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Emporio

31 de Marzo de 2021

Ariel Méndez, no binarie: “Solté a las personas adultas que no nos aceptan”

Es estudiante de Cine, tiene 20 años y hace dos tuvo un descubrimiento. Después de una vida sintiéndose fuera de lugar, se enteró de más personas que eran como ella. Cambió su nombre, supo que existía un término para lo suyo y al fin pudo ser lo que siempre quiso: ella misma.

Por

Antes de su nombre, Ariel se llamó María Jesús.

La ironía de su nombre de pila, es que éste se compone por un femenino -María- y un masculino -Jesús-, como prediciendo desde su nacimiento lo que habitaba en ella: ambos géneros. O ninguno.

En pocas palabras, en eso consiste el no binarismo. Es tener ambos géneros, y no ser ninguno al mismo tiempo. Es, de hecho, un término muy amplio y flexible, que es definido por la teoría queer como “expresión de género que se aplica a las personas que no se autoperciben como hombre ni como mujer y que pueden identificarse con un tercer género o ninguno”.​

Pero no fue sino hasta el 2018, cuando el feminismo se tomó los colegios y las universidades, que María Jesús se dio cuenta de que nada estaba mal en ella. Excepto su nombre, que a menudo solía ser nombrado por otros como “Mari” o “María”. Uno que pese a poseer un lado femenino y otro masculino, “significaba muchos malos recuerdos y desorientación”. Entonces decidió comenzar de cero como Ariel, un nombre universal y mixto.

Desde entonces han pasado dos años. Ariel es joven. Acaba de cumplir 20 y va en segundo año de cine. Le gusta el maquillaje y el modelaje. Ahora figura como modelo de Converse y participa de la campaña “Breaking Barriers for Equality in Gender” (“Rompiendo Barreras por la Igualdad de Género“). Pero antes de entender su identidad, tuvo que pasar por un proceso de descubrimiento y confusión, que hoy recuerda con soltura y lucidez en esta entrevista.

¿Cómo fue ese punto de inflexión?

-Tenía 18 años. Fui informándome de todo lo que conlleva el machismo y la heterónoma, y entre esa información encontré el término no binario. Entonces empecé a investigar por mi cuenta y encontré casos de personas no binarias. Ahí me di cuenta de que esas personas pasaron por las mismas dudas. No se sentían identificadas con ningún género. Eso era lo que necesitaba comprender para ser yo.

¿Y qué siguió a continuación? ¿Qué haces después de una revelación tan importante respecto a tu identidad?

-Comencé a conocerme mejor y a empezar a ser como yo me identificaba sin caer en lo que me dice el resto, no seguir siendo una víctima de esta presión social.

Y ahí me di cuenta de que estuve mucho tiempo juzgándome y presionándome para cumplir con mi sexualidad. Pero no me sentía cómode. Al saber esto dije ok, es el momento de decir quién soy realmente.

¿Por qué crees que te diste cuenta llegando a la adultez y no antes?

-Porque no estaba informada de esto. Hace unos dos años, supe de la existencia de este género y me hizo aclarar muchas cosas que yo desde pequeña me fui dando cuenta. Por ejemplo, nunca me sentí cómoda con mi género femenino, porque muchas veces iba fluyendo. A veces me sentía identificada con el género masculino, otras con el femenino, con ninguna a veces. No entendía por qué me pasaba esto, no identificarme con el género con el cual yo nací.

¿Qué signos o señales en esta línea marcaron tu vida, tu infancia?

-Me di cuenta de que soy no binarie cuando me empecé a conocer a mí misme. Me empecé a prestar atención respecto a cómo me estaba sintiendo y veía que no hacía las mismas cosas que hacían las otras niñas. Por ejemplo, no era de ocupar el rosado ni ocupar vestidos o faldas. Nunca me gustó. De hecho, me gustaban los juguetes de niños. Quizá sí me gustaron en algún momento cosas “femeninas”, pero no era algo que me llenara, sino que fue más bien por la presión social de mi crianza. En el colegio yo veía a mis compañeras que se maquillaban. Yo no. Prefería salir al patio a jugar.

