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Opinión

25 de Febrero de 2016

Pablo Sepúlveda, el nieto chavista de Allende: “Hace años sabemos que el PS no defiende los intereses del pueblo”

Se hizo conocido por una carta abierta donde cuestionaba a su tía Isabel Allende por defender al dirigente opositor Venezolano Leopoldo López. Pablo Sepúlveda Allende es el nieto chavista de “El Chicho”, hijo de Carmen Paz, la hija mayor del presidente socialista, y médico de profesión igual que su abuelo. Vive en Venezuela desde hace varios años, fue pareja de una de las hijas de Chávez, y trabaja como psiquiatra en Caracas. Por primera vez habla con un medio chileno y desenfunda toda su artillería: destroza a Rossi, ningunea a Longueira, aborrece a Correa y recrimina a Insulza. Sobre el partido de su abuelo no tiene dobles lecturas: “Hace muchos años que el Partido Socialista no defiende los intereses del pueblo”.

Claudio Pizarro
Claudio Pizarro
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Pablo-Sepulveda-Allende 02

Al menos tres adjetivos utilizó Pablo Sepúlveda Allende al referirise a su tía Isabel, presidenta del Partido Socialista, en una carta abierta aparecida en algunos medios en septiembre del año pasado. La trató de reduccionista, desinformada y doble estándar. El nieto chavista de Allende alegaba que su familiar había defendido irresponsablemente a Leopoldo López, un dirigente que Sepúlveda calificaba como el líder de la violencia política que azotaba a Venezuela y uno de los protagonistas del fallido intento golpista en contra de Chávez el año 2002. Como diría más tarde, a modo de resumen: un fascista sedicioso del barrio alto. Para su tía Isabel: un “preso de conciencia”.

A tu tía no le cayó nada bien tu carta…
¡Qué le vamos a hacer!, yo dije lo que pensaba en un momento de molestia e indignación, porque me parece que ahí hay una incoherencia política.

¿Qué es lo que te molestó?
Que se atacara el proceso político venezolano defendiendo a alguien que es completamente fascista, como Leopoldo López, un político cuyo símil es Patria y Libertad. Un criminal que llamó a la violencia política y social ante un gobierno que es totalmente legítimo. La gente que se levantó en Venezuela no era de los barrios populares. Es como si gente de La Dehesa o Las Condes se tomara las calles.

Algo similar a lo que sucedió en Chile el año ’73…
Hay cosas que son muy parecidas a lo que pasó en la Unidad Popular con la cuestión económica, el acaparamiento, el saboteo, la especulación con los precios, el mismo terrorismo usado cuando volaban las líneas de trenes para que no llegara el transporte. Acá pasan cosas bastante similares en ese sentido.

Es evidente que tienes diferencias con Isabel… ¿Crees que hay una disputa familiar por el legado de tu abuelo?
El legado político de Allende es uno solo. Cualquiera que sepa un poco de la historia de ese tiempo lo tiene presente. Si se actúa de otra forma, no se está actuando en base a ese legado. Allende es una figura que trasciende a la familia y al Partido Socialista. Allende es de todos, de quién crea en los ideales por los que él luchó y entregó su vida.

¿Crees que aún está vivo el allendismo?
Yo creo que está en la memoria y en la conciencia del pueblo. Está presente en las luchas sociales que cada tanto reivindica a Chile. Allende fue una figura ética y moral, un referente de cómo hacer una política por el bien común y no por intereses privados. Enseñó cómo debe comportarse alguien que dice ser político.

En la carta que redactaste hablas de una política prostituida. ¿Crees que la izquierda se vendió a los grandes capitales?
No la izquierda en general, sino personas que se dicen de izquierda y que finalmente se vendieron, se prostituyeron. Los escándalos que han salido últimamente son la prueba máxima de cómo los grupos económicos financian la política y hacen a algunos políticos funcionales a sus intereses. El sistema político en Chile está hecho a la medida de la Constitución que hizo Pinochet para proteger los intereses económicos de los más poderosos. Es un sistema que financia la política, para que la política le proteja sus intereses. Por eso creo que no sólo hay que cuestionar a la clase política corrupta, sino la médula del sistema, su naturaleza misma que no es otra cosa que el modelo neoliberal.

