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Opinión

4 de Septiembre de 2012

“Yo fui una persona fanática”

No es necesario presentar a este entrevistado. Moreira ha sido durante los últimos veinticinco años sinónimo de varias cosas. Él lo sabe. Dice que cambió hace años y que la gente no lo nota. Estuvo en nuestra oficina y nos contó que había fumado marihuana cuando joven -y, dice, no le hizo nada por su peso de entonces- y que “no es tan malo”. Moreira se confiesa con The Clinic.

Pablo Vergara
Pablo Vergara
Por

Foto: Alejandro Olivares

¿Qué siente Iván Moreira acá?
-A ver, la verdad es que está entrevista la di con cierto temor. Porque asumo demasiados riesgos y me resulta de alguna manera pintoresco que aparezca nada menos con quien en el pasado hemos tenido, diría, muchas diferencias, y las seguimos teniendo, que es con Pato Fernández…

Y está sentado…
-Y estoy sentado precisamente en la oficina de él. Y en su asiento. Espero que no lo cambie.

¿Qué le parece la oficina de Pato Fernández?
-Me parece que está llena de moscas. No sé qué es lo que significa eso. Llena de moscas. Sería bueno que de la caja chica que maneja…

Que no es poca.
-…que no es poca, comprara algún elemento disuasivo para las moscas; disuasivo, porque los ambientalistas podrían perseguirlo por matar moscas.

Partamos por el NO. ¿Por qué se picó tanto Pablo Larraín con usted?
-Mire, no sé por qué se picó pero la verdad es que ciertamente quizá mi mayor problema es que soy un hombre de muchas ironías; escribo con ironía, irrito. Es una suerte, no de entretención, pero un poco para molestar por todos los insultos que recibo en el Twitter. De los 20 mil seguidores que tengo, por lo menos unos 5 ó 6 mil se dedican todo el día a torearme, a decirme de todo. Y creo que es la mayor muestra de libertad de expresión y democracia, porque no he bloqueado a nadie.

¿Ud. dijo que no había que ir a ver la película?
-No, no dije eso. Le contesté a una persona diciéndole que pensaba que los chilenos no iban a ir a ver el NO, sino que iban a ir a ver más la película de Stefan Kramer, porque los chilenos quieren mirar al futuro y reír. Y esto se tomó como una campaña iniciada por mí contra la película. No tengo nada en contra del cine chileno; voy a ir a ver la película.

No ha ido.
-Voy a ir a verla, no sé si hoy o mañana. No voy a decir a qué teatro. Y voy a ir a matiné, porque espero que ahí esté más tranquila la cosa. Para poder opinar en propiedad. Pero no tengo ningún prejuicio con la película, se han hecho tantas otras películas…

Pero cuando habla de mirar al pasado, ¿dice que la gente no debiera mirar a ese tiempo?
-No, lo que pasa es que acá existe un problema: ¿qué es lo que digo? ¿Cuál es la verdad que no te quieren creer? ¿La verdad que no se dice? La verdad mía es que guardo, respecto al general Pinochet, una lealtad humana. Valoro la democracia, y no solamente me gusta: aprendí la lección de lo que significa un país sin democracia, porque me formé en un régimen militar.

Dictadura, le dicen.
-O dictadura, como la llamen. No tengo complejo en reconocer que hubo un gobierno autoritario, un régimen militar. Si le quieren llamar dictadura, llámenle dictadura; si le quieren llamar régimen militar, llámenle régimen militar. No tengo atados. Lo que sí es que, por una cuestión de lealtad, tuve cercanía con quien de alguna manera murió sin nadie del mundo político al lado.

Lo dejaron botado.
-¿Me entiende? Entonces, valoro la democracia; aprendí la lección. ¿Quién no entiende hoy universalmente el valor de los derechos humanos?

