Turnos de 24 horas, carencia de implementos de protección personal y un contacto estrecho con la muerte. Todo eso sumado a un contexto generalizado de incertidumbre, convierte a los enfermeros y enfermeras de Chile en un foco donde se podría detonar una epidemia de salud mental. Actualmente, casi dos tercios de ellos reconoce no contar con un programa de apoyo psicológico. “Ellos tratan diariamente con con el sufrimiento humano y eso es muy fuerte. Eso genera una sensación de impotencia, frustración y agobio”, advierte la psicóloga Isabel Puga.
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