¿Qué piensas de Fulvio Rossi comprometido con boletas en el caso SQM?
Es impresentable, debería ser sacado de una vez por todas del partido. Que reciba dinero de la minería privada o le financien la campaña, cuando fue Allende el que nacionalizó los recursos más importantes para Chile, es simplemente inmoral. Aunque sabemos desde hace muchos años que el Partido Socialista no defiende los intereses del pueblo.

Tu abuelo debe estar retorciéndose en su tumba…
A Rossi le daría tres cachetadas y le diría ¡fuera!, diplomáticamente, porque él fue siempre muy diplomático.

¿Qué piensas del actual Partido Socialista?
Bueno, al igual que los otros partidos de la Concertación se dedicaron a gobernar un modelo económico con la misma Constitución que dejó Pinochet, estando incluso Lagos o la misma Bachelet, sin cuestionarlo realmente. Han abandonado los ideales originales antiimperialistas, anticapitalistas de la construcción de una sociedad mejor, llámese socialista o lo que sea. Muchas personas del Partido Socialista incluso se han hecho amigos de otros que fueron pro dictadura.

Hace poco Insulza dijo que Longuiera tenía la imagen de un hombre de Estado…
La verdad que llamar hombre de Estado a Longueira, sobre todo viniendo de alguien del PS, el “insulso” José Miguel, me parece que es, por decirlo menos y sin pelos en la lengua: arrastrado. La defensa del siniestro Longueira, viniendo de alguien que jugó un papel fundamental en el rescate de Pinochet en Londres y que después de presidir la OEA se dedica a defender en La Haya los intereses de las siete familias dueñas de los recursos marítimos del país, en detrimento del entendimiento entre los pueblos latinoamericanos, es algo muy carerraja.

¿Qué hay detrás de esta decisión?
Un empeño por normalizar y restarle importancia a cómo el poder y la política se coluden y se corrompen al servicio de los más ricos del país, constituyendo una verdadera plutocracia. Por eso me da mucha indignación que en nombre del socialismo, y hasta de Allende, los Insulza, los Escalona, los Correa, los Rossi y los Lagos le trabajen a los dueños del país. Me parece que los que creemos realmente en la izquierda y el socialismo debemos tener dignidad y coherencia en los principios.

¿Qué piensas que el lobbysta Enrique Correa sea el vicepresidente de la fundación Salvador Allende?
Ponerle un adjetivo calificativo está de más. Enrique Correa simboliza la corrupción del sistema que está legalizado por la Constitución. Él se financia y se enriquece con el conflicto de interés que hay entre la política y los negocios. Se encarga de que los políticos no afecten los negocios de la gente que le paga y hace el enganche para que las políticas públicas no afecten los intereses de los grupos económicos. Eso para mí simboliza la corrupción misma.

¿Crees que debe renunciar a su cargo?
Claro, además Imaginacción le ha trabajado a Soquimich, empresa que fue enajenada por la dictadura y que se la dieron a precio de huevo al yerno de Pinochet que ahora es millonario. Que Correa reciba plata de Ponce Lerou es innombrable.

¿Ves recambio en la política chilena? Porque si siguen las cosas así, la próxima elección va a ser entre Lagos y Piñera.
No creo que hayan grandes cambios. Cualquier candidato que venga de la Nueva Mayoría va a seguir el mismo modelo. No va a proponer cambios profundos al sistema político ni económico. Y mucho menos del lado de la derecha. Creo que se debe ir reconstruyendo una fuerza alternativa de izquierda, un gran frente por la Asamblea Constituyente o un frente liberal que agrupe a diversos movimientos sociales. No creo que alcance para ésta elección presidencial que viene, pero puede ser una alternativa interesante para más adelante.

