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Opinión

10 de Diciembre de 2017

Carlos Ruiz, ideólogo del Frente Amplio: “Voy a votar por Alejandro Guillier”

Es parte del ADN del Frente Amplio, Carlos Ruiz articuló las bases teóricas y políticas del bloque que dio la gran sorpresa en la última elección. Formó a sus dirigentes, esa generación que surgió en la movilización estudiantil del 2011 y que, 27 años después, logró poner la lápida a la transición e irrumpir con fuerza en la política chilena, pero el sociólogo no está del todo conforme. El referente del FA cree que tras los resultados obtenidos, se perdió la oportunidad de ser incidentes en el programa de gobierno de Alejandro Guillier y piensa que ya es hora de levantar el tabú que pesa sobre la discusión en torno a la Nueva Mayoría, el adversario innombrable de los frenteamplistas.

Macarena García Lorca
Macarena García Lorca
Por

En medio de sus actividades académicas, como director de la Escuela de Sociología de la Universidad de Chile, el referente intelectual más importante del Frente Amplio (FA), Carlos Ruiz Encina, conversa en exclusiva con The Clinic, para analizar la decisión tomada por el bloque frente a la segunda vuelta y fiel a su estilo, no se reserva sus críticas. Plantea que se perdió la oportunidad de presionar con proyectos concretos a Alejandro Guillier para avanzar en las transformaciones sociales que el FA propuso al país y con las que consiguió una importantísima votación el pasado 19 de noviembre.

En un café en Plaza Ñuñoa, Ruiz dice que el problema de fondo que atraviesa al Frente Amplio es que al interior del bloque, la Nueva Mayoría es un tema tabú. Por lo tanto, fue impensable sentarse a dialogar con el oficialismo para poner sus exigencias sobre la mesa a cambio de un apoyo explícito si eran acogidas. Entre líneas, sugiere, llamaron a votar por Guillier y se quedaron con las manos vacías.

La resolución del FA ante la segunda vuelta fue bastante ambigua. ¿Cuál es tu evaluación de la decisión que se tomó?
-El rotulo de ambigüedad se ha usado mucho. Sería bueno tratar de desmenuzarlo. Lo principal que se logra resolver y defender con la decisión adoptada es la unidad del conglomerado. Algo nada menor, muchas fuerzas y personajes daban por sentado que el FA en la segunda vuelta se quebraba. Lograr salir de esta situación con unidad, me parece fundamental, y creo que hay fortalecerla, porque es un mundo muy heterogéneo y variopinto, y además tampoco tuvo mucho tiempo para articularse. La Concertación, en cambio, -me resisto a llamarla de otra manera-, tuvo un enorme tiempo, desde el año 84 y 85 en adelante, hasta llegar a repartir cupos parlamentarios. El FA apenas empezó a gatear y tuvo que repartir cupos. Fue difícil y tensa en la interna la discusión de las plantillas parlamentarias. Entonces, sortear todo eso, en el contexto en que está la política, fue clave y me pliego ante eso.

O sea, se privilegió la unidad del FA antes que tomar una postura clara sobre la segunda vuelta y dar conducción política a sus votantes.
-Lo entiendo así, no está declarado explícitamente. La resolución fue votar por Guillier, pero sin tener la capacidad de decirlo. Estoy de acuerdo en que estamos en un tiempo de fragmentación social y de empoderamiento de los nuevos movimientos, que no permite ni es constructivo estar indicándole a la gente cómo tiene que votar, pero eso no significa que dentro del FA no hayamos podido discutir las posturas. Esto porque la ambigüedad invade por dentro al FA e incluso a sus directivas. Existe una restricción en la deliberación política. En el fondo, la discusión vetada fue ¿qué es la Concertación para nosotros?

