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Cine

28 de Agosto de 2019

Director de Homeless: “Los personajes son antihéroes valientes que dan un paso al costado para frenar esta mierda en la que estamos obligados a vivir”

José Ignacio Navarro (36) junto a sus dos socios, Jorge Campusano y Santiago O’Ryan, tuvieron la idea de hacer una serie de animación con temáticas de humor negro y política en la que los protagonistas fueran personas que vivieran en la calle. El proceso duró casi nueve años y ahora se estrena en la pantalla grande como la primera película animada para adultos de Chile. En esta entrevista, Navarro habla sobre el presente y futuro de la animación chilena, el humor político, el sistema y lo que podría definir a Homeless: consumismo, capitalismo y explosiones.

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Un grupo de tres vagabundos auto marginados del sistema y un niño millonario que quiere renunciar a sus privilegios, llamado Quesillo, pelean contra Walt Disney, que volvió de su criogenización, y su secuaz, una rata inspirada en una versión malévola de Mickey Mouse. El objetivo es encontrar un pendrive perdido que contiene todo el dinero del mundo y salvar a la humanidad de los villanos. Pero más importante que eso, salvar a su propio campamento. Así se resume Homeless.

Los creadores de Homeless

Nueve años antes de esto, José Ignacio Navarro (36), junto a Jorge Campusano y Santiago O’Ryan, estaban debajo de un puente del río Calle Calle, después del Festival de Valdivia y se les ocurrió una idea: crear una serie de humor negro que tuviera que ver con la gente que vive en la calle. Al principio la pensaron en live action, pero después en animación. Solo que había un problema: no sabían nada sobre animar. “Aprendimos mucho sobre la marcha, todo lo que sabemos fue gracias a ese proceso”, dice Navarro.

Llegaron a Santiago y empezaron a investigar sobre cómo es vivir así, entrevistando vagabundos. “No conocimos a nadie que estuviera en la calle por ideales o por decisión propia”, cuenta Navarro. Según él, esto no era tan consistente para una ficción, así que modificaron los personajes y los moldearon como “antihéroes”. Así, luego de cinco años, nacieron Jackie, Raúl y Germán, el grupo de auto marginados que busca restaurar el mundo.

Navarro los define así: “Estos personajes son antihéroes valientes que deciden dar un paso del costado al sistema y frenar esta mierda en la que estamos obligados a vivir. Esta vorágine que te obliga a ir a los cumpleaños de gente que no quieres ir, llamar por teléfono y pagar las cuentas. Como es difícil salirse de esta máquina dijimos que estos hueones son héroes porque fueron capaces de dar un paso al costado y decir ‘no quiero más eso, quiero ser libre y tomar mis decisiones, hacer lo que yo quiera’, lo cual no significa que vivan una vida fácil ni cómoda. Sabemos que la calle es una mierda, que te cagas de frío y que no hay comida, pero aun así para estos personajes es mejor eso que seguir en este sistema, que para ellos es aún peor. Es lo que todos queremos. No queremos ser vagos ni vivir bajo un puente, pero queremos ser libres. Esa ha sido la motivación. Creemos que aquí hay un mensaje potente y vigente”.

“Jackie”

Luego del paso de la serie por La Red, que se transmitía los domingos a las 12 de la noche, la producción pasó a transformarse en la primera película de animación dirigida para adultos, con temática de humor negro y político. Además de eso, Homeless tuvo un importante hito tras competir en el Festival d’Aneccy 2019, en Francia, evento que para Navarro “es como un Cannes de la animación”.

La película se estrena hoy en los cines multisala y cine arte de Santiago. También estará en ciudades de regiones, como Punta Arenas, Antofagasta, Temuco y Valparaíso, entre otras.

Cuando era una serie, ¿cómo fue el paso por los canales chilenos?

-Hubo una censura medio camuflada. La serie ganó un fondo del CNTV y ellos te van pidiendo avances, los cuales se fueron viendo en algunas partes y provocaron cierto resquemor. Cuando la serie ya estaba terminada y teníamos que exhibirla en Chile por contrato, fue súper complejo. Los canales nos decían en la interna “hueón, está increíble, yo la pasaría, me cago de la risa, me encanta, pero en nuestro canal no”. Empezaron a asustarse y decir “esa hueá no la puedo pasar”, e incluso a boicotear y hacer movidas malas. Eso habla de una sociedad en la que vivimos que es súper conservadora, que protege a ciertos entes de poder como la iglesia, los políticos y los empresarios dueños de Chile. Empezamos a sentir eso. La película la suavizamos un poco para que tuviera mayor alcance y mayores posibilidades de exhibición, y que no tuviera los mismos problemas que tuvo la serie, porque queríamos que se viera. No cometer el mismo error.

