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31 de Mayo de 2024Una selección en 100 palabras: cuentos sobre la lluvia, paraguas, sopaipillas y tormentas tormentosas
Todos los viernes The Clinic presenta una selección de cuentos que han participado en el evento literario Santiago en 100 palabras. En esta ocasión, la temática gira en torno a la lluvia, historias de colegios en días de invierno, las tormentas que arrasan con Santiago, lo bueno que es quedarse en casa y los carritos de sopaipillas.
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Este viernes The Clinic presenta junto a Santiago en 100 palabras una selección de cuentos que han participado en el evento literario. En esta ocasión son seis los escritos seleccionados y todos tienen como temática central la lluvia.
Como peces
“¡Paraguas, barato el paraguas, más barato que un resfriado, caserita!”. Este primer grito anuncia la llegada del invierno. Santiago se sumerge en un domo gris y luego de la primera lluvia, todos los ríos vuelven a su antiguo cauce. Nosotros, transformados en pequeños peces, deambulamos arrebatados en nuestras diferentes migraciones hasta que, al igual que los viejos ríos, retornamos siempre a nuestro antiguo cauce natural.
José Tomás Fontecilla, 22 años, La Reina.
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Qué rica la lluvia
Cuando llueve, en mi casa se hacen pozas al tiro y la calle se convierte en un río. Mi mamá hace sopaipillas y leche con chocolate. No voy a la escuela y me quedo en la cama viendo monitos. Ojalá lloviera siempre.
Osvaldo Norambuena Barrera, 38 años, Quilicura.
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Desde el piso 13
Cae la lluvia sobre Santiago. Todos caminan como siempre. La fila de hombres y mujeres ante los carros de sopaipillas junto al Mercado Tirso de Molina es larga. Hay círculos de colores que reemplazan a las flores. Un hombre pide dinero en el semáforo. Cubre su cabeza solo con su cabello. Todos se rehúsan a darle monedas. Sigue la lluvia. En el puente Recoleta, un grupo de jóvenes pide cigarros a los transeúntes. La poza de agua ha aumentado. Un bus del Transantiago pasa por encima y una cascada gigante se levanta.
Valeria Cortés San Martín, 11 años, Antofagasta.
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Lluvia
Las gotas de lluvia se deslizaban por la ventana del aula lentamente, deformando la imagen de los edificios santiaguinos. Las muchas respiraciones ayudaban a empañarlas, hasta que alguno las limpiaba con la manga de su chaleco, dejando al descubierto lo que sucedía afuera. Casi se podía oler el perfume de la tierra mojada. El fino tamborileo en el techo no cesaba, embobando los sentidos. En la clase, el único atento era el valdiviano.
Ema Garrido, 17 años, La Reina.
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El horrible tormento
Abre los ojos. De una intranquila noche se ha despertado. El guerrero despiadado se desliza sigilosamente por Santiago. El trueno salvaje ataca sin piedad las casas del bello Santiago, bloqueando el camino con secos árboles, los pocos que había. Flechas de lluvia y espadas de viento. Arrasan con todo el pobre Santiago. Al terminar la tormenta sale el sol, acabando con todo el horrible tormento.
Martín Varas, 12 años, La Florida.
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Una noche en Santiago
La lluvia golpeaba fuerte su ventana, el intenso frío estaba congelándolo. Se sentía hambriento y demasiado cansado luego de un arduo día de trabajo. Sintió pasos… No tenía hora, pero sabía que la gente cesaba de concurrir a esa céntrica calle santiaguina mucho antes. Temió por su vida… Ya lo habían invadido y lo golpearon tan fuerte, que no pudo moverse por una semana. Los pasos se acercaban… Tomó su arma y esperó en silencio. El intruso se detuvo junto a él, ofreciéndole una caja de vino. Soltó entonces la piedra, retiró los diarios que le cubrían y sonrío.
Enrique Rodríguez, 23 años, Padre Hurtado.