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Opinión

27 de Diciembre de 2013

La repartija del poder en la Nueva Mayoría tras el rompimiento del eje PS-DC

Las sentencia de Carolina Tohá, quien calificó como “tóxica” la alianza histórica entre el PS y la DC, fue tomada como un golpe de knock out en el corazón del eje, que tras 25 años al mando de la Concertación ahora da paso a una nueva estructura de poder en la Nueva Mayoría, donde la fidelidad con el programa presidencial será el aspecto central para influir en Michelle Bachelet. Por ahora, la DC se refugiará en un acuerdo con el Partido Radical para ejercer su mayoría parlamentaria.

Richard Sandoval
Richard Sandoval
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Las declaraciones dadas por Carolina Tohá en la última edición de la revista Qué Pasa, donde calificó el eje histórico entre el Partido Socialista y la Democracia Cristiana como “tóxico”, golpearon fuerte al corazón de la alianza partidaria que dio piso político a los cuatro gobiernos de la Concertación.

La dura frase, con que la alcaldesa de Santiago quiso sepultar la línea política defendida por el escalonismo (PS), por un lado, y por el gutismo y los príncipes (DC), por el otro; es rechazada por las directivas de ambas colectividades, las que recordaron la importancia “fundamental” de la Democracia Cristiana en la Concertación y la Nueva Mayoría, debido a que su presencia es la que ha permitido ganar el gobierno y luego gobernar.

Así lo ve el timonel del socialismo, Osvaldo Andrade, heredero de Escalona en el lote interno del partido, y continuador de la idea de un entendimiento con la Falange. A juicio del diputado, “las declaraciones (de Tohá) fueron muy desafortunadas. Nosotros tuvimos una discusión en la Concertación después de la derrota de Eduardo Frei, y el denominado giro a la izquierda -representado por Tohá- fue derrotado en esa discusión. Entonces, que persista en ese esfuerzo, dándose cuenta que el éxito que hemos tenido con Michelle Bachelet tiene que ver con lo que hicimos, me parece no reconocer un debate que ya realizamos. Y además muy desafortunada la expresión. Yo discrepo absolutamente”.

En una visión histórica de la necesidad de la DC, Andrade sostiene que “lo que el PS ha intentado hacer desde el momento de la derrota de la dictadura es preservar el carácter de centroizquierda en la coalición, para tener mayorías para gobernar Chile. Si otros partidos no han entendido ese esfuerzo ya es un problema de los demás partidos, pero el PS ha hecho ese esfuerzo, y creemos que ha sido exitoso, y eso nos permite tener mayorías para gobernar hoy día también. Por eso la Nueva Mayoría es una coalición de centroizquierda, que tiene un programa extraordinariamente ambicioso; no entender aquello es no entender como ha sido el desarrollo de los acontecimientos”.

“El programa es de centroizquierda, ambicioso y recoge muchas de las aspiraciones históricas de la izquierda, no hacerse cargo de ese carácter es volver al viejo esquema de aquellos que pensaban que había que tener una izquierda fuerte y que no importa que fuese minoría; yo discrepo de esa opinión. A mí me interesa ser mayoría en la sociedad para poder realizar los cambios que uno se propone. Ser minoría, aunque sea una minoría muy pura, tiene un problema. Y es que ninguna de las cosas que se proponen se puede lograr, porque no pasa de ser un testimonio. Yo no estoy en la política para ser testimonio, por eso encuentro muy desafortunada la frase”, cierra Andrade, para quien la decisión de que partidos de izquierda caminen junto a la DC es una “línea política” que va más allá de quien esté en la directiva.

Sin embargo, el trato privilegiado entre ambas colectividades, es cuento viejo, según el vicepresidente de la colectividad, Alfonso de Urresti, quien junto a otros triunfadores en las senatoriales de noviembre -como Carlos Montes y Rabindrarath Quinteros-, fue el primero en dar por cerrado el ciclo histórico.

“Hoy día hay que entender que hay una Nueva Mayoría y no hay ninguna relación privilegiada. La alianza tiene que ser la Nueva Mayoría, los partidos políticos y el movimiento social. Esa es la alianza que tiene que gobernar hacia el futuro. Este es el primer gobierno de la Nueva Mayoría, no el quinto gobierno de la Concertación. Hoy día hay una relación transversal e indisoluble, y esto lo digo como vicepresidente del PS, entre los partidos políticos y los movimientos sociales. Esa es la clave para el éxito y llevar a cabo las transformaciones que ha planteado la Presidenta Bachelet”, enfatiza el diputado.

Según de Urresti, “hay nuevos vientos dentro del Partido Socialista y el respaldo mayoritario que hemos obtenido en las regiones, el atraso y los líos que han tenido las regiones, los vamos a hacer sentir en el Senado”.

La fortaleza de los lotes diferentes a la Nueva Izquierda (controlada por Escalona y Andrade) al interior del PS, se refleja en que ninguno de los seis senadores que tendrá la tienda de Salvador Allende desde marzo, pertenecen a ese sector. Respecto a la intención de los nuevos senadores de postular a la presidencia del partido, posiblemente con Montes a la cabeza, de Urresti apunta que “vamos por pasos, estamos trabajando por constituir un buen gobierno y durante el año veremos como se estructura el trabajo para la dirección del partido”. Montes, sin embargo, señala que por ahora no tiene esa intención.

Nueva arquitectura

El diputado Gabriel Silber, integrante de la mesa nacional de la Democracia Cristiana, cree que tras la notificación de personeros socialistas respecto al final del trato privilegiado, la falange buscará una “nueva arquitectura” para hacer valer su bancada parlamentaria, que con 22 diputados será la principal en la Nueva Mayoría: “Buscar una arquitectura distinta dentro de la Nueva Mayoría, dado que somos el principal partido”.