Porque muchos en el FA no quieren saber nada con la Nueva Mayoría ni menos dialogar con ellos.
-La Concertación es un tema tabú dentro del FA. Pero creo que es necesario debatir cómo vamos a resolver el problema de una nueva alternativa política que dirija la transformación del modelo desarrollo, que cambie la concepción de Estado y de derechos esenciales. En definitiva, ¿cómo vamos a abrir un nuevo ciclo histórico con la Concertación en frente? Me parece que hay que resolver eso sin drama, si tenemos diferencias, podemos discutirlas, elaborarlas, pero la discusión hay que abrirla. Por el contrario, lo que no se puede imponer es una aparente indefinición de qué es lo que vamos a hacer. La unidad que necesitamos, -sea quien sea gane las elecciones-, es una identidad política mucho más profunda para orientar la bancada, para ser una fuerza dialogante, pero también que presione por ciertas transformaciones a las otras esferas políticas. No se puede seguir en esta cuestión de ‘sí pero no, pero todo lo contrario…’

¿Con qué tiene que ver ese veto o tabú?
-Hay distintas formas de apreciar el tema de la Concertación, creo que hay temor a que se puedan enfrentar y discutir las distintas visiones, y que eso pueda poner en riesgo la unidad del FA. La Concertación son las fuerzas que estructuraron el régimen de la transición que ya se agotó. Habrá que ver qué fuerzas que la componen están dispuestas a superar ese régimen. Gente como Fernando Atria, Ernesto Águila, están discutiendo dentro de la Concertación y tienen una posición más clara sobre cómo enfrentar su legado. No puede ser que se discuta adentro y el FA desde afuera, que hemos decidido construir una nueva fuerza, tengamos que amordazarnos la boca.

Varias figuras del FA ya han salido a decir que votarán por Guillier, otros se resisten.
-La decisión del FA fue votar por Guillier pero sin decirlo claro y sin instalar exigencias sobre las propuestas que hemos elaborado este tiempo, no se trata de inventar nada nuevo ni sacar el conejo del sombrero. La gente que confió en el FA, confió para empujar ciertas transformaciones. Ahora no se les puede decir: “mire sabe qué, ahora no voy a hacer nada o voy a apoyar sin condiciones”. No me parece.

Beatriz Sánchez entregó su apoyo a Alejandro Guillier por la acusación de votos marcados de Sebastián Piñera. ¿Qué piensas de eso?
-Creo que ella es una figura que construyó un apoyo que va más allá del bloque, tuvo una votación más alta que la bancada sumada. Es una figura que tiene proyecciones, creo haberla apoyado en todas las situaciones, incluso las más difíciles…

¿Pero en esto no?
-No estoy de acuerdo con la forma que justificó su voto a Guillier, porque creo que lo único que hace es añadir ambigüedad. Votar por Guillier no puede ser por lo que dijo Piñera ayer o anteayer, porque todos los días dice alguna lesera, sino por posturas políticas. Votar, por ejemplo, porque se trata de una persona que encarna un proyecto de Estado distinto al vigente, en eso hay que fundar las decisiones, no en las payasadas de Piñera.

Esa postura representa una porción importante de quienes votarán por Guillier, no para apoyar a la Nueva Mayoría, sino para votar contra Piñera. El voto antipiñerista.
-Está bien, lo encuentro sumamente legítimo. Pero nosotros contrajimos una responsabilidad con más de un millón de votantes, somos un fuerza política que se está proyectando, entonces ella tiene que ir un poquito más allá del antipiñerismo. No se condice con todo el camino que hicimos. Por primera vez, tomo distancia de la decisión de Beatriz.

¿Qué piensas de aquellas personas en el FA que consideran que da lo mismo si gobierna Chile Vamos o la NM, que ambas fuerzas son lo mismo?
-No, no estoy de acuerdo con eso. Es tratar de poner todo en blanco y negro, es de un simplismo muy ramplón. Segundo, tampoco me parece conducente esa idea que salga Piñera porque así nos proyectamos “en mejores condiciones”.

La famosa tesis de agudizar las contradicciones, que es medio egoísta.
-Exacto, creo que eso no tiene ningún anclaje y es de un egoísmo tremendo, es no movernos con responsabilidad con el apoyo que hemos tenido. No se pueden sacar las cuentas así. No da lo mismo cuál de ellos gobierne, ni tampoco se puede decidir en base a qué conviene para sacar más votos. Nuestro destino son las transformaciones sociales y no la cantidad de diputados y alcaldes que tengamos, que son un medio para, el fin son las transformaciones.

