Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Cultura

19 de Octubre de 2021

Teobaldo Lagos, miembro del “Museo de la Democracia”: “No se trataba de un homenaje”

Archivo personal de Teobaldo.

El autor nacional, radicado en Berlín, conversó con The Clinic sobre el “museo de la democracia”, una obra creada por diversos autores y autoras en torno al contexto sociopolítico en América Latina, que tiene entre sus filas elementos visuales que surgieron a partir del Estallido Social chileno. Además, Teobaldo seleccionó tres obras icónicas que nacieron a raíz de la revuelta.

Por

Teobaldo Lagos Preller es un curador y autor chileno que ha estado por más de 20 años trabajando fuera de Chile. Desde el año 2008 que está radicado en Berlín. En Ciudad de México colaboró con la Fundación Jumex y la Embajada Alemana en México.

Actualmente, posee un doctorado en Historia y teoría del arte contemporáneo de la Universidad de Barcelona. Además, desarrolla su obra en torno a temáticas que relacionan a cuerpos y zonas de contacto en el espacio público.

“He estado investigando en torno a cuerpos, arte y moda como dispositivos de transformación cultural“, asegura Teobaldo. Quien elaboró su tesis doctoral en torno a prácticas de artistas latinoamericanos en Berlín tras la caída del Muro, bajo la tutoría de Anna Maria Guasch.

***

El pasado mes de abril, el nGbK de Berlín llevó a cabo la exposición del Museo de la Democracia: “una institución ficticia de conservación, exhibición y mediación de la democracia como si esta fuera un fenómeno del pasado o una especie en extinción“, destacó la Revista Artishock en su minuto.

En una entrevista para el mismo medio, los autores y autoras de la iniciativa definieron la obra como “un proyecto que reflexiona en torno a la independencia estética y la codependencia política de los países latinoamericanos, en relación a los diferentes discursos y narrativas culturales, históricas y políticas”.

Pero, ¿quiénes estuvieron detrás de este proyecto? Uno de ellos fue, precisamente, Teobaldo Lagos. Quien en conversación con The Clinic desclasificó el origen de la iniciativa y sus motivaciones. Además, repasó tres obras nacionales claves en torno al Estallido Social.

-Cuéntanos sobre tu proyecto Museo de la Democracia. ¿En qué consistió?

-El “museo de la democracia” (en minúsculas), no es un proyecto exclusivamente mío, sino producto del trabajo de un grupo de curadores y artistas, a saber: Valeria Fahrenkrog (Berlín), Daniela Labra (Rio de Janeiro/Berlín), Marcela Moraga (Berlín), Paz Ponce PérezBustamante (Berlín) y yo. Nuestra idea fue trabajar en un proceso de investigación y recolección de contribuciones y posiciones de artistas en una institución ficticia que emulaba a un museo comunitario.

-¿Qué los motivó?

-Nos convocaba el Estallido Social chileno, pero no nos restringimos a ello. Invitamos a artistas de diferentes orígenes y residencias, tales como María Thereza Alves, Gustavo Artigas, Marcela Moraga, Julia Mensch, Doris Salcedo, Michael Wesely, entre otros, a trabajar en torno a una idea de “erosión de la democracia”. Fueron más de veinte artistas y contribuyentes. Hubo un “programa público” a cargo de Ponce Pérez-Bustamante. Todo esto en la Nueva Asociación de Artes Visuales en Berlín (nGbK).

-¿De qué se trata esa Nueva Asociación?

-Es una suerte de cooperativa de arte contemporáneo de un carácter horizontal y crítico, muy relevante en Alemania desde fines la década de 1960. En 1989 -y poco antes de la Caída del muro y la victoria del “No” en Chile- hubo un show ahí relacionado con el arte chileno actual de ese entonces, llamado “Cirugía plástica”. En el que participaron Francisco Brugnoli, Virginia Errázuriz, Carlos Leppe, Justo Pastor Mellado, entre otras y otros.