Cristián Labbé. La trayectoria de ustedes dos tiene diferencias sustantivas.
-Hablo por mí, no por los demás. Cada uno sabe dónde le aprieta el zapato.¿Cómo he demostrado mi actitud de entendimiento? Si no se trata de pedir perdón. Yo no he cometido ningún crimen, no tengo las manos manchadas con sangre. He sido un político honesto y eso la Concertación lo sabe. Pregunta. Habla con la gente, cuál es su apreciación sobre mí. Fuimos enemigos en el pasado pero la democracia nos ayudó a ser adversarios políticos, que es una cosa muy distinta.

¿Y por qué lo dejan botado a Pinochet?
-Espera. En Chile se logró una convivencia, una amistad cívica con todos. He aprendido que el diálogo es importante. Lo que pasa es que uno aparece como una figura dura, intransigente.

Y le gusta ese papel.
-No es que me guste, es que digo las cosas por su nombre porque veo demasiada hipocresía. Un discurso privado, de pasillos; y un discurso público. ¿Por qué lo dejaron solo a Pinochet? Porque cayó en desgracia. Y cuando una persona cae en desgracia…

¿Cuándo cayó en desgracia? Por la cosa de las platas.
-No, diría que por todo el tema de los derechos humanos, los cuestionamientos que hubo contra él.

Pero lo último fue por la cosa del Riggs. Que ahí hacen distancia.
-Mira, quiero quedarme con las cosas buenas que hizo. Y las cosas buenas fueron transformar a nuestro país. Evidentemente hay una responsabilidad política y la reconoció, pero nadie la quiso escuchar porque todos querían pedir perdón. Hay una responsabilidad política que asumió sobre las cosas que pasaron en su gobierno. ¿Se violaron los derechos humanos? Claro que se violaron. Y si me dices ¿y por qué no hicieron nada ustedes? Yo hablo por mí, porque quizá nosotros pecamos de omisión. Yo era demasiado joven. Me formé en un régimen militar y no conocía la democracia. Lo único que había visto era la lucha que teníamos cuando tenía 16 años en Punta Arenas y era dirigente del Partido Nacional.

¿Era Patria y Libertad?
-Nunca fui Patria y Libertad. Ni del Comando Rolando Matus. Siempre se han tratado de generar caricaturas sobre mí. Pero la gente cuando me conoce cambia de opinión. En el tema de los derechos humanos, conversé con muchas personas y me quise colocar en su lugar. He conversado con Aguiló, con Montes, Hugo Gutiérrez. Me interesó saber qué piensan. Y recibí un muy buen respaldo cuando fui vicepresidente de la Cámara. De todos los sectores.

Con la perspectiva del tiempo, ¿cómo se ve la cosa de las platas de Pinochet? El Riggs.
-Lamentablemente, creo que es una situación que se ha magnificado. Veo la situación económica de ellos hoy y no sé dónde están esas platas que dicen que estaban.

Pero se probó judicialmente que había platas que se habían desviado.
-Pero no conozco ningún resultado de una investigación o una sanción judicial, porque no la hubo.

Porque murió Pinochet.
-Pero no la hubo. Y pudiese haberla habido antes. Pero no la hubo.

¿Cómo están los Pinochet?
-Bueno, hoy tienen un bajo perfil. Si alguien piensa que son personas adineradas, no es así. Viven con mucha austeridad. Mi relación es más bien con Marco Antonio y siempre estoy preguntando por ellos. Si yo no los voy a dejar botados nunca. Como a nadie.

Usted dijo que iba a morir con las botas puestas en eso.
-Sí. Morir con las botas puestas es decir que en las buenas y en las malas uno tiene que estar con las personas. Yo desafío, y emplazo, si es que hay alguna persona que me pueda achacar un problema de derechos humanos. Nadie. Y te lo digo de esta manera: tuve hace tiempo una conversación con Hugo Gutiérrez y en ella estaba toda la bancada comunista. Los recibí en mi calidad de vicepresidente de la Cámara cuando llegaron al Congreso y fue una cosa un poquitito tensa. Les pregunté, como estaba tan tenso el ambiente: “¿ustedes tienen algún problema conmigo? ¿Tienen alguna acusación de derechos humanos conmigo, alguna cosa?”. Y Hugo Gutiérrez me dijo “mira, si tú tuvieras las manos manchadas con sangre, no estaríamos hablando”. Yo guardo una buena relación, cívica, con ellos.

