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Opinión

6 de Enero de 2012

Aquí hubo dictadura militar, cruel y sanguinaria

Lo que se vivió en Chile el 11 de septiembre de 1973 fue un “golpe militar”. Eso es lo que aparece en los libros de historia de todo el mundo. Entonces, hablar de “pronunciamiento” o “gobierno militar” es tratar de cambiar las cosas y suavizarlas. Es como llamarle “solución final” al “holocausto”. Si hay gente […]

Teresita Reyes
Teresita Reyes
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Lo que se vivió en Chile el 11 de septiembre de 1973 fue un “golpe militar”. Eso es lo que aparece en los libros de historia de todo el mundo. Entonces, hablar de “pronunciamiento” o “gobierno militar” es tratar de cambiar las cosas y suavizarlas. Es como llamarle “solución final” al “holocausto”.

Si hay gente que no quiere admitir que aquí hubo una dictadura, eso es porque las mismas personas que hasta hace poco decían “que no supieron” de las torturas y las matanzas que ocurrieron frente a sus narices, siguen sin querer mirar la historia. Este es un país con gente tan obtusa que no quiere ver lo que es evidente.

Si solo se ve lo que se quiere ver y algunos niegan lo que otros no se cansan de repetir, eso habla de un país en que no existe ningún tipo de reconciliación. Hay dos visiones totalmente opuestas de la historia. Dos versiones irreconciliables en la forma de ver un mismo país.

Esta división se mantiene porque esa gente obtusa está en ambos lados. Hay quienes sostienen que la gente de izquierda está llena de odio y cosas por el estilo. Y si bien es innegable que la izquierda también ha cometido errores, lo cierto es que aquí hubo muertos. Miles de hombres y mujeres con una vida tranquila que fueron torturados y asesinados de las formas más crueles e ignominiosas que el hombre pueda imaginar.

Y detrás de esos muertos hay padres, hermanos, amigos, amantes y descendientes. Cuando se muere un ser querido, ese es un dolor muy difícil de superar. Pero cuando te lo matan, ni bajo la tumba es posible olvidarlo. Como madre, entiendo a las mamas que más de treinta años después siguen luchando por la memoria de sus hijos. Entiendo a quienes siguen y siguen luchando, exigiendo verdad, justicia y verdad.

Porque lo más importante es la verdad. Saber porqué mataron a tu hijo. En qué momento exacto y de qué forma. Si no se sabe la verdad, cualquiera puede llegar y cambiar la historia por decreto. Ahora podrían decir que a los que tiraron al mar les estaban enseñando a nadar. Lo que no tiene nada de gracioso. Porque hay gente que hasta se lo podría creer y, peor aun, gente que quisiera creerlo.

Pero a mí no me vienen con cuentos. Yo le digo al pan pan y al vino vino. Aquí hubo dictadura militar, cruel y sanguinaria. Eso de “régimen militar” es algo muy distinto. Puede tratarse de un estado de excepción en que un gobierno democrático pide a las Fuerzas Armadas intervenir por un tiempo acotado para reestablecer el orden. Y cuando la fiesta está en paz, los generales vuelven a sus cuarteles. Pero no creo que ningún gobierno en el mundo haya pedido un régimen militar por más de 17 años.

Nadie puede perder la memoria por 17 años. Mucho menos un gobernante. No entiendo qué es lo que trata de hacer de Piñera y su gobierno. Tienen una manera de gobernar extrañísima en que tratando de agradar a todos, terminan con la aprobación que tienen. Lo cual es lamentable, porque Piñera es un patriota y quiere lo mejor para el país, pero el problema es que nadie sabe cuál es su carta de navegación. Hasta a Pinochet se le cachaba más la onda, tenía claro como dirigir su Dictadura.

Mientras las madres sigan exigiendo saber cómo murieron sus hijos al mismo tiempo que otros intenten cambiar la historia, seguirán habiendo dos historias en un mismo país. ¿Cuál de estas dos historias es la que quiere construir Piñera para el Chile del futuro? Eso habría que preguntárselo a él.

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