¿Qué piensas de la nueva generación de jóvenes en la política como Boric o Jackson?
Para mí son representantes de una gran esperanza. Ya son una voz muy discordante dentro del Congreso y creo que son una promesa a futuro para ciertos liderazgos. Aunque aún no tienen la edad para ser presidentes, creo que tienen la estatura política, ética, intelectual y moral para dirigir el país. También me gusta mucho Cristián Cuevas, me parece que es muy coherente y luchador. Tiene legitimidad en el mundo social y de los trabajadores. Creo que se perfila a futuro con un liderazgo importante dentro de la izquierda extraparlamentaria.

¿Cómo se erradican los vicios de la política?
Bueno, muy retóricamente voy a decir que con una revolución. Pero bueno; cambiando, transformando, luchando, dándose cuenta.

¿Crees que a Chile le hace falta una revolución?

Sí, puede ser. Si no alcanza para una revolución, al menos para una asamblea constituyente.

El regreso

Naciste tres años después del golpe, ¿Cómo reconstruiste la memoria en torno a tu abuelo?
Mi mamá, mi papá y mis hermanos nos fuimos a México y la otra parte de la familia se fue a Cuba. Recuerdo que allá se escuchaban conversaciones en la familia donde se hablaba de lo que pasaba en Chile en la dictadura. Pero lo que más me marcó desde el punto de vista emocional fue la música. Escuchábamos discos de Inti Illimani, Quilapayún, Víctor Jara, Violeta Parra. Me crié con esas canciones de lucha que relataban lo que se vivía en ese tiempo.

En el documental “Allende, mi abuelo Allende”, algunos primos tuyos cuentan que hablar de él era un tema tabú en la familia…
Mi mamá recién pudo hablar del golpe de Estado mucho después, le costó, lo tenía bloqueado. Ella fue a terapia psicológica y eso le ayudó a destrabar el tema. Antes no podía ver imágenes del bombardeo a La Moneda porque entraba en emociones muy fuertes. En ese sentido no había un relato muy detallado de la figura de Allende, aunque sí recuerdos sobre anécdotas. Que era muy bromista, seductor, tenía muchas amistades y amaba mucho la vida.

¿Cuándo regresaste a Chile, en el año 91, redimensionaste su figura?
Su funeral me marcó mucho, las imágenes de la avenida La Paz antes de llegar al cementerio. La gente, los llantos, la emoción, las flores. Jóvenes, viejos, de todas las edades, manifestaban una admiración hacia la figura de Allende. Esas cosas me fueron impactando y me ayudaron a entender el peso que tenía en el pueblo chileno.

¿Con qué Chile te encontraste aquellos años? ¿Era el país que imaginabas?
Conversando con otros hijos de exiliados, nos pasaba que la mayoría tenía una imagen de Chile más de resistencia. Los relatos que uno había escuchado era sobre un país luchando por derrocar la dictadura, pero llegué a uno marcado por el indivuidualismo que comenzó a inundar la sociedad. Me impactó mucho el consumismo y la apatía por los temas políticos que comenzaron a diluir el espíritu de lucha.

¿Qué otras cosas te afectaron?
Ahora, mirandolo más a la distancia, sentí que los gobiernos de la Concertación pactaron la salida de Pinochet con una negociación en la que aceptaron la herencia del modelo económico y político. Respetaron la Constitución, decidieron no juzgar a los criminales en materia de Derechos Humanos y Pinochet quedó como senador vitalicio.

¿Qué te provocaron esas decisiones?
Mucha rabia, malestar, porque la gente que estuvo en su momento con Allende y la Unidad Popular cambió de discurso. Como se dice vulgarmente en Chile: se dieron vuelta la chaqueta. Fue una estafa. El pueblo quería mucho más. La Concertación se dedicó a diluir toda la movilización popular que venía de la dictadura, porque no sólo existía la aspiración de sacar a Pinochet sino también construir una sociedad distinta.

