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Opinión

21 de Octubre de 2020

Columna de Cristián Arcos: Los mejores de Chile

Agencia UNO

"Los ránking son una estupenda excusa para revisitar la historia, reconocer nombres que las nuevas generaciones no registran en la memoria. En el fondo, respetar la historia. ¿Qué pasaría si se realizara el Dream Team chileno? Seguro no habría unanimidad en casi ningún puesto. Pero hacer el ejercicio nos ayuda a recuperar parte de una memoria que nunca debimos perder."

Cristián Arcos
Cristián Arcos
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La pandemia impidió que este año se entregará el Balón de Oro, el tradicional trofeo que premiaba al mejor futbolista de la temporada. Hace ya varios meses los organizadores determinaron que debido a la irregularidad de las competencias, la ceremonia se suspendía. Una lástima para jugadores como el polaco Robert Lewandowski, el brasileño Neymar, el noruego Eerling Haaland, quienes pretendían pelear por una corona que Lionel Messi y Cristiano Ronaldo se repartieron en la última década.

Pero la FIFA no se quedó ahí. El receso le abrió la ventana para crear el Balón de Oro Dream Team. En sucesivas semanas presentaron postulantes para que el público, a través de internet y redes sociales, escogiera a los mejores jugadores de todos los tiempos.

La polémica fue inmediata porque en un deporte como el fútbol no existen los consensos. Aparecieron postulantes que no lo merecían y faltaron varios ilustres, como Elías Figueroa quien no fue considerado entre los mejores defensores centrales, candidatura que merecía con creces.

Mirando el vaso medio lleno, los ránking son una estupenda excusa para revisitar la historia, reconocer nombres que las nuevas generaciones no registran en la memoria. En el fondo, respetar la historia.

¿Qué pasaría si se realizara el Dream Team chileno? Seguro no habría unanimidad en casi ningún puesto. Pero hacer el ejercicio nos ayuda a recuperar parte de una memoria que nunca debimos perder.

En un deporte como el fútbol no existen los consensos. Aparecieron postulantes que no lo merecían y faltaron varios ilustres, como Elías Figueroa quien no fue considerado entre los mejores defensores centrales, candidatura que merecía con creces.

Si pensamos en los arqueros hay tres nombres que surgen espontáneos. Claudio Bravo, por lejos el más exitoso de los guardametas nacionales, Sergio Livingstone, el primer gran ídolo del fútbol nacional y Roberto Rojas, un arquero de condiciones extraordinarias que vio manchada su carrera y la del resto por el escándalo del Maracanazo. Pero Chile tuvo más arqueros. Luis Alberto Simián, el Pulpo, marcó una era enla Universidad de Chile. Manuel Astorga, el portero del Ballet Azul. Mario Osbén, el Gato, felino cuidavallas que atajó como pocos en Concepción, Unión Española, Colo Colo y Cobreloa. Manuel El Loco Araya custodió el arco del invencible Palestino de los 70. Leopoldo Vallejos atajó en un Mundial después de ser campeón varias veces. Hernán Fernández era el único que peleaba el arco con Livingstone, Juan Olivares, Adolfo Nef, Nelson Tapia. Montones que merecen una mención.

En la plaza del lateral derecho podemos mencionar a Mauricio Isla, Mario Galindo (campeón con Colo Colo y Everton), Gabriel Mendoza (monarca del continente en 1991), Luis Eyzaguirre, el incombustible extremo del Ballet Azul y de Chile en el Mundial de 1962.

En la franja opuesta también surgen nombres como Antonio Arias, consular jugador de la década del 70 en Unión Española. Su relevo fue Enzo Escobar, otro que destacó en el cuadro hispano y luego en el Cobreloa que llegó a dos finales de América. Jean Beasejour fue el dueño de la franja en dos títulos de América de la Roja. Sergio Navarro, el capitán en el histórico Mundial de 1962. Héctor Puebla jugaba por todo el carril izquierdo, era tan útil como lateral, interno o delantero.

