Arde el mundo, pero vale la pena vivir según Constanza Michelson
La autora se encontraba escribiendo su último libro, compuesto por un grupo de ensayos en los que no plantea soluciones, sino que expone, compara y tensiona comportamientos sociales que nos hablan de la herida y el desangramiento del capitalismo. Todos atravesados por una cosa en común: perdimos la capacidad de desear. Pero el 18 de octubre estalló el país y la consigna “Hasta que valga la pena vivir”, una de las más populares del movimiento, apareció como una especie de ser mitológico que la encandiló. En medio de un mundo caótico, en el que es difícil imaginar el futuro entre bombas nucleares e ideologías sordas, la sociedad reacciona preguntándose, efectivamente, hasta dónde vale la pena vivir.
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