-Una especie de antecedente al “museo de la democracia”…

-Más de treinta años después, nosotras y nosotros desarrollábamos el “museo de la democracia” en la misma institución. Además, en un momento histórico particular: el COVID, el término de la era Trump, la instauración de diferentes regímenes represivos a nivel global, etc.

-¿Y qué se intentó manifestar?

-Inspirándonos en la intención del segundo gobierno de Piñera de hacer un “Museo de la democracia” como contraparte al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos en Santiago, pensamos: ¿qué tipo de institución sería esta?

-No hubiese sido un museo tradicional…

-Normalmente los museos de historia trabajan con bienes, objetos y documentos relacionados con fenómenos del pasado. Los de historia natural lo hacen en relación a cambios climáticos o geológicos radicales, especies en peligro de extinción o desaparecidas. ¿Sería un museo de la democracia un museo para documentar, archivar y difundir la historia de la extinción y desaparición de este sistema económico, social, cultural, político de gobierno? No se trataba para nosotros de un homenaje, en ningún sentido, sino de una reflexión especulativa bastante ambiciosa en un momento de urgencia.

-¿Tienes alguna selección sobre obras icónicas en torno al Estallido Social?

Creo que es temprano para hablar de “obras icónicas”, en la medida en que los efectos del Estallido Social se siguen produciendo. Sin duda que uno de estos y el más interesante de todos es la formación de la Convención Constituyente por votación popular. Al margen de esto, creo que hay tres obras que llaman particularmente mi atención:

La “Bandera chilena negra” de Martín Gubbins (2016)

-Creo que la fuerza interna de esta obra se encuentra en que fue producida antes del Estallido Social. De una u otra manera se independizó de su autor, volviéndose una suerte de patrimonio anónimo y colectivo. Una idea y un recurso. Lo digo porque la reapropiación de este ícono fue múltiple: las masas la tomaron como símbolo reproduciéndola en diferentes materiales, medios, lenguajes y versiones, quizás sin siquiera saber de dónde provenía.

La “Bandera chilena negra” de Martín Gubbins (2016).

-Pero el efecto de esta obra, que atentaba contra los códigos estéticos fundamentales del Estado-Nación mono-lógico, no se quedó únicamente en las calles, sino que también se transfirió a una cantidad de obras que eran realizadas por artistas al interior y exterior del país en este contexto de emergencia social.

Las proyecciones de texto lumínico por Delight Lab

-Las frases, de propiedad y generación colectiva “Chile despertó”, “Solidaridad”, “Dignidad” eran arrojadas sobre la torre (Telefónica de Santiago) de manera en que la impronta vertical del edificio cambiaba de significado radicalmente. Estas y otras frases aparecían en el edificio y se creaban de acuerdo al tenor de lo que iba pasando en el estallido.

Delight Lab.
Delight Lab.
Delight Lab.

-El hecho de que la policía los persiguiera y censurara demuestra que, sorprendentemente, esta estrategia de subversión formal sigue siendo un objeto de asedio en el mundo actual.

“Centinela” (2019-ahora)

“Una cámara desde Galería CIMA apunta y transmite las 24 horas del día al monumento al General Baquedano en Plaza Dignidad/Plaza Italia (monumento ausente y desmontado concreta y semánticamente)”, comenta Teobaldo.

-Es el nombre de esta obra de proceso. La mostramos en “museo de la democracia” en Berlín. Me sorprende la cualidad que tiene de ser un aparato cuya función original es la vigilancia. En la obra, se transforma en un testigo de los choques y traumas de este sitio en continuo cambio, registrando los cambios del paisaje panóptico en el tiempo, las manifestaciones y sus diferentes concentraciones, formas y motivos, la represión policial y su brutalidad. Desde octubre de 2019 hasta hoy.

Volver al Home.

Notas relacionadas

Deja tu comentario