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Opinión

5 de Noviembre de 2019

Columna de Nerea de Ugarte: Un “Darse Cuenta” Colectivo

Agencia Uno

"¿Alguien sin angustia en estos momentos? Probablemente nadie. Y quien no la sienta, no ha despertado aún. No es fácil llegar a esto, psicológicamente hablando. No es fácil para una sola persona “darse cuenta”, menos lo es para todo un país", escribe Nerea de Ugarte

Nerea de Ugarte
Nerea de Ugarte
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Uno de los momentos más lindos que se da en psicoterapia es cuando una paciente/usuaria/clienta logra un “insight” en sesión o entre sesiones. Un “insight” es un término psicológico que proviene del inglés y que en español se traduciría como “un darse cuenta”. Es el momento en que post un trabajo profundo, la paciente logra hacer conexiones o darse cuenta de cosas que no había visto y de cierta forma “despiertaante esta nueva visión de su realidad.

A momentos un “insight” genera angustia, porque el proceso de darse cuenta pone en jaque la posibilidad de seguir igual. Te moviliza a generar nuevas formas de pensar, sentir y actuar. Te angustia también porque muchas veces te muestra que fueron tantos años los que funcionaste de la misma forma; repitiendo patrones sistemáticamente, automáticamente, dormidamente, que te da rabia haber “perdido tiempo” o “haber cedido tanto” o “no haber puesto límites” o “no haber dicho lo que pensabas” simplemente porque aún: “no te habías dado cuenta”.

Virginia Woolf dijo: “me hago y me vuelvo a hacer continuamente” – aludiendo a que la identidad es un proceso permeable y flexible; no somos las mismas que ayer. No somos las mismas que la semana pasada. Y claramente, NUNCA más seremos las mismas que hace dos semanas atrás.

Un “darse cuenta” trae por sí mismo un proceso de redefinición de mi coherencia interna, de mis límites, de mis decisiones, de mis vínculos. Y que sea así, le agrega quizá un poquito más de angustia a la situación; ¿será que “darme cuenta” pone en riesgo relaciones cercanas que ya no me hacen sentido? ¿Será que este nuevo despertar hace que me cuestione qué personas quiero cerca y qué personas no? ¿Será que en esta forma de pararme hoy no estoy dispuesta a callar nunca más lo que no va en coherencia con mi manera de ver el mundo? ¿Será que hay vínculos que a pesar de tenerles cariño por “historia” ya no puedo ni escuchar porque no estoy dispuesta a tranzar ni aceptar lo que este “despertar” me ha mostrado?

Lo personal es colectivo. Y aquí estamos, ante un “insight” masivo. Un despertar social. Un “darse cuenta” ciudadano. ¿Alguien sin angustia en estos momentos? Probablemente nadie. Y quien no la sienta, no ha despertado aún. No es fácil llegar a esto, psicológicamente hablando. No es fácil para una sola persona “darse cuenta”, menos lo es para todo un país. Pero cuando una persona lo logra y tiene, tanto la contención para manejar la angustia, como la disposición en comenzar un trabajo de autoconocimiento para una nueva forma de definirse a ella misma, recién, comienzan los cambios estructurales.

Hoy, nos necesitamos en esta contención, nos necesitamos más que nunca. Necesitamos llorar los vínculos que duele dejar pero que ya no hacen bien ni tampoco hacen sentido. Necesitamos abrazar a quienes nos dan la mano y nos invitan a pensar con esperanza lo que queremos construir. Necesitamos cerca a quienes tengan las ganas de comenzar a trabajar para que esa esperanza deje de ser sólo esperanza y sea cada vez más realidad.

Necesitamos un estado que nos cuide, que nos respete, que no nos mate, que no nos viole, que no nos reprima. Un “despertar colectivo” trae inherentemente avances; SON ESOS AVANCES LOS QUE PERMITIRÁN CAMBIOS REALES PARA UN PAÍS JUSTO. No se puede avanzar si no se escucha lo que ese “despertar” trae consigo. No se pueden silenciar las conclusiones que un “despertar” nos muestra. Esto sería como decirle a una paciente: “ya, perfecto, te diste cuenta de todo lo que te tenía deprimida y angustiada, ahora no quiero que hablemos nunca más de eso, ya pasó, volvamos a la normalidad”; ¿suena ilógico o no?

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