¿Participaste en política?
Directamente participar, no. Pero recuerdo bastante bien las marchas los 11 de septiembre que viví en Chile. Me acuerdo de una el año 93, bien masiva, que conmemoraba los 20 años del golpe. También me vinculé con amistades en la población Manuel Rodríguez que con el tiempo se enteraron de mi historia familiar con Allende. Fue una sorpresa inmensa para ellos y un gusto escuchar los cuentos que me contaban de mi abuelo. Eso fue algo que me impactó bastante y me sirvió en la parte formativa.

¿Nunca te entusiasmó meterte al Partido Socialista?
La verdad es que no, porque me produjo mucha molestia el comportamiento que ha tenido después de la dictadura.

¿Cuál es la mayor incoherencia ética de la izquierda chilena?
Seguir legitimando un sistema político-económico que fue impuesto a sangre y fuego por la dictadura, eso es terriblemente injusto. No hay coherencia entre luchar directamente, diciendo las cosas como son, para tratar de cambiar un sistema, y luego sentarte cómodamente a administrarlo. Esa es la mayor incoherencia.

¿Te sientes un paso más a la izquierda que los Allende de tu familia?
No sé si a la izquierda, yo digo lo que pienso y lo que creo, no sé si eso significa estar más a la izquierda.

Pablo-Sepulveda-Allende

Cuba

Después de Chile, te fuiste a estudiar medicina a Cuba. ¿Cuánto influyó tu abuelo en la decisión?..
Primero estudié Fisioterapia, que es como kinesiología en Chile, que en ese momento no era carrera universitaria. El tema de la salud siempre me llamó la atención y no lo hice por seguir los pasos de Allende, sino porque en ese momento en Cuba se creó la Escuela Latinoamericana de Medicina. Yo estaba justo terminando Fisioterapia y, bueno, me pareció muy interesante el proyecto: formar miles de médicos en Latinoamérica que luego regresaban a sus países para trabajar con los más pobres, con un concepto de medicina social. Fidel lo llamaba “el ejército de batas blancas”.

¿Qué te llamó la atención cuando llegaste a Cuba?
Muchas cosas. Me gustó mucho la gente que era muy abierta y solidaria. Y bueno, creo que tiene que ver con que llevan cincuenta años viviendo bajo un regimen que pone por delante al ser humano frente a las cuestiones materiales. No hay jerarquías sociales, económicas, la gente se ayuda mucho. Me gustó ver que no hay niños en la calle pidiendo, ni gente viviendo en la calle. Si bien en Cuba hay muchas necesidades materiales, eso es innegable, no es el nivel de miseria ni pobreza extrema como la que se ve en Chile y en cualquier país de Latinoamérica. Allá no hay hambre, no hay desnutrición. No hay niños sin colegio.

¿Hay algo que no te gustó de Cuba?
Bueno, no todo es maravilla. En todos lados no todo es blanco y negro, pero no se me ocurre ahora que decirte.

¿Cómo ves la nueva relación de Cuba con Estados Unidos?
Que se termine el bloqueo económico pasa porque se restablezcan las relaciones, en ese sentido no esta mal, porque las oportunidades que se le abren a Cuba son muchas. Ahora, no me gustaría imaginar al país lleno de turistas norteamericanos, que vuelvan a querer hacer lo que hacían antes: manejar los casinos como era antes de la revolución. O ver todas esas empresas norteamericanas, como un McDonalds, sería bastante desagradable desde el punto de vista simbólico. Por un lado es bueno que termine esa hostilidad pero, por otro, puede traer consecuencias que no me gustaría ver.

¿Piensas que con ésta apertura peligra la revolución?
La verdad es que mientras se hagan bien las cosas, no creo.

Castro dijo que los principios de la revolución se mantenían intactos.
Sí, creo que harán todo lo posible para que la distribución de la riqueza sea lo más equitativa para mantener toda la protección social que hay. Cuba no va a renunciar a la educación ni salud pública, gratuita y de calidad. Ahora, habrá que ver como lo hacen con empresarios norteamericanos. Confío en los principios de los cubanos para enfrentar eso.

