejemplo, los accidentes cardiovasculares, la premura de la atención es clave también, ¿no? ¿Influye la distancia de los centros de salud?

-Sí, como decíamos, en estas enfermedades y, tal vez, por eso también es uno de los factores. Si bien, la garantía explícita en salud, que trabaja y reconoce a principios de este siglo, que están estas diferencias y que vamos a trabajar como país para que no existan, hemos avanzado en parte. A principios del siglo XX estábamos, obviamente, peor, hemos ido avanzando pero a paso lento. Nos ha ido ganando este delta, la diferencia entre las personas que tienen recursos y las que no, se va notando cada vez más y las personas con menos recursos mueren antes. 

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