En relación con los personajes, la estética y los guiones, pareciera que Homeless tuviera algunas influencias gringas…

-Homeless tiene dos influencias muy marcadas, en el sentido estético y en el humor. En esos sentidos utilizamos referentes que, desgraciadamente, son gringos, ojalá fueran latinos, pero utilizamos esos referentes porque son universales, como South Park, Family Guy, Rick and Morty, Bojack Horseman, Los Simpson. Más que referentes gringos son referentes universales. Son entendibles para un público más masivo e internacional, que fue siempre el propósito de la serie y la película; que llegara a la mayor cantidad de gente y países posibles. No tiene elementos chilenos, salvo algunas cosas, pero tratamos de que la película se viera con elementos latinoamericanos. Como estas ciudades tercermundistas, pero con aire primermundista.

La ciudad tiene esa característica que parece ser Santiago, pero podría ser cualquier otra ciudad de Latinoamérica…

-Tiene mezclas. Respetamos el río Mapocho, que también se repite en otras ciudades de Latinoamérica, pero también tratamos de que fuera una ciudad colapsada, como es Buenos Aires o Sao Paulo. Tiene más verde que Santiago, porque también hay otras ciudades que tienen más verde. Es una mezcla latinoamericana, que no está tan pensada en detalle porque es una ficción. Por ejemplo, la película pasa en época de navidad y hacen 40 grados. Aunque tiene todos los códigos de la navidad, que nosotros también tenemos, no tiene las cosas navideñas clásicas gringas.

Lo otro que es bien latino es el tema de la desigualdad social y el neoliberalismo, se da mucho que los dos personajes principales vienen de los dos polos opuestos de la sociedad, que es algo que se ve mucho en Santiago y en Chile.

-Claro. Quesillo, que es el niño que representa a los que están dentro del sistema, es un extremo porque es un millonario, uno de los dueños del país como pasa en Chile y en casi todos los países. Él, por ser tan ingenuo y niño, en el fondo representa a todos los que estamos dentro del sistema, y que cuando vemos a estos personajes de la calle nos provocan algo extraño. Son como “bichos raros” para nosotros. En ese sentido, Quesillo tiene varias utilidades narrativas, pero en el fondo es el punto de vista de los que vemos la película. Nos sirve como contrapunto también; este personaje que viene de un mundo sofisticado, lleno de lujos y de cosas que no necesita.

“Quesillo”

En algunas partes se podían ver personajes conocidos como el Divino Anticristo…

-Al Divino Anticristo yo lo conocí. Hay otros personajes chilenos emblemáticos que yo conocí por la tele o en algún bar de mala muerte. Pero también, la mayoría de los personajes están inspirados en gente que uno conoce. Los cuatro personajes principales no están basados directamente en alguien en concreto, pero por ejemplo Raúl tiene referencias con Bukowski, no se parece, pero es un borrachín medio bipolar y explosivo. Uno va rescatando elementos que uno reconoce de la cultura pop e íconos universales. Había ciertos personajes que estaban diseñados para la serie. Los que aparecen en la película los diseñamos de nuevo, los mejoramos.

Hay una reflexión de uno de los protagonistas que dice que “sin sistema no podemos estar fuera del sistema”… 

-Nuestros vagabundos son igual de egoístas que cualquier ciudadano, y eso tiene que ser así, porque ellos son antihéroes. Es un rol dramático que tiene que identificar a la persona que está viendo la película. Estos personajes no son muy distintos a nosotros que vamos a ver la película. En ese sentido, ellos no quieren salvar al mundo, quieren recuperar su campamento. En la película, la crisis mundial, lo que les provoca a ellos es que se acaban los desperdicios y la basura, por ende, se van a morir de hambre, por eso ellos no quieren morirse de hambre. Funciona con esa lógica.

Es como lo que a veces pasa con personas que dicen que hay que “pelear contra el sistema, pero dentro del sistema”.