¿Crees que Estados Unido dejó de ser el gran enemigo que era en los ’60?
Pienso que ellos siguen en su intención de dominar el mundo y, bueno, lo están haciendo. Las guerras que actualmente promueven en Medio Oriente, en Siria, en Libia, es parte de eso. Adueñarse de países, de sus recursos y dominar el mercado mundial. Y también mantener la industria de la guerra que es el principal negocio que tienen.

¿Te imaginas a un socialista como Sanders en la Casa Blanca?
Bueno, cuesta imaginarlo. Pero todo es posible en este mundo, pues cada vez se muestra más como es, un sistema injusto e ilegítimo, como ha quedado al descubierto también en Chile. En el fondo es una plutocracia, no una democracia real, sino un gobierno de las clases más ricas. No creo que Sanders llegue a la Casa Blanca, por lo menos en ésta elección, pero puede crear una fuerza social que en algún momento sí pueda cambiar las cosas en Estados Unidos. Ojalá que no resulte ser otro Obama, que terminó traicionando todo lo que dijo.

Venezuela

Después de Cuba, estuviste en un tiempo en Chile y luego partiste a Venezuela. ¿Es cierto que te fuiste por amor? Dicen que te vino a buscar la hija de Chávez…
Bueno, las causas por las que llegué están más menos en relación a eso, pero no me gustaría hablarlo porque son temas personales. Venezuela siempre me llamó la atención por su geografía, naturaleza y el proceso político que estaba viviendo. Yo estaba en Cuba estudiando cuando empezó el gobierno de Chávez. Lo seguí muy de cerca, siempre me encantó.

¿Eres chavista?
Sí, totalmente. Chávez marcó mucho a Latinoamérica, cuando Cuba estaba arrinconada sobreviviendo, y surge como una alternativa en la región y en el mundo al modelo capitalista neoliberal. Planteó refundar la república con una asamblea constituyente y construir el socialismo del siglo XXI con características propias, no una copia del modelo soviético. Él levantó la idea de una nueva izquierda en el mundo. Aportó a nivel geopolítico con la creación del Unasur, el Alba y la Celac. Nunca antes Latinoamérica estuvo tan integrada.

¿Cuánta responsabilidad del chavismo hay en la crisis económica actual en Venezuela?
Hay bastante. Pero también hay una guerra económica y mediática. Todas las cadenas internacionales demonizan lo que sucede en Venezuela. Hay acaparamiento, saboteo, especulación en los precios, y también mucho errores del lado nuestro en temas de corrupción. Venezuela históricamente ha sido un país muy corrupto. Uno de los grandes errores fue no cortar esto desde el primer momento, ahora ya avanzó tanto que es muy difícil cortarlo. Cuando se quiere hacer algo nuevo te puedes equivocar, cometer errores, ineficiencias.

Pero hay datos inquietantes: en los 80 Venezuela tenía un ingreso per cápita similar a un país europeo y hoy día está desabastecida. ¿Qué es lo que ha funcionado mal?
Hay muchos errores internos que se han cometido, no se trata de echarle la culpa al imperialismo o a la burguesía. Es cierto que ellos han hecho un trabajo muy fuerte, pero también hemos tenido muchas fallas. Venezuela está en una crisis económica muy fuerte y eso también tiene que ver con la caída en el precio del petróleo. Algunos analistas sostienen que se ha dado para afectar a países como Venezuela e Irán, que están en contra de los intereses de las grandes potencias. Pero también es cierto que no se llevó al país por el camino de la industrialización, dependiendo excesivamente del petróleo. Esa también es una falla interna.

¿Es cierto que existe una burguesía que ha enriquecido a muchos chavistas, entre ellos a familiares del excomandante?
De la familia no tengo ninguna prueba, ninguna evidencia. Ahora ha habido muchos que se dicen chavistas, gente de gobierno a distintos niveles, que sí es corrupta. Eso ha sido terrible y es una de las causas de por qué la situación esté tan delicada en estos momentos.

¿Crees que el chavismo se acabó con la muerte de Chávez?
No, no creo.

Pero Maduro no es Chávez.
Bueno, nadie es Chávez.

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