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Reportajes

Una muerte en el set de filmación: la tragedia que destapó la compleja situación de seguridad en el mundo audiovisual chileno

El pasado jueves un accidente ocurrido en El Colorado remeció a la industria audiovisual chilena. La asistente de producción Fabiola Flores falleció tras caer de una máquina pisanieve durante una de las jornadas de rodaje de la película peruana "Soltera, casada, viuda, divorciada 2". El caso evidencia la compleja situación laboral que viven los trabajadores del área en Chile. "Muchas veces trabajamos con cables, con faena pesada, y no existen lugares para capacitarse", acusan.

Por Micol Parra
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En su último día de trabajo en el centro de ski El Colorado, Fabiola Flores Hernández, de 34 años, asistente de producción trayectoria en el cine, se desplazaba en una máquina pisa nieve. Era el último jueves de agosto, alrededor de las 18:15 horas, ya empezaba a oscurecer sobre las montañas mientras el equipo de la película peruana “Soltera, casada, viuda, divorciada 2” ya había rodado sus últimas tomas en la locación. Habían llegado desde Perú, trayendo consigo una energía que se disolvió rápidamente tras el accidente en los Andes.

Esa tarde, la máquina avanzaba con su ritmo mecánico, cuando de repente, Fabiola cayó desde la jaula de transporte hacia la parte trasera. Fue cuestión de segundos. Tras la caída, el caos se desató en el set y entre los funcionarios de El Colorado. En ese instante el tiempo parecía haberse roto. El resto fue un frenético intento por revertir lo irreversible. Fabiola fue trasladada de urgencia a la Clínica UC de El Colorado para estabilizarla, luego a la Clínica UC Christus de San Carlos de Apoquindo y, finalmente, al Hospital Clínico de la Universidad Católica. Allí, durante cinco días, permaneció en estado crítico.

La noticia sobre el accidente se extendió rápidamente entre el mundo audiovisual chileno. El 3 de septiembre, finalmente, la noticia de su muerte se hizo pública. Las reacciones ante el hecho se expandieron con una mezcla de pesar y furia entre los distintos colegas de Fabiola.

Las voces de quienes viven detrás y delante de las cámaras no tardaron en alzarse. El Sindicato Nacional Interempresa de Profesionales y Técnicos de Cine y Audiovisual (SINTECI) fue uno de los primeros en reaccionar.

En un comunicado, expresaron su consternación por la muerte de Fabiola, culpando a la precariedad y la falta de medidas de seguridad en el entorno laboral. La tragedia, dijeron, no era solo un accidente, sino el resultado inevitable de una industria que había dejado de lado la vida de quienes hacían posible cada toma.

Margarita Marchi, vocera de SINTECI, complementó a The Clinic: “No existe un protocolo que traduzca las formas de trabajo del audiovisual a una política de seguridad del sector”.

Subrayó que esta carencia es una responsabilidad que recae principalmente en los empleadores y que, a diferencia de otras industrias como “la construcción o la minería”, en el audiovisual chileno no hay estándares claros que protejan a los trabajadores de accidentes. “Es una gran carencia nuestra”, sentencia.

Miguel Asensio, dueño de Tiki Films -para quien trabajaba Fabiola Flores-, fue consultado por The Clinic el pasado jueves por el accidente fatal. En sus declaraciones marcó distancia respecto al accidente en El Colorado que ocurrió durante la grabación de la película donde Fabiola Flores, terminó por perder la vida.

Asensio enfatizó que “no soy quien tiene que aclarar, tienen que ser los organismos correspondientes”. “Es como si yo invierto en una startup, y en esa startup hay un accidente”. Confirmó que el incidente tuvo lugar “al terminar la grabación de la película. En la recogida del material”.

Asensio también agregó que los encargados de la cinta son La Soga Producciones, conocida por el remake de “No estoy loca” (de Nicolás López). Respecto a la responsabilidad de Tiki Films, Asensio expresó que “hay un desconocimiento total del caso. Entonces, me parece precipitado hacer esas afirmaciones”, insistiendo en que “las cosas caen por su propio peso. O sea, me refiero, se va a saber en algún momento lo que pasó, todo, y quién sea responsable”.

No es un caso aislado

Una trabajadora de la industria audiovisual, quien prefirió mantener su nombre en reserva, relató a The Clinic diversas experiencias que la empujaron a renunciar a su carrera después de 25 años de ejercicio.