Los zagueros centrales se entienden desde el desempeño individual, pero también en duplas. Nombres que se recitan como si fueran uno solo. Raúl Sánchez y el Pluto Contreras, los zagueros de Chile en el 62. Elías Figueroa y Alberto Quintano jugaron apenas once partidos juntos, los suficientes para entrar en la memoria. Leonel Herrera y Rafael González eran impasables en Colo Colo, Unión Española y la selección chilena. El Cobreloa de Vicente Cantatore encontró e Eduardo Gómez y Mario Soto en un nivel superlativo. Ni hablar de Gary Medel y Gonzalo Jara, que ganaron dos Copa América con la casaca nacional.

El volante de contención fue variando a lo largo del tiempo en su misión dentro del terreno. Hace décadas el 6, como le decían en Chile, era el que corría por todos, metía la pierna fuerte y actuaba como la primera valla para que los rivales no llegaran bien parados a enfrentar a los centrales. Guillermo Páez representa ese tipo de jugador. Pero Eladio Rojas, por ejemplo, sumaba el primer pase. Como Rubén Marcos, un jugador inclasificable en la cancha porque jugaba en todos lados. Algo parecido a Arturo Vidal. ¿De qué juega el Rey Arturo? De todo. Los primeros organizadores del juego, como Marcelo Díaz y Charles Aránguiz, con características distintas, complementarias. Jaime Pizarro, el capitán de Colo Colo 91, se movía por toda la franja de la contención con un remate de distancia que le otorgaba gol. David Pizarro y Claudio Maldonado, dos que comenzaron jugando como volantes de salida, retrocedieron en la cancha y marcaron diferencias en ligas tan competitivas como Italia y Brasil.

Si llegamos al volante de enlace los nombres surgen inmediatos. El 10, el talentoso, el último pase, suele ser uno de los predilectos. Jorge Valdivia, Jorge Aravena, José Luis Sierra, Carlos Reinoso, Enrique Hormazábal, Jorge Toro, Víctor Merello. Diferentes, distintos roles, pero con una capacidad técnica que les permitía jugar y hacer jugar.

¿De qué juega el Rey Arturo? De todo. Los primeros organizadores del juego, como Marcelo Díaz y Charles Aránguiz, con características distintas, complementarias. Jaime Pizarro, el capitán de Colo Colo 91, se movía por toda la franja de la contención con un remate de distancia que le otorgaba gol.

Encarar por fuera es un talento especial. La gambeta. Velocidad, regate, intención, derechos y zurdos, hay nombres para regodearse. Algunos fueron estupendos asistidores. Otros tenían convertían y mucho. Más de uno derivó su carrera en mediocampista de enlace. Disfrutamos a jugadores como Alexis Sánchez, Patricio Yáñez, Mario Moreno, Pedro Araya, Carlos Caszely, Atilio Cremashi, Leonel Sánchez, Leonardo Véliz, Alberto Fouillioux. Tantos y tantos más.

El gol tiene destinos misteriosos. Viene desde diferentes lugares y con condiciones distintas. Más que hablar de un centrodelantero clásico, preferimos sumar goleadores. Tipos que frente al área acertaban como pocos. Iván Zamorano, Jorge Robledo, Marcelo Salas, Humberto Suazo, Eduardo Vargas, Carlos Campos, Honorino Landa, Esteban Paredes. Todos con el gol tatuado en sus acciones. Es un debate, una provocación, un juego. No hay conclusiones tajantes y menos unanimidad. Sirve para hablar de fútbol una y otra vez. Y recordar el vaso medio lleno, algo que de pronto se nos olvida demasiado.

El gol tiene destinos misteriosos. Viene desde diferentes lugares y con condiciones distintas. Más que hablar de un centrodelantero clásico, preferimos sumar goleadores. Tipos que frente al área acertaban como pocos. Iván Zamorano, Jorge Robledo, Marcelo Salas, Humberto Suazo, Eduardo Vargas, Carlos Campos, Honorino Landa, Esteban Paredes.

Mi once. Claudio Bravo; Mauricio Isla, Elías Figueroa, Raúl Sánchez, Antonio Arias; Eladio Rojas, Francisco Valdés, Arturo Vidal; Alexis Sánchez, Iván Zamorano, Marcelo Salas. Duele mucho dejar a tantos afuera, pero a la vez se infla el pecho armar una formación inolvidable, que traspasa los años, las estrategias y esos modelos futbolísticos que a veces olvidan el primer amor por la pelota.

*Cristián Arcos es periodista y columnista deportivo.

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