-Exacto. Leí una entrevista de Andrés Wood y él dice: “esas personas que intentan mantener el poder y el statu quo a toda costa, sin importar si para eso tienen que cambiarse hasta de partido político, ideología o matar a sus hijos”, eso es llevado a todas las escalas. Yo no tengo ningún poder político ni nada, pero igual tengo que, sí o sí, a fin de mes pagar mi arriendo, el jardín de la cabra chica y tener comida. Si no tengo eso, ¿qué? Entiendo a los políticos que están en un nivel de aburguesamiento, pero no van a perder eso, ya lo tienen. La mayoría somos así, tenemos objetivos y los vamos a cumplir a toda costa. En la película, los vagabundos tienen que subsistir. Pero ellos no van a buscar trabajo, y para eso necesitan lo básico, la basura que genera el consumismo y el sistema. Que no los hueveen. Por eso hacen todo este viaje.

Pero pasa mucho también que, por ejemplo, Quesillo quiere dejar atrás todo sus privilegios para decir “quiero ser un vagabundo”.

-Ahí hay varias cosas. Yo tengo familia y los quiero y estoy contento con lo que tengo, pero a veces uno dice, y todos lo dicen. A veces mi mujer me dice, “dan ganas de salir corriendo”, ¿me cachai? Ser libre. Estamos todos siempre amarrados.

También hay un escena en donde hay un musical…

-La historia principal tiene una crítica que es el “mundo perfecto” y la “felicidad”, por eso hay un antagonista que es Walt Disney, que en la película se llama Waldo Alegría. Y están los vagos que son el polo opuesto. Quesillo vive en ese mundo, en un castillo, con la felicidad que está construida por cosas. Hay una parodia a las películas de Disney, de hecho, hay un fragmento animado que evoca a esa época. Hay un juego con eso, y con el fascismo que te obliga a creer que la felicidad y la perfección es eso ¿cachai? Lo bello y las cosas. La animación buena y no la mala. Juega mucho con eso. En la canción los empleados le dicen a Quesillo, “despiértese señor, es un buen día para ser millonario”.

En relación con la crítica social, han habido animaciones chilenas que han tenido ese tipo de crítica, pero no tan directa, ¿crees que esas temáticas se empezarán a hacer costumbre en la animación chilena o es solo la excepción? Por ejemplo, el caso de Diego y Glot, o, un caso que no es animación, 31 Minutos.

-La diferencia con Homeless tiene que ver con el target, aunque igual 31 Minutos me acuerdo que lo veíamos cuando teníamos como 18 años con mis amigos, carreteando los viernes en la noche. Era como ver Los Simpson. Pero igual esa serie tenía un contenido más enfocado en niños y jóvenes, entonces estaban obligados por formato a decir críticas políticas, pero más ocultas. Homeless nació como un contenido pensado para jóvenes y adultos, por lo tanto, no tiene los mismos límites. Esa fue una de las grandes gracias y apuestas del proyecto. Si esto no se había hecho en Chile había que hacerlo, ¿por qué no? 

“Raúl”

Humor y política ¿Cómo ves el futuro de esa fórmula?

-Estoy de acuerdo, pero no tanto. En la dictadura no existió nada y lo que existió fue muy controlado. Después de eso existió, pero había menos ventanas. Hay que tener claro que hoy en día internet, Netflix y todo eso, son ventanas que son 10 veces más grandes que en esa época, que era solo la televisión. El interés siempre estuvo y los personajes siempre existieron, solo que ahora hay más opciones y por ende más de todo. Gracias a internet y estas plataformas uno puede decir lo que quiera, eso está muy bueno. Están todas las condiciones dadas para que se dé eso. Que se diga lo que se quiere decir, que se pongan sobre la mesa todos los puntos de vista, desde tener tu canal de YouTube hasta lograr venderle tu stand up a Netflix. Hay que tener ojo con eso, porque a mí me encanta la libertad de expresión, pero hay que ser super consciente y responsable al momento de expresarse hoy en día, por estos contenidos que se viralizan y a veces cometen errores que son muy graves, no importa el fondo o lo que digan, sino que pueden tener errores, o ser falsos, o estar sacado de contexto. Hay que tener respeto y cuidado, pero la ventana está abierta para que se produzcan cosas como estas.

Hace poco salió un reportaje que reflejaba la realidad de las personas en situación de calle, y que también el número de personas en ese contexto iba en aumento. En Homeless esos personajes son centrales. ¿Qué piensas tú de esa realidad?

