Candidatos repetidos: las causas de la falta de relevo en la política chilena
En PS algunos sectores han visto con reticencia una nueva candidatura de la expresidenta Bachelet, pero en la derecha el nombre de Matthei se mantiene firme y no hay críticas a que ella suena como presidenciable desde 1992. El presidente de Amarillos, esta semana, propuso como candidato al expresidente Frei. Tres nombres de las últimas décadas, sin nuevas caras en la política. Un país conservador y una generación perdida son dos causas que apuntan acá algunos consultados.
Por Jorge PalaciosCompartir
“Hoy día me sentiría más cómodo con Eduardo Frei Ruiz-Tagle (…). Yo creo es un muy buen nombre“.
La frase es del presidente de Amarillos por Chile, el diputado Andrés Jouannet, y se posaron en un escenario algo adelantado a los hechos, pero que sigue generando tema en los últimos días: la próxima elección presidencial. Ello, pese a que aún reste cerca de año y medio para que se lleven a cabo los comicios por el máximo cargo popular del país.
No obstante, pese a la lejanía de la primera vuelta —aunque hay una relativa cercanía con las primarias y las negociaciones de la misma—, ya hay nombres que comienzan a esbozarse para ese encuentro.
Pero, para quienes han votado desde hace más de dos décadas, los nombres en la órbita no son nada nuevos.
Sin ir más lejos, el personaje público que aparece con mayor preferencia presidencial en estudios de opinión es la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei (UDI). Eso sí, la integrante de lo que alguna vez se denominó la “patrulla juvenil” fue esbozada como candidata presidencial por primera vez en 1992, hace 32 años, cuando se habló de una competencia en una primaria con el entonces senador Sebastián Piñera.
Sin embargo, la historia es conocida y toda pretensión presidencial de Matthei se frustró luego del recordado Kiotazo, polémica por la que terminó deponiendo su precandidatura.
Mientras tanto, quien figura mejor posicionada desde la otra vereda, en la izquierda, también es un nombre más que conocido para los chilenos y para las papeletas. Se trata de la expresidenta Michelle Bachelet, quien se nominó como candidata presidencial en 2005, alcanzando con éxito dicha misión en dos oportunidades.
Aunque esta semana Bachelet clarificó su postura —nuevamente— y dijo que no sería candidata, las encuestas le siguen favoreciendo por encima de nombres del propio Gobierno, como las ministras Carolina Tohá (PPD) —de las mejores aspectadas desde su partido para la presidencia— o Camila Vallejo (PC).
Bachelet y Matthei fueron contendoras directas en la segunda vuelta presidencial de 2013.
Saliendo del nombre de ambas, quien les sigue en las encuestas es otro familiarizado con la papeleta electoral: el exabanderado presidencial del Partido Republicano, José Antonio Kast.
El ex UDI ya señaló que sería candidato otra vez en 2025. Inclusive, fuera de un pacto de Chile Vamos, por lo que disputaría directamente con Matthei. De concretarse ello, sería la tercera postulación a La Moneda de Kast desde que se inició en 2017.
A ellos buscaría sumarse la nominación de Jouannet, aunque con un panorama similar. Frei, candidato en 1993 y Presidente en 1994, lleva un par de años alejado de la primera línea de la política. Pese a ello, en su defensa salieron militantes de la Democracia Cristiana, quienes apelaron al ambiente de su mandato.
Renovación política: un Chile “conservador” y una generación perdida
Con los nombres preliminares dispuestos sobre la mesa, algunos tienen su apreciación respecto a por qué las figuras nominadas no distan a lo largo de los años.
Su preferencia por esos nombres podría dar un atisbo de la sociedad chilena, plantea José Rodríguez Elizondo, Premio Nacional de Humanidades.
“Aquello puede significar que somos institucionalmente conservadores”, considera el exembajador de Chile en Israel durante el gobierno de Frei. A eso añade que también podría significar que “los políticos renovados no están en el reino de los cargos, o que debemos elegir entre los buenos columnistas”.
Otra interpretación es la que otorga el secretario general del Partido Socialista (PS), Camilo Escalona. Parlamentario por 20 años, dice que “con la elección del Presidente Gabriel Boric debió producirse un avance mayor en la renovación de los liderazgos políticos”. Pero, sin embargo, “por las tensiones nacionales e internacionales, sumado a las dificultades iniciales de la instalación de este nuevo Gobierno, han conducido a que amplios sectores tomen distancias”.
Ello, comenta, ha generado que un grupo grande haya optado “por opciones ya conocidas”. En lo mismo, aprovecha para hacer el punto y sumar adhesión a su candidato: Mario Marcel.
“En definitiva, la renovación es más difícil de lo que parecía”, concluye.
Algo ahonda en ese punto el investigador del Instituto de los Estudios de la Sociedad (IES) e investigador asociado de Faro UDD, Rodrigo Pérez de Arce.
Ante la posibilidad de reflote de nombres antiguos, el abogado advierte —en primer lugar— que en “política nadie regala nada. Quien puede tener posibilidades de ganar un cargo, lo va a hacer”.
Por otro lado, reconoce problemas de generaciones casi perdidas, tanto en la izquierda como en la derecha.
“Hay una generación que tiene hoy entre 45 y 60 años, que por distintos motivos no ha logrado tomar puestos de mayor liderazgo. Muchos han tenido trabajos súper importantes y han hecho cosas buenas e interesantes, pero nunca lograron despegar“, acota, tomando como ejemplo a la ministra Tohá y al senador Ricardo Lagos Weber (PPD). Sobre la primera, menciona, que “por trayectoria debería poder ser candidata presidencial fácilmente, o al menos un nombre que suene, pero todavía no logra despegar”.
En el lado opositor, eso sí, vislumbra un problema distinto. “Particularmente en la UDI ha habido muchísimos problemas en posicionar al partido luego de la generación de los coroneles. Después de ellos hay una especia de vacío generacional muy fuerte”, considera, hablando de Rodrigo Álvarez, Marcelo Forni o Darío Paya. Caso aparte, pero en el mismo saco, ingresa a los ex UDI José Antonio Kast y Marcela Cubillos, quienes, como el grupo anterior, eran los encargados de tomar la posta.
Con el planteamiento hecho, Pérez de Arce considera algo similar a Rodríguez Elizondo. “La aspiración de la ciudadanía chilena de ‘cambios con estabilidad’ sigue estando ahí. Y vamos a ir votando por quien nos proponga esos cambios con estabilidad”, señala, destacando que ello ocurre independiente de si la persona elegida sea vieja o joven.
“En algunas momentos se va a enfatizar más la idea de cambios y en otros la de énfasis en la idea de estabilidad”, añade.
Sobre el aura constante de los presidenciables de antaño, cierra con que hay “una romantización de lo que fueron esos tiempos y mandatos por el contraste con hoy. Como son personas personas conocidas y, en el fondo, tienen cierto caudal electoral. Discutible, pero lo pueden tener“.