Según la mujer, existen otras historias que, aunque menos visibles que las de Fabiola, evidencian la compleja situación de los trabajadores. Esta trabajadora cuenta las experiencias que la empujaron a dejar una carrera que había sido su pasión durante más de dos décadas.

Recuerda, con una mezcla de agotamiento y rabia, un rodaje en alta mar. Tras doce horas de filmación sin descanso, ella y su equipo fueron subidos a unas vans para un viaje nocturno desde La Serena hasta Punta de Choros, situación que le pareció peligrosa por las pocas horas de descanso del personal.

“En ese momento sentí que nos podíamos matar todos en la carretera. Era un equipo que estaba agotado. Los choferes, estaban hace horas también ahí, estaban agotados igual que todos nosotros. Tuvieron que manejar de noche en una carretera muy peligrosa, sin ni siquiera haber comido, porque comimos recién cuando llegamos”, explica.

A pesar de haber planteado sus preocupaciones al productor ejecutivo, tanto antes como después del rodaje, la respuesta que recibió fue una que ya había escuchado en otras ocasiones. “Se trabaja así en cine”, le dijeron.

Esa frase, se repetía como un mantra en cada rodaje. Un recordatorio de que la seguridad y el bienestar de los trabajadores quedaban siempre en segundo plano frente a las demandas del proyecto.

Lo que aquella mujer relataba era parte de una constante. Según varias fuentes consultadas para este artículo, la situación se repite con frecuencia: contratos que mencionan medidas de seguridad que jamás se implementan, un único prevencionista de riesgos encargado de un equipo de cientos de personas, y jornadas largas y peligrosas sin el resguardo necesario.

El glamour del cine está lejos de los rodajes y revela la crudeza de una industria que, en su búsqueda de la perfección visual, ignora las condiciones de quienes la hacen posible.

La mujer agrega que en otra jornada de rodaje hubo incidentes que solo añadieron tensión a la situación. Entre las situaciones relata robos de equipos, agresiones al personal, momentos que, en su opinión, podrían haberse evitado con mayor supervisión y control.

Según explica, cuando intentó elevar sus quejas al dueño de Parox, Sergio Gándara -quien no respondió a los mensajes de The Clinic-, la respuesta que recibió fue una advertencia de no denunciar a la Dirección del Trabajo. Hacerlo, le dijeron, podría complicar las cosas para la productora y para su carrera.

El gremio audiovisual: un círculo muy pequeño

El ciclo de malas prácticas dentro de la industria audiovisual parecía impenetrable para la encargada de postproducción que, tras sufrir malos tratos, decidió denunciar su situación a SINTECI. Sin embargo, la respuesta que recibió estuvo lejos de lo que esperaba.

“Es que son los mismos productores, las mismas cámaras, los mismos asistentes de producción, los mismos coordinadores”, explica resignada, señalando cómo las mismas personas circulan entre las productoras más grandes del país, como Parox, Tiki y Fábula. Un circuito cerrado, donde la denuncia puede significar un suicidio profesional.

Cuando la trabajadora entendió que no habría mejoras, optó por lo más doloroso: renunciar a su oficio. “Yo me fui de Chile, porque después de eso no me volvió a llamar nadie nunca más”, comenta.

El mundo audiovisual es muy pequeño, de hecho, son los mismos sindicatos donde su personal está vinculado a las productoras. La vicepresidenta de SINTECI, Paola Zoccola, por ejemplo, había estado asociada a Sobras Films, la productora que compartían Miguel Asensio y Nicolás López. Contactada para este artículo Zoccola no quiso dar declartaciones.

La voz de los gremios del sector audiovisual

Tras el fallecimiento de Fabiola en la nieve, 14 gremios audiovisuales presentes en Chile emitieron un comunicado conjunto donde advirtieron que “este grave accidente evidencia la fragilidad de las condiciones laborales de nuestro rubro”, indicando que no se cumplieron las condiciones mínimas de seguridad durante la jornada.

Cecilia Valencia, presidenta de la Asociación de Continuistas y Asistentes de Dirección de Chile y la Asociación Chilena de Cinematografía (ACAD), una de las organizaciones firmantes, indica a The Clinic que lo ocurrido era “absolutamente evitable” y subrayando la importancia de establecer normas más estrictas. 