¿Y cómo son los comunistas?
-Los comunistas llegaron democráticamente al Congreso, son caballeros, se portan bien, conmigo han sido muy respetuosos, hacen su pega. Incluso tienen, como dije, un muy buen contador porque parte importante de los recursos que les entrega la Cámara se lo entregan al partido, y eso es real. Y, diría, la pega dura no la hacen ellos, la hace la Concertación; los escándalos los hace la Concertación y ellos siempre están detrás. En dos años, tienen a una Concertación a sus pies y a una DC rendida. Porque nadie puede cambiar de opinión de la noche a la mañana sobre lo que ellos consideraban a los comunistas. Y lo otro: ahora tienen en la CUT a una persona de sus filas; en las federaciones de estudiantes. Falta, y en una de esas, que ellos se sientan con el derecho de tener candidato presidencial y participar en las primarias.

FANÁTICO (R)

¿Y son los comunistas como pensaba Ud.? Porque en los 80 eran el demonio.
-Ese es el tema. La verdad es que uno los veía en negro. Veía en negro la Unión Soviética; veía en negro Cuba, pero sigue siendo negro el color de Cuba… Y veía en negro China comunista. Y estuve en China comunista recién.

Fue con Golborne.
-Así es, participé de esa visita. Sin costos para la Cámara, para que quede clarito. Y conocí un país con mucho colorido y uno dice “pucha, me encantaría ser comunista”, porque los comunistas de China son comunistas de derecha.

¿Cómo ve al gobierno? Antes Ud. le decía capitán veneno a Piñera.
-Mira, en la vida, en la vida…

¿O lo veía en negro? Jaja.
-No, no, no. Son partes de un pasado mío que diría de un cierto fanatismo en las cosas.

¿Usted era fanático?
-Sí. Yo fui una persona fanática. Y no tengo empacho en decirlo. Lo importante en la vida es crecer. Me estigmatizaron como el violento, como el fascista, el facho y todas las cosas que me dicen.

¿Y cómo es ser Moreira en la vida?
-¿Cómo es ser Moreira? Moreira es un gallo encantador.

Le va bien con las mujeres, dicen.
-Ellas tienen que decirlo. Es verdad que soy galán con las mujeres, soy caballero. Soy un gallo comprometido con lo que hago. De hecho, gano en un distrito -La Cisterna, El Bosque y San Ramón- que es de izquierda, siempre lo hago. Y no lo digo en forma pretenciosa: gano porque tengo un compromiso con la gente. Yo recorro. Es como cuando voy a ciertas ferias y me encuentro con gente de izquierda, comunista, que no es que vayan a votar por mí pero no hablan mal de mí porque dicen “oiga, Moreira, usted nos cansó”. “¿Por qué?”. “Puta, porque es el único que viene, lleva veinte años viniendo y ya no lo podemos echar”. Gente que me echaba cuanto garabato había. Soy un gallo trabajador.

Por ejemplo, recién me decía esto de ir a ver la película del NO en matiné.
-Si fue una broma. Una ironía.

Pero igual ir a meterse a algún lugar y que salga algún imbécil y le pegue.
-Bueno, pero es que ese es el costo de las cosas.

A eso me refería.
-No le hago el quite a nadie. De hecho, siempre tengo muchos conflictos. Mira, aunque los lectores no lo crean: a mí me va muy bien con la gente. Porque soy consecuente. Pero el gallo de izquierda, ese duro, ese que tiene resentimiento, ese me enfrenta. Y con dureza; hasta con violencia.

¿Le han pegado?
-Me han tirado cosas en la calle. Y no puedo andar solo. Hay ciertas partes en que no puedo ir solo.

Pero esas partes no son su distrito.
-No. Por ejemplo, el barrio Bellavista.

Son lugares más de clase media.
-No, no. Es que hay gente de izquierda y se enoja. Hay gente que se enoja.

