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Entrevistas

9 de Marzo de 2020

Claudio Castro, alcalde de Renca: “El Estado construye ciudad dependiendo de quienes son los ciudadanos que la habitan y cuántos recursos tienen”

https://youtu.be/-BsaLt-ILUg

No se sale de libreto. Se lo aprendió bien, dicen los que lo conocen. Tiene claro que todos los espacios son una oportunidad para recordar la desigualdad territorial: en Renca el presupuesto no alcanza para todo lo que hay que hacer. Evita la confrontación pero lanza duras críticas a la gestión de Cathy Barriga en Maipú y el aumento de sueldo le parece un pelo de la cola. En octubre pasado decidió renunciar a la Democracia Cristiana porque le incomodó estar en el centro. Argumenta que faltaba audacia en ese espacio político para enfrentar los temas sociales que el país demandaba. “El problema es cuando la identidad del partido termina identificándose con la búsqueda de los acuerdos o un partido medio bisagra”. Y remata: dejé de creer que la DC era el espacio para aportar”.

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El 29 de enero pasado Claudio Castro (36) se paró frente a los empresarios de Chile para exponer en el Encuentro Nacional de la Empresa, Enade. En su presentación no había nada que no hubiera dicho antes: la desigualdad es una experiencia que no se cuenta y el Estado trata distinto a sus ciudadanos dependiendo del lugar donde viven. Lo venía diciendo desde que se sentó en la Municipalidad de Renca hace tres años pero, en ese auditorio, ese día, lo que dijo sonó distinto. Llevaba 16 minutos en el escenario cuando denunció que se construía con estándares diferentes en las comunas más ricas y las más pobres de Chile. No alcanzó a terminar la frase cuando una ovación lo interrumpió. Claudio Castro no entendió qué había dicho que mereciera un aplauso espontáneo en la mitad de su presentación. Más tarde concluyó, “estaban aplaudiendo la visibilización de la desigualdad, era como una rutina de stand up comedy del Festival de Viña”. 

¿Era subirse a una micro que ya existía pero que ahora sí preocupa?

-Si subirse a la micro nos ofrece la posibilidad de llegar a cambios que nos permitan enfrentar la desigualdad, más vale tarde que nunca. 

Claudio Castro. Foto: Emilia Rothen

Castro no discrimina públicos. Aprovecha las invitaciones a charlas para mostrar la realidad de Renca y contar las batallas que le toca dar todos los días. Una de ellas, quizás la más emblemática antes de la crisis, fue la instalación de las cocheras de la línea 7 en su comuna, no en Vitacura. Sigue convencido que si el taller para los vagones hubiera quedado al otro extremo de la ciudad nadie se hubiera cuestionado que fueran ejecutados bajo tierra. En esas 18 hectáreas que ocupará el estacionamiento de trenes, el líder renquino reclama la posibilidad de levantar áreas verdes, comercio y servicios. De esas diferencias en el desarrollo urbano hablaba en Casa Piedra cuando fue sorprendido por el aplauso de los empresarios. 

¿Va a seguir peleando porque las cocheras del Metro vayan soterradas para construir equipamiento en la superficie?

-Sí, claro. Esto tiene que ver con la convicción, que está en el corazón de la crisis social, y es que el Estado construye ciudad de manera distinta dependiendo de quienes son los ciudadanos que la habitan y cuántos recursos tienen. Una prueba de eso es también el Metro que se excusa en el aporte innegable que tiene respecto de mejorar los tiempos de viaje pero que, por otro lado, construye cocheras donde se puede construir ciudad con un estándar distinto. Tiene un sesgo que es entendible desde la perspectiva financiera pero no de la social. Y de una empresa del Estado espero que se incorpore la perspectiva social mucho más que la financiera. 

¿Es el mejor ejemplo de la diferencia con que se trata a una comuna y a otra?

