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Cultura

24 de Enero de 2015

Así nos ven en el mundo: “Con un arcoíris de banderas Chile despide a Pedro Lemebel”

"A la salida de la iglesia flamearon decenas de banderas chilenas, del pueblo mapuche, de la comunidad gay, el Partido Comunista, y hasta una bandera de Cuba que portaba Víctor Hugo Robles, el 'Che de los Gays'", dice una nota de la agencia EFE, difundida en cientos de medios del mundo.

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lemebel A1 funeral

Miles de personas despidieron hoy al escritor chileno Pedro Lemebel, primero en la Iglesia Recoleta Franciscana, donde sus restos fueron velados y después en el Cementerio Metropolitano, varios kilómetros al sur del centro de Santiago.

Lemebel, ganador del Premio Iberoamericano de las Letras “José Donoso” en 2013, recibió varios honores en el interior del templo hasta donde llegó la ministra de Cultura, Claudia Barattini, y la diputada comunista Karol Cariola.

A la salida de la iglesia flamearon decenas de banderas chilenas, del pueblo mapuche, de la comunidad gay y hasta una bandera de Cuba que portaba Víctor Hugo Robles, el ‘Che de los Gays’, reconocido activista del movimiento social chileno, que llevó la batuta de los gritos de los presentes: “Compañero Lemebel presente, ahora y siempre”.

Al ritmo de la música que interpretaba una banda de vecinos, familiares y amigos cargaron el féretro de Lemebel, quienes recorrieron algunas calles en la comuna de Recoleta, donde vivió el escritor.

Batucadas y bailes coloridos destacaron también en el recorrido mortuorio mientras el camino y el ataúd fue constantemente tapizado con pétalos de rosas que lanzaron las vendedoras de la popular Pérgola de las Flores que se levanta en ese popular municipio.

Nacido en un barrio pobre de Santiago como Pedro Mardones Lemebel en 1952, el ganador del Premio Iberoamericano de las Letras “José Donoso” en 2013 por obras como “Loco Afán” (1996), “De Perlas y Cicatrices” (1998) y “Tengo miedo Torero” (2001), entre otras, murió este viernes a consecuencia de un cáncer de laringe que padecía desde hace varios años.

En 2012 fue sometido a una laringectomía, pero su salud no mejoró e incluso perdió el habla a causa del cáncer.

No obstante, hace pocos días y movilizado en una silla de ruedas, estuvo presente en la “Noche Macuca”, un homenaje a su obra que fue parte de las actividades del Festival de Teatro Santiago a Mil.

Durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) integró junto a Francisco Casas el colectivo de arte “La Yeguas del Apocalipsis”, que protagonizó osadas y crudas acciones contra el régimen, como sepultarse en cal viva, desollando sus cuerpos, para representar a los detenidos desaparecidos.

El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) afirmó en una nota de prensa que la pluma de Lemebel “representa y refleja la fuerza y vitalidad de los marginados, de los excluidos”.

Lemebel, que expuso una mirada homosexual y contestataria sobre la ciudad de su país, fue descrito como “un imprescindible para Chile” por el gobierno.

“Fue un creador incansable”, dijo en La Moneda la presidenta Michelle Bachelet, que definió a Lemebel como “un luchador social y un defensor de la libertad, que representó a los marginados y a los olvidados”.

La mandataria reveló este viernes que hace unos días tuvo la oportunidad de despedirse del escritor y se felicitó porque en democracia se haya avanzado en algunos de los objetivos por los que Lemebel luchó.

El escritor murió a los 62 años sin renunciar al discurso rebelde y contestatario que esgrimió desde antes de que sus crónicas asombraran por su audacia y lenguaje sin claudicaciones en defensa de los humildes y discriminados.

Los analistas literarios han señalado que con su mirada “coliza” tendida sobre la sociedad chilena, Lemebel la ha forzado a reconocer sus debilidades, sus placeres culpables y sus perversiones en crudas descripciones sobre las minorías sexuales discriminadas, marginales y despreciadas.

La pluma de Lemebel comenzó a ser conocida en los años 90 a través de libros que recopilan crónicas hasta entonces poco difundidas, como “La esquina es mi corazón” (1995), “Loco afán” (1996), “De Perlas y Cicatrices” (1998), “Zanjón de la Aguada” (2003) o “Adiós Mariquita linda” (2004).

Varias de sus obras han sido traducidas al francés, italiano e inglés y han despertado el interés de universidades e institutos de literatura en diversos países.

Candidato cinco veces al Premio Altazor, nunca le fue otorgado, ni tampoco el Premio Nacional de Literatura, al que fue postulado en 2014.

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