Pero por ejemplo, usted fue extremadamente duro cuando Jorge Reyes salió a decir no sé qué cosa de los homosexuales. No lo vi en otros.
-Claro. Esto es también una cuestión política. Yo era homofóbico.

¿Hasta cuándo?
-Es que el cambio de Moreira es de hace unos ocho o diez años. Pero estoy estigmatizado. Porque empecé quizás a escuchar más a la gente, a entender más a la sociedad.

¿Por qué era homofóbico?
-Era homofóbico y dije cosas…

Brutales.
-Brutales. Pero después empecé a tener una visión distinta.

¿Por qué? ¿Qué lo cambió? ¿Tiene amigos homosexuales?
-No. Conocidos, sí. Cosas que me hicieron cambiar, ver las cosas desde una perspectiva distinta, madurar. Mira, pueden decir muchas cosas de mí pero soy un gallo que en la vida he ido avanzando.

Usted estaba divorciado, era de los pocos en la UDI.
-Sí, fui el único que votó a favor del divorcio. La visión de antes era que la gente decía, y yo también: “soy el único Opus Night de la UDI”. Pero eso ha ido cambiando porque las personas tienen vivencias, muchos parlamentarios se separaron. Entonces, después con la píldora del día después también voté a favor. El tema de los homosexuales, la ley antidiscriminación… Si en lo único en que estoy en desacuerdo es en que se casen. ¡Pero respétenme! Y este Presidente ha ido mucho más allá. ¿Cuándo habían estado los dirigentes homosexuales con dignidad y con respeto en La Moneda? Ha sido este gobierno. Y el presidente Piñera no lo ha hecho por cálculo político. No va a ganar ni perder su gobierno porque haya tenido una apertura humana y valórica respecto a los homosexuales. Yo no estoy de acuerdo con el matrimonio entre homosexuales…

¿Y por qué no?
-Porque creo que sería asimilar, porque creo en el matrimonio entre un hombre y una mujer. Pero respeto que ellos hagan lo que estimen conveniente. He hablado con Pablo Simonetti en más de una oportunidad, le he dado mi opinión. Pero lo más importante es que yo los respeto, que ellos hagan su vida, que es justo que haya este asunto de un acuerdo de vida en común que permita que puedan traspasar cosas patrimoniales. En fin. Pero los respeto. Y este señor del MOVILH me hace ver como que uno, porque también hay un sesgo político en esto. Pero no estoy contra ellos.

¿Cuándo empezó a cambiar Moreira? ¿Qué fue lo que lo hizo? Confiese.
-No, confiéseme. Creo que los porrazos que uno se da en la vida. Todo tipo de porrazos. Tú tienes que tratar de madurar, reflexionar más sobre las cosas, colocarte más en el lugar del otro. Y eso es lo que he hecho en los últimos años. Colocarme en el lugar del otro, del que piensa distinto, del que sufre distinto a mí.

CAMBIADO

Cuando usted habla de lo que ha cambiado. El zamarreo a Schaulsohn, ¿eso fue…?
-Esa fue una anécdota política.

¿Eso es un error para usted?
-Sí, una anécdota política, apasionamientos que hoy no haría. Eso es parte del fanatismo equivocado mío.

Pucha que ha cambiado, Moreira.
-Pero si he cambiado. Pasa que sale lo malo para fuera, po. Por eso que te digo que puedes preguntarle a la gente de izquierda cuál es el nuevo Moreira. Eso no significa que seamos amigos pero hay una valoración. Pero esa valoración no trasciende para fuera. Y estos jóvenes que en el Twitter me sacan la mugre y todo eso…

¿Qué es lo peor que le han dicho en Twitter?
-No… Sería para titular. Jajajajajajaja. No puedo. Jajajaja. No puedo.