-Para mí es mucho más directo el ejemplo de las autopistas, tenemos cuatro en Renca. Ha habido un esfuerzo de 400 millones de dólares del Estado para que la autopista Américo Vespucio pase de manera soterrada por Las Condes y por Vitacura, además con una preocupación muy grande por los árboles del bandejón central, lo que me parece espectacular. Me hubiese gustado que el Estado tuviera la misma consideración con las vecinas de la población 1 de mayo, especialmente personas que son mayores que hoy día no pueden cruzar a un consultorio que está a 500 metros de distancia porque nadie se atreve a pasar por la autopista que está en General Velásquez. Ahí se refleja una distancia tremenda.

¿Qué le responden frente a este argumento? 

-Una vez en Metro me respondieron que cómo era tan irresponsable de plantear unas cocheras soterradas en Renca cuando con los recursos, que eran menos de 400 millones de dólares, el Estado podía construir varios hospitales en distintos lugares de Chile. Me pregunto si a alguien en Vitacura o en Las Condes le preguntaron, o enrostraron, que con 400 millones de dólares podrían haber hecho muchas cosas más. 

¿Hay línea más directa de algunos alcaldes con autoridades?

-Yo diría que sí, pasa por el color político de los alcaldes. A mí me llama mucho la atención cómo con este Gobierno se le ha dado un rol preponderante a la AMUCH, que es la Asociación de Municipalidades de Chile que representa a 50 comunas que son todas de derecha versus la Asociación Chilena de Municipalidades que representa a 320 municipios donde está expresada la diversidad política de los alcaldes. Cuando uno escucha que el Gobierno se reúne con los alcaldes, son los alcaldes de la AMUCH. Ahí veo un sesgo. Para ellos parece ser mucho más fácil llegar al Gobierno. 

Si todas las comunas de Chile se metieran la mano al bolsillo y pasaran el 100% de sus recursos al Fondo Común Municipal, no se resuelve la desigualdad en los presupuestos municipales. 

-No, no se resuelve. Lo que tiene que haber acá es un nuevo modelo de financiamiento municipal donde el FCM es un instrumento de ese financiamiento pero lo que realmente tiene que pasar es que el Estado de Chile tiene que invertir más recursos. 

La ministra Rubilar dijo que la deuda del FCM del año pasado se terminaría de pagar entre enero y febrero. ¿Eso está saldado?

-Entiendo que no pero tiendo a pensar que es algo marginal y administrativo. Es algo a lo que estamos acostumbrados.  

¿Pasa normalmente?

-Estamos acostumbrados a que nos queden debiendo todas las vías de financiamiento desde el gobierno central. Que nos pase con el FCM es uno más de los atrasos en la transferencia de recursos del Estado a las municipalidades. 

“EN MAIPÚ SE HAN COMETIDO TANTOS ERRORES DE TRANSPARENCIA”

¿Debiera existir un sueldo ético para los altos cargos públicos?

-Yo creo que los funcionarios públicos, en general, ganamos sueldos que están bastante por sobre la media de la población y me parece que no deberían haber diferencias en medidas como esa entre la población en general y los funcionarios públicos. En Renca hemos aumentado los sueldos de los funcionarios que estaban en los niveles más bajos porque nos parece que es un rol del Estado, al menos eso. Pero la verdad es que eso debiera ser una señal de lo que debiera ser la política de sueldo mínimo en general. 

¿Se entiende la subida de sueldo de la alcaldesa Barriga en Maipú?

-Suena totalmente descontextualizado, no solamente la subida de los sueldos sino que los altos sueldos de los alcaldes en general. Me llamó la atención la polémica porque hay poco margen para los alcaldes para definir sus sueldos porque vienen definidos por ley. Lo de la alcaldesa Barriga, podría llenar un listado completo de razones por las cuales criticar su gestión y esta me parece de las menos criticables.

¿Qué errores le parecen más cuestionables?