-También tuve dudas con mi cuerpo, no me sentía cómoda. Antes estaba en un vacío.

¿Cómo fue sentirse fuera de lugar en el colegio? ¿Sufriste allí?

-Mi colegio era mixto y lo que más me complicaba de ahí era el ambiente machista, todo se regía por la heteronorma. Por ejemplo, veían muy mal cuando dos personas del mismo género estaban juntas. También eran sexistas respecto a la vestimenta, ya que todas las mujeres tenían que usar falda o jumper, y los hombres pantalones. Si una mujer iba con pantalones le ponían una anotación negativa.

¿Qué cambiarías del sistema escolar respecto a los roles de género?

-Lo más importante para cambiar el sistema escolar es hacerlo desde la información. Deberían incluir clases con estos temas. A partir de eso hacer cambios en la vestimenta. He visto otros casos de chicas trans que tampoco podían ir con jumpers porque se regían por su sexualidad de nacimiento. Aún se rigen como si todas las personas fueran cis géneros. Asimismo respecto a su orientación sexual: asumen que todas las personas son heteros. Creo que ya es momento que se empiecen a incluir y aceptar a las demás personas. No son nuevos cambios: han estado siempre. Es momento de que la sociedad ponga de su parte. Y sobre todo en el colegio, que es donde creo que hay más discriminación.

¿Cómo te afectó ese sistema heteronormativo?

-Por ejemplo. yo estuve toda mi vida en un mismo colegio. Eso afectó mi crecimiento, mi desarrollo emocional. Siendo el colegio una base de las personas en cuanto a formación, éste debe tener estas herramientas para que las personas puedan no sentirse mal consigo mismas.

¿Qué tanto influye en tu vida el rechazo de las personas mayores, que suelen ser quienes menos entienden estas diversidades?

-Antes me afectaba mucho el pensamiento de las personas mayores. En esos momentos me cuestionaba si era yo quien estaba mal. Pero luego llegué a un momento de mi vida en el que dije “bueno, estas personas tienen otra crianza y es muy difícil hacerles cambiar de opinión”. Las solté.

“Pero también hay personas que están dispuestas a entender. Por ejemplo mi mamá no comprendía estas cosas. En su momento fue un poco homofóbica, pero después se dio el tiempo de informarse y aprender estas cosas, porque bueno, igual le tocó conmigo. Otras personas también pueden hacerlo, es cosa de que tengan disposición”.

¿Qué cambiarías del sistema binario?

-Encuentro injusto lo del Registro Civil. Me gustaría que llegue el momento de la “Ley no Binaria”. Para cambiar mi nombre debo pagar mucho dinero, ya que la facilidad sólo contempla a las personas trans, no está incluido el género no binario. Me encantaría hacerlo, porque mi nombre de pila no me representa. Invalidan mucho el género no binario. Creo que aún no se sabe mucho de éste y las personas creen que uno puede ser “cualquier cosa”, pero no es así. Va mucho más allá de eso. Y lo ven como algo que no existiera. Aún falta mucha información y disposición.

¿Crees que cada vez, en las nuevas generaciones, haya más personas no binarias?

-Creo que sí. Siempre han existido, pero no eran visibilizadas. Ahora que se están haciendo cambios, creo que las nuevas generaciones tendrán la mayor libertad para poder conocerse y expresarse de la manera que les guste y que se sientan ellas mismas.

¿Qué tan relevante es para ti el lenguaje inclusivo?

-El lenguaje inclusivo es una muy buena forma para incluir a personas no binarias, ya que las visibiliza. El lenguaje nosotres lo construimos. Se necesita una forma para poder referirnos a estas personas. A mí me hace sentir cómode. No me afecta por ejemplo que me traten de “él, ella o elle”. Me he identificado con cada uno de estos géneros y no me molesta. El género es una construcción social que quizá no debería existir. O los estereotipos no deberían existir.

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