-No sé si soy el indicado para hacer un diagnóstico completo, pero creo que hay razones que son obvias, como las malas condiciones laborales y la desigualdad, pero también me sorprende la poca empatía que tiene el ciudadano que camina en la ciudad y no les importa tanto. Esto no pasa solo en Chile, en Latinoamérica pasa harto. Aquí en Chile la empatía es cero. Eso es lo que me llama la atención. La gran masa no se hace cargo, y nosotros tampoco. Menos los políticos y el gobierno de turno.

Y también es un mensaje fuerte que los protagonistas sean ellos…

-Es difícil hacerse cargo del tema al hacer una película, y esto es algo que nosotros hemos hablamos harto. De hecho, siempre estamos diciendo “puta, estamos haciendo una película de vagos y es como aprovecharse de eso, sin hacer nada”. Pero la película no tiene ese mensaje principal, no quiere provocar conciencia sobre el tema, pero sí quiere mostrar un submundo que está ahí, al lado. Que cada uno diga “chuta, esto existe”, y que quizás es gente que no lo ve. Tiene esa búsqueda de poner en la mesa el tema, pero Homeless de ninguna forma viene a decir “hay que hacer algo al respecto”, porque no es su objetivo. Es algo delicado.

¿Cuál es, según tú, el presente de la animación chilena?

-La animación chilena está en un súper buen momento, hace por lo menos 10 años. Se ve que va creciendo y se va profesionalizando. Cada año los contenidos están en un primer nivel. Hay calidad técnica y sobre todo hay autores, historias y personajes. Es impresionante los imaginarios que aparecen en Chile, son súper interesantes y originales. Chile sigue siendo una industria pequeña, pero en las ferias internacionales la gente se acerca mucho porque los contenidos llaman la atención. Todo eso es gracias a los talentos que hay acá, y también gracias al apoyo del Estado. Todavía dependemos mucho de esos fondos.

A propósito de eso, ¿qué opinas de que el BancoEstado cortara el financiamiento al cine chileno?

-Un error gravísimo, para ellos. Era poca plata la que estaban entregando y los beneficios que recibían con ese aporte eran gigantes. Me pasa que simboliza algo grave, que es cómo el Estado está viendo a la cultura, al arte y en este caso, el audiovisual. Hay que entender que la industria de la animación no es como la industria de las manzanas, del cobre, de la madera: es otra cosa. Es una industria que quizás tiene mucho menos volumen de exportación en cifras, pero en términos de imagen país, de presencia, es algo que tiene un valor gigante. No le están dando la importancia a eso, que es un valor país. Porque estos productos son piezas históricas y eternas.

¿Cuáles son tus deseos con Homeless?

-No sé. El sueño es que se vea lo más posible, que lleguen comentarios positivos o negativos, da lo mismo, pero que se vea mucho. Estamos viendo también qué hacer con la serie. Nunca se pensó Homeless como un producto para ganar plata, sino que para que se vea. Como Homeless tiene un nicho construido, la idea es mantener la marca viva, como desarrollar una web serie con uno de los protagonistas, el Jackie, algo cortito. La idea es que sea crowfunding, que sea algo simple, que la gente la pueda financiar pero que también tenga poder de decisión. Que sea interactivo. Queremos ver si podemos vender algunas cosas, pero para darle a fundaciones que se hacen cargo de la gente que vive en la calle, con alimentos y ropa.

¿Te gustaría que la película llegara a Netflix?

Sí. Obvio, no te puedo decir mucho, pero estamos en eso, en la venta de la película. Estamos con un agente de ventas que es gigante, se llama CAA, son gente que mueve desde jugadores de la NBA hasta vender cosas. Estamos esperando respuestas. Quiero que lo vea la mayor cantidad de personas. También estamos armando la distribución de la película en salas de cine de otros países.

¿Crees que Homeless sirva de inspiración?

Homeless ha servido de inspiración, para abrir puertas, nuevos caminos. Va a servir para que la gente vea que se puede hacer algo así en ese formato. Estuvimos en competencia en el Festival d’Aneccy y fue un tremendo logro, el problema es que nadie sabe que es d’Aneccy, a nadie le importa, nadie sabe lo que es la animación. Poca gente entiende. Pero nos sirve decir que estuvimos en ese festival, porque nos abre puertas. Cuando la hemos movido dicen ‘si estuvo en Francia, quizás tiene algo’. 

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