Usted estaba muy molesto por la nota que subimos a Internet.
-Mira, la gracia de Iván Moreira es que ha sido una persona que empezó de abajo. No he sido un burgués. He sido un gallo que empecé mi vida de padres separados con la pala y la picota. Nadie me viene a dar lecciones hoy de cunas. Me saqué la cresta: no pude estudiar en la universidad por falta de recursos; trabajé desde los 18 años, era locutor de radio. Cuando algunos dicen ¿por qué salí a los veinte años de cuarto medio? Porque trabajaba. Y trabajaba en las noches y ayudaba para mi casa. Entonces cuando sale una infamia en que dicen que agredí a mi mamá y una serie de mentiras, que bailaba en la jaula en un topless, uno dice ya es muuuucho ya. La historia verdadera es muy simple: Fui locutor de radio, tenía un programa que se llamaba Buenas noches, buena música en Radio Polar de Punta Arenas con frases románticas que las sacaba de Julián García Reyes. Un clásico. Y de ahí iba a un ristorante parrilla show Cosa Nostra. Y este ristorante no era ninguna casa de putas: era un restorán donde uno iba a comer y a las doce de la noche había un cantante, un cantante que venía toda una semana de Santiago. Yo presentaba a ese artista. Lo que pasó es que después de muchos años ese lugar se convirtió en una Whiskería 53. Y algunos malintencionados empezaron a inventar, para la risa, que yo animaba y me metía en la jaula. Eso es maldad. Y por último: cualquier trabajo que uno haga siempre va a ser digno, la plata me la he ganado solito trabajando y haciendo de todo. Nadie sabe que cuando tenía 16, 17 años, trabajaba en las tardes, después de llegar del colegio, en micros. Daba boletos. Mi mamá era una modesta funcionaria de Impuestos Internos.

Ese artículo además muestra papeles en que a usted se le pagaba una asignación de zona cuando estaba en Santiago (de la municipalidad de Punta Arenas).
-Eso es todo un cuento. Lo que pasa es que me vine para acá en comisión de servicio. Qué zona me están hablando. Mira, si yo tuviera algo me hubieran reventado hace mucho tiempo. Fue un cuento que me mandaron en comisión de servicio, o un año, y posteriormente me fui a trabajar a la municipalidad de La Pintana. En la población San Rafael. Yo he sido un gallo que he estado en el barro, siempre.

¿Cuándo conoció a Pinochet?
-En 1978. Cuando una vez fue para allá y hubo el catedralazo. Ahí fue. Y entonces, como lo defendí… yo ya había sido secretario de la Juventud. Había trabajado en la municipalidad. Mira, si yo he trabajado en cuanto hay en mi vida. Y si tengo que lavar un piso, tengo mis dos manitos. Y los apernados: yo soy partidario, y lo hemos conversado con Marcelo Schilling, que salga adelante un proyecto que está en la Cámara que es que las reelecciones se reduzcan y yo no tengo ningún problema en hacerlo.

¿Cuánto lleva en la Cámara?
-Este es mi quinto período. Y voy a ir al sexto y si se da la oportunidad de ser candidato a senador…

¿Y por qué no se ha dado?
-Muchas veces me han dicho “has tenido oportunidades de ser senador y nunca te han nombrado. ¿Por qué sigues en la UDI?”. Mira, yo sigo en la UDI porque la veo como una familia y en la familia hay papá y hay hermanos. Y muchas veces el papá no está contigo; hay un hijo que no lo quieren mucho; hay un hijo que no le dan oportunidades y también los hermanos a veces dan puñaladas por la espalda. Entonces ¿me voy a cambiar? Para qué. Estoy ahí. Tarde o temprano se reconocerá mi trayectoria, de alguna forma se está haciendo hoy. Pero lo importante es que mi trabajo no se lo debo a nadie. Porque cuando fui candidato a diputado, el dueño y señor de aquella zona mía era Camilo Escalona, una zona totalmente de izquierda, doblaba la Concertación. Nadie daba un peso por mí. El único era Pablo Longueira.

LECTURAS Y AMORES

¿Y qué cosas lee Moreira?
-La verdad es que por lo general trato de leer algunas novelas. Trato de leer poesía. Porque soy una persona sumamente romántica.