Silber cuenta que el primer paso para construir esa nueva arquitectura ya se dio “en la Cámara de Diputados, donde tenemos un pacto estratégico con el Partido Radical que nos posicionará con 30 diputados desde marzo, lo que representa un cuarto de la Cámara. Además, estamos trabajando en un documento con el propio Partido Radical, que está trabajando José Antonio Gómez con Ignacio Walker. La política es dinámica en todo sentido. En el 2013 se desahucia el pacto con el PS, pero en el 2014 parten otros y obviamente eso es parte de una Nueva Mayoría que es un conglomerado distinto, con muchos desafíos de gobierno, donde obviamente la Democracia Cristiana va a ejercer su liderazgo y su peso al interior del conglomerado”.

Silber detalla que el documento que sellaría la alianza con el radicalismo apunta a “entender los desafíos de querer representar a la gran clase media, que debe tener una cara importante, una vocería al interior de la Nueva Mayoría; nuestro rol en el mundo rural, el tema de la descentralización, etcétera”.

Sobre posibilidades de que reviva el eje con el PS, Silber señala que “nos encantaría, pero si una de las partes unilateralmente desahucia un pacto que le ha dado gobernabilidad a un país en los últimos 25 años, nosotros como DC tenemos que seguir mirando al frente, y tenemos otras alternativas que son tan dinámicas y atractivas de cara al 2014. Andrade ha sido más conservador, pero al final del día sus parlamentarios dicen una cosa distinta, y nosotros como DC debemos actuar en consecuencia”.

En tanto, el diputado radical Alberto Robles, precisa que el acuerdo con la Falange es fundamentalmente “administrativo” y va dirigido a poder copar la mayor cantidad de comisiones junto a la tienda dirigida por Ignacio Walker. “No es un tema en términos de que vamos a votar en la misma linea en todo. No tenemos un acuerdo político, excepto el de cumplir el programa de Bachelet”.

El Partido de la Fidelidad

El ex ministro Francisco Vidal (PPD), quizás el más duro de los denominados “autoflagelantes”, que en los gobiernos de la Concertación perdieron la disputa de poder ante los “autocomplacientes”, cercanos a la alianza PS-PPD, cree que “la alianza PS-DC en los 20 años de la Concertación obedeció a la lógica de administración del poder; y la alianza que tiene que ver con la estrategia de las ideas, la alianza natural estratégica de ideas y contenidos es la que se da entre el PS, el PPD y el PR. Fueron alianzas distintas para objetivos distintos”.

Sin embargo, a juicio de Vidal “la Nueva Mayoría rompió con esos dos equilibrios, eso ya no corre porque ahora, incluso con la incorporación del PC y la Izquierda Ciudadana, más bien lo que hay es un referente a cumplir con el programa. Entonces hoy día todos están detrás del programa, aunque vamos a ver qué pasa en la práctica. O sea, lo que va a reordenar estos ejes es quiénes son los más entusiastas y los menos entusiastas con el programa. Todos van a ser bacheletistas, porque les conviene, pero unos quieren reformas profundas y otros reformas moderadas. Así se va a ordenar la coalición en los próximos cuatro años de gobierno”.

Vidal, quien integró el equipo programático del comando bacheletista, advierte que “en la DC hay gente igual de entusiasta que yo por el programa, como Aldo Cornejo y como Jorge Pizarro. En el PS y en el PPD hoy día los liberales están dormidos pero no muertos. Yo no sé si está muy entusiasmada con el programa gente del PPD como Jorge Marshall o Daniel Fernández. Lo que pasa es que hoy día no existen políticamente, pero existen en tanto idea. Entonces, el eje nuevo de más o menos entusiasmo por el programa es transversal a la Nueva Mayoría. Pero el conservadurismo no es un patrimonio propio de los DC, hay conservadurismo en la izquierda también”.

Por último, el ex vocero precisa que más allá del fin del trato privilegiado entre la DC y el PS, “la Nueva Mayoría tiene dos puntas que sin esas dos puntas no es viable ni el gobierno ni el programa, una punta es del PC y otro es de la DC. Cualquiera de las dos que nos falle y dejamos de ser mayoría”.

Por su parte, el diputado democratacristiano Matías Walker, recuerda que “la Democracia Cristiana tiene un rol muy importante que jugar sobre todo en la Cámara de Diputados, a partir de los 22 diputados que formarán la bancada más grande la Nueva Mayoría, y creo que la Presidenta Bachelet tiene muy clara esa importancia. Nosotros contribuimos con muchos doblajes para tener esa mayoría parlamentaria. Por lo tanto, yo creo que la importancia de la DC la ha dicho la ciudadanía en las últimas elecciones. Tal como Uruguay entendió que tiene que haber un Frente Amplio de partidos políticos de Centro izquierda que puedan darle viabilidad a un programa de gobierno, en Chile hemos entendido lo mismo”.

Respecto a la tesis de la fidelidad, Osvaldo Andrade advierte que “yo no frivolizaría el asunto de esa manera, aquí hay un programa que se comprometió al país y hay que cumplirlo, ese es el trato. Y todas las fuerzas políticas nos hemos comprometido. Ahora, si algunos quieren entrar en el concurso de quien es más fiel que el otro, yo no me voy a someter. Yo no estoy para concursos, estoy para cumplir compromisos políticos”.

Con todo, la Democracia Cristiana hará valer su peso como partido más grande del futuro gobierno, y como afirma un integrante de su mesa directiva, “ahora serán seis partidos de izquierda contra nosotros. Pero ojo, las matemáticas no reflejan la realidad. Seguimos siendo la mitad de la coalición”. Aunque claro, para llegar a esa mitad necesitaron un acuerdo con los radicales.

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