-Desde los gastos de recursos para posicionar la imagen de la alcaldesa Barriga que fueron ampliamente comunicados y rebatidos por la Contraloría hasta gastos de recursos para regalos. A mí me llegó un saludo de la alcaldesa Barriga para mi cumpleaños firmado con lápiz dorado, me parece absolutamente innecesario. Después supimos que a otros les llegaban regalos como joyas o pulseras. Con más tiempo podríamos hacer un listado bien grande de cosas muy criticables desde la perspectiva de la gestión pública. 

Claudio Castro. Foto: Emilia Rothen

¿Los alcaldes pueden rechazar que se les suba el grado y, por ende, el sueldo?

-Sí, está la posibilidad. Tal vez lo hubiera hecho si hubiera visto modificado mi grado, insisto que mi grado no se modificó. En el caso de Maipú se han cometido tantos errores que rayan con la transparencia, la probidad, la fe pública que este caso puntual fue un poquito rebuscado. 

La coordinadora comunal que trabaja en el plebiscito se llama Renca Aprueba ¿le han preguntado qué pasa con los vecinos que quieren votar Rechazo?

-No los hemos encontrado hasta ahora, ni siquiera en los partidos comunales de derecha oficialistas. Me parece que va en la línea que el Rechazo tiene muy poca aceptación. 

¿Qué es lo que más le ha llamado la atención en el discurso de la campaña por el Rechazo?

-Está muy basada en el temor y en el odio también. Lo que nosotros vemos es que se ha centrado en el uso de la violencia como una razón para no aprobar o en la incertidumbre, pero sin ninguna razón de fondo de porqué el Rechazo sería una opción política. Además poco creíble, porque quienes han dicho “rechazo para reformar” han sido los mismos que no han estado llanos a aprobar una serie de otros cambios en el marco de la Constitución actual que se han venido impulsando durante mucho tiempo por la centroizquierda. 

¿Cómo ha pegado en este discurso la figura de Andrés Allamand?

-Él ha cambiado en sus apariciones públicas. En algún momento se mostró como un articulador para el acuerdo de la nueva Constitución y al poco tiempo se transformó en un articulardor del rechazo. Es evidentemente una de las figuras del Rechazo que ha aportado en esta idea de asociar el Apruebo a la violencia y a la incertidumbre.

“RENUNCIÉ A LA DC POR EL LADO IZQUIERDO”

Cuando renuncia a la Democracia Cristiana, en octubre pasado, Fuad Chahín dijo “se han ido personas más importantes que Claudio Castro y la DC se ha mantenido incólume”. ¿Lo ve como una falta de autocrítica al interior del partido?

-Sí, es bien evidente, es raro que lo diga yo. La cuña de Fuad Chahín es muy buena para sacarla de mí: se han ido personas mucho más relevantes y el partido sigue incólume, entonces, ¿cuál es la idea? ¿Que se sigan yendo las figuras del partido? No me interesa hablar contra la DC porque, entre otras cosas, voy a mantenerme en el mundo que va a seguir vinculado al partido. 

Dijo que venía pensando esta decisión hace tiempo, ¿lo habría pensado igual con otro presidente en la Democracia Cristiana?

-No lo sé. 

¿Pasó por un tema de liderazgos entonces?

-Que haya renunciado a la DC es un fracaso de lo que consideré en algún momento un proyecto político colectivo y es como pretendo seguir haciendo política. Me falta un colectivo, y es algo que tengo que hacer a futuro. Dentro de la DC di algunas peleas que tenían que ver con territorializar la acción del partido, con una DC mucho más arrojada respecto de los temas sociales, incluso acorde con los principios del comunitarismo que están en las bases de lo que fue la Falange Nacional y la historia de los primeros líderes del partido. Pero perdimos esas alternativas y muchas personas cercanas también fueron renunciando. La razón de mi salida de la Democracia Cristiana es porque dejé de pensar que ese era el espacio donde podíamos lograr los cambios que Chile necesita. 

Claudio Castro. Foto: Emilia Rothen

Renunció el 26 de octubre, ¿vio una rearticulación en el partido las semanas que vinieron para hacer frente a la crisis del país? 