¿Y qué poesía está leyendo?
-No, si no es que esté leyendo. Pero ponte tú yo soy una persona que me gusta mucho lo de Neruda. De hecho si miras para atrás, cuántos discursos he hecho de aniversario de Pablo Neruda en el Congreso. He regalado libros de Pablo Neruda porque no ando pensando que fue comunista o esto o lo otro. Pero te tengo que decir con franqueza que leo a una persona que no la leía por prejuicio y que la conocí y que es encantadora y nos hicimos amigos hasta el día de hoy: Isabel Allende. He leído varios libros de ella. Yo era medio prejuiciado con ella y se lo dije y la conocí, me la presentó Michelle Bachelet en un viaje que hicimos a México.

¿Y cómo se lleva con Bachelet?
-Excelente. Le tengo un gran cariño, un gran aprecio. Construimos una amistad cívica muy grande. La respeto mucho y la voy a seguir respetando siempre. Creo que se dan en la vida amistades, amistad cívica.

¿Y Lagos?
-No, Lagos era una persona muy dura.

¿Y Lagos chico?
-No, simpático. Tengo bueno onda con Lagos chico pero no me voy a fumar un pito con él ni con Fulvio.

¿Qué piensa de la marihuana?
-Pienso que es muy malo que un parlamentario diga yo fumo. Porque es una muy mala señal para los demás.
Está contra la despenalización.
-Sí, en contra.

¿Por qué?
-Porque la droga hace mal. Tenemos que ser un poco coherentes con lo que hacemos. Tolerancia cero en el alcohol. ¿Ah? ¿Me entiendes? Hay una incoherencia. No sé si es por protagonismo político. Salió con la marihuana. Yo le tengo harta fe a Fulvio. También es un gran galán.

Como usted.
-No, no tanto como Fulvio. Y después salió con esto que se había encontrado con los marcianos, no sé qué cosa. Entonces, creo que hay que ser cuidadoso con eso. Porque si queremos dar una señal con el tema del alcohol, cómo van a estar hablando de legalizar la marihuana.

¿Y los políticos son galanes? Allende lo era. Pinochet también, parece.
-Sí, parece que sí, ah. Es que el poder dicen que es afrodisíaco.

¿Y le pasa eso?
-No, pues, si no tengo poder, yo soy un diputado más.

¿Está soltero ahora?
-Yo estoy muy bien acompañado. Y tranquilo.

¿Y quién es? ¿Se puede saber?
-Una persona que yo quiero mucho. Y bajo perfil. Muy linda pero no hay que meterla en la política ni menos exponerla públicamente, porque cuando uno expone la vida públicamente, después no puede decirle a la prensa por qué se metió. Yo lo hice, en mis matrimonios pasados, exponer mi vida. Cuando me casé con la Carmen Ibáñez. Entonces, al final, cuando uno se separa sale todo en los diarios, etcétera.

Usted anduvo con la Marilú Velasco.
-No, yo fui amigo de Marilú Velasco. Y nada más. Le tengo gran cariño a la Marilú.

Ese cruce me pareció interesante. Que fueran amigos.
-Sí. Y ahí conocí más a fondo a Belisario Velasco. Yo tengo una gran opinión de él.

¿Qué piensa del Clinic?
-El Clinic, perdonando la expresión, se caga a todos.

Gracias.
-De repente está bien la broma, chacotear. Pero de repente se van al chancho con algunas cosas. Está bien que la prensa esté fome pero de repente se hace muy hiriente. Cosas humanas muy hirientes. Creo que pueden decir muchas cosas pero de repente son muy hirientes. Porque si uno… Cuando uno ve una portada, por ejemplo esta donde sale SE LA FUMO TOHA y aparece Fulvio Rossi con un pito de marihuana. Cuando uno ve a la Camila Vallejo TODO CHILE CON LA ROJA con un cuerpo de modelo… Pero resulta que cuando le toca a la derecha, las fotos de la derecha son terribles, tristes.

A Bachelet una vez le pusimos un cucurucho. Decía BIP BIP BURRA.
-Pero la política es sin llorar.

Pero hacer humor político es difícil. Que lo diga la gente del Ají verde, que no consigue sacar chispa.
-Es que The Clinic es un ají verde para muchos medios y me da la impresión que Ají verde no tiene nada de ají verde.

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