“La colega, en el fondo, sufrió un accidente estando en una parte de un vehículo que no es un vehículo de transporte de pasajeros. Entonces ahí es donde nosotros generamos esta alerta”, comentó.

Cecilia Valencia enfatiza en la necesidad de contar con protocolos más exigentes y la inclusión de prevencionistas de riesgo en el lugar de filmación, recalcando que actualmente los trabajadores del sector operan bajo la Ley de Arte y Espectáculos (Ley 19.889), la cual permite jornadas de hasta 66 horas semanales. “Eso significa que nosotros podemos trabajar de lunes a sábado, 6 días a la semana, hasta 11 horas diarias”, explica. 

Según Valencia este régimen de trabajo prolongado no solo genera fatiga, sino que también aumenta la probabilidad de accidentes. La presidenta de ACAD también destacó que el gremio cuenta con SINTECI a la hora de hacer una denuncia por diversas prácticas irregulares, y que estas suelen hacerse de manera anónima, “porque muchas veces pasa que los trabajadores tienen mucho miedo de perder el trabajo”. 

Violeta Banda, presidenta de Nosotras Audiovisuales, otra de las organizaciones firmantes, asegura que existen limitaciones en la seguridad durante los rodajes debido a problemas presupuestarios. “Se bypasean ciertos protocolos”, indica la representante de la agrupación, quien asegura que no siempre hay un prevencionista de riesgo durante las filmaciones. 

Banda considera que uno de los grandes problemas en el gremio son las extensas jornadas de trabajo a la que se someten los trabajadores audiovisuales. “Esto, por un lado, afecta la salud mental de los trabajadores, también puede desencadenar en accidentes. Las jornadas de trabajo van desde las 10 horas más colación, y hasta dos horas extras que generalmente se sobrepasan, afectando incluso la legalidad del contrato”, señala. 

Verónica Abarca, vicepresidenta de la Asociación de Productores Independientes (API), explica que en comparación a otros gremios como la minería, no hay ningún tipo de guía para los elementos de seguridad que deben tener los trabajadores.

“Si uno busca en Google, condiciones de seguridad laboral para minería, te aparece un texto enorme, te lleva a la página de la Achs y te dan ejemplos e información. Pero en nuestro rubro no se ha hecho ese trabajo. No existe nadie que se haya dado la pega de decir cómo trabajar en un set o cuando se tiene que trabajar sobe una escalera en altura, cuando se tiene que usar un arnés”.

Sobre los rodajes en condiciones climáticas adversas, como puede ser la montaña, sostiene que no hay ningún tipo de certificación para que los trabajadores puedan capacitarse antes de participar en estos entornos. “Muchas veces trabajamos con cables, con maquinaria pesada, y tampoco existen lugares para capacitarse. Para efectivamente corroborar que un trabajador está capacitado y tiene un nivel de expertis mayor”. 

Abarca cuent que para que en una productora se presenten las condiciones de seguridad va a depender de la suerte o el azar. “Si sabes un poco más y trabajaste en otros lugares, quizás te vas a preocupar de cumplir las normas básicas, como la ropa de trabajo, bloqueador, tener toldo, pero en muchos casos que la gente no los aplica por desconocimientos, porque no hay acercamiento de la seguridad social y la seguridad de los trabajadores de nuestro rubro”.

La investigación tras la muerte de Fabiola

Previo a la muerte de Fabiola, mientras su familia se mantenía en un estado de espera, atrapada entre el dolor, los pormenores del accidente se mantuvieron en el anonimato. La situación cambió después de su muerte.

Ahora sus seres queridos aguardan respuestas. No buscan venganza, aclaran que quieren que la verdad salga a la luz y que las condiciones que llevaron al accidente sean expuestas para que se implementen cambios reales en la industria y así evitar futuras tragedias.

Hoy las causas de la muerte de la asistente y las posibles responsabilidades están siendo investigadas por el Ministerio Público, institución que ordenó que Carabineros se encargue de las diligencias.

Ayer fue el funeral de Fabiola. La convocatoria realizada por la familia indicó: “Agradecemos a todos aquellos que deseen acompañarnos en los servicios fúnebres para honrar su memoria”. Según cercanos a la familia, la mejor forma de honrar esa memoria es que su historia sirva para que episodios como el ocurrido en El Colorado no vuelvan a pasar.

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