-Creo que la DC cumple un rol en el país. Es un rol que entiendo cuando hay una visión de centro político. Esa tesis ha ganado en la DC, el partido que logra generar puentes con la derecha y desde la centroizquierda se transforma en un articulador de acuerdos. Con la contingencia que estamos viviendo hoy día es una posición geométrica que me incomoda mucho.

¿Le incomoda esa tibieza?

-Muchas veces eso tiene que ver más con la caricatura que se hace de la Democracia Cristiana que con la discusión profunda, y eso es sintomático del nivel de la discusión política. Por ejemplo, esta última semana hubo dos cartas desde la oposición: una de las figuras históricas de la Concertación y otra de las figuras progresistas de la centroizquierda. Una carta plantea un acuerdo descontextualizado del tiempo que estamos viviendo, que pretende que los acuerdos se tomen desde la elite sin incorporar a la ciudadanía, que no dice nada sobre la posición del Apruebo y tampoco de la condena a los derechos humanos. Pero después aparece otra carta de figuras, en teoría más progresistas, que plantean que la carta de los conservadores estuvo mal porque “no dicen esto”, pero no dicen cómo hacerlo tampoco. 

¿Hay que radicalizar las posturas?

-Es importante identificar todo aquello donde puedan haber mejoras en la calidad de vida del pueblo de Chile y si eso significa llegar a ciertos acuerdos con quienes sea, está muy bien. El problema es cuando la identidad del partido termina identificándose con la búsqueda de los acuerdos o un partido medio bisagra. Renuncié a la DC por la izquierda porque me parece que desde la oposición es importante articular una alternativa para volver a conducir el país, que sea muy distinta a la que tenemos hoy día desde la derecha pero al mismo tiempo asumiendo que tenemos un gobierno al que le quedan dos años. Lo han hecho de manera muy deficiente pero es el gobierno democráticamente electo que tenemos. 

Sobre llegar a acuerdos en la oposición, ¿Qué le parece lo que dijo Fuad Chahín sobre las consecuencias que podrían tener los partidos que no vayan a primarias municipales y de gobernadores regionales?

-De alguna manera Fuad Chahín plantea “nosotros vamos a llevar alcaldes en todas las comunas” como una suerte de amenaza o ultimátum frente a la incapacidad de llegar a acuerdos. A mí me parece que los alcaldes que estamos en ejercicio somos los primeros que tenemos que mostrar apertura para enfrentar primarias. Ojalá que tengamos en Renca y en comunas donde hay alcaldes oficialistas. Lamentablemente no solo percibo la incapacidad de los partidos por ponerse de acuerdo en un mecanismo para tener candidaturas únicas, también hay alcaldes y alcaldesas que dicen “bueno, a mí no me compite nadie”. Eso dificulta acuerdos para toda la oposición. 

¿Ha recibido alguna invitación de algún partido para ir por la reelección en Renca?

-Desde que me fui de la DC he recibido muy buenos llamados de muchos partidos, no solamente del bloque ex Nueva Mayoría, también del bloque Frente Amplio. Tengo excelentes relaciones con toda la oposición.

¿Alguno en particular que lo seduzca para acompañarlo en la reelección?

-No, porque además le he dejado a todos claro que voy como candidato independiente en esta elección. Lo que sí me interesa en una conversación de mediano plazo, posterior a ganar la reelección, es la conversación de cómo se constituye un bloque político donde la palabra nuevo también tiene que estar presente. No apunto solamente a incorporarme a algo que ya exista. 

¿Le gustaría liderar un partido político?

-Me gustaría que la voz de la ciudadanía encuentre legitimidad por las vías institucionales de la política, que son los partidos. Me parece que hoy día, en la crisis que estamos viviendo, queda medianamente claro que no está sucediendo. Me cuesta mucho pensar que voy a entrar en un partido donde sé que eso no va a suceder. Tenemos que ser capaces de responder la pregunta de cómo la ciudadanía se encuentra legítimamente representada por organizaciones colectivas, y eso hoy día no sucede.

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