¿Crees que el votante frenteamplista se va a alinear con Guillier?
-Eso puede ir variando, la elección será cerrada. Piñera tiene una base dura, pero también tiene un rechazo alto, está obligado a pactar con José Antonio Kast y Manuel José Ossandón y endurecer su discurso, ponerse menos Cieplan y más Libertad y Desarrollo. Por otro lado, es difícil estimar cuántos, pero creo que hay gente que votó por Sánchez que viene de la tradición de la izquierda extraparlamentaria que por ningún motivo va ir a votar por la Concertación.

¿Y tú vas a votar por Guillier?
– Si bien dicen que la resolución era confusa y es cierto que le falta precisiones, están llamando a votar por Guillier y mas bien se está tolerando un voto interno del FA que no va a votar por él. Entiendo que eso es lo que aprobó.Por eso, yo voy a votar por Alejandro Guillier, aunque no creo que haya avanzado con claridad en nada de lo que hemos pedido, pero ya también el FA dejó de exigir prioridades. Eso es lo más frustrante.

¿Dices que fue una mala estrategia política no presionar más a Guillier a cambio de apoyarlo?
-En este periodo, el FA tenía las condiciones para discutir algunas transformaciones concretas, pero no se habló…Era el momento de apretar, como nunca desde la transición hasta ahora, por primera vez una alternativa política no se anula en segunda vuelta y se convierte en incidente, incluso en las primeras semanas, el FA condicionó el debate de la segunda vuelta. Eso fue tremendamente relevante, significativo y de repente nos anulamos, dejamos de presionar.

¿Eras partidario de negociar con la NM?
-Este era un momento de introducir uno o dos proyectos de ley bien definidos para que la Concertación se comprometiera. Lo que diga Guillier o no en un estadio son palabras, lo importante era ser concretos. Comprométase con este proyecto y lo vamos apoyar, porque no solo queremos que no salga Piñera, sino que queremos transformaciones.

Pero no estuvieron dispuestos a sentarse a la mesa con los líderes de la Nueva Mayoría.
-Se pudo haber hecho sin volver a la política de los 90′, porque la palabra negociar está muy sucia. Nos pudimos sentar en una mesa transparente, con los medios de comunicación delante y haber dicho: Mire, esta es la propuesta, qué responde usted. Frente a la sociedad, en un debate abierto y en vivo, sin lobby, ni cocinas. Pero no lo hicimos.

Pareciera que están mareados con el tema de la identidad del FA de diferenciarse y mantener una autonomía total con respecto a la Nueva Mayoría. Hay algo de obstinación ahí.
-Aquí hablo por mí, no de la posiciones del FA ni de ningún grupo en particular. Escribí y firmé una carta con Fernando Atria llamando a un diálogo en ciertos elementos que se deben debatir. Si fuéramos una especie de Anticoncertación obcecada, habría cometido un acto de traición. No hay que tener miedo al debate ni a la deliberación legítima de llevar a estas fuerzas a un gran acuerdo político.

¿Con cuáles fuerzas te parece que habría que dialogar, con el PC, parte del PS?
-Es sumamente complejo esto. La construcción de sentido que derivaba del eje izquierda y derecha se ha diluido. Las brújulas están desorientadas. Incluso si el FA se adentra en la discusión y no la veta como hizo ahora, va a distinguir que la Concertación es incluso más heterogénea que nosotros. Una cosa distinta es la Izquierda Socialista a otros grupos del PS. El PC ha optado por una táctica de sobrevida propia, pero tiene que volver a conectarse con las transformaciones sociales. Camila Vallejo no puede seguir haciendo propaganda del esquema de gratuidad con voucher, que es un esquema neoliberal, que instaló este gobierno. Eso es remar en la dirección contraria. Creo que el PC puede retomar el rumbo. Ahora, también al interior de la Concertación, existen defensas de los intereses privados, como las AFP, las universidades, los colegios, que impidieron los avances en este gobierno.

Respecto a las proyecciones, ¿crees que el FA se constituya como el nuevo referente y desplace al oficialismo en la hegemonía de la centroizquierda?
-Primero hay que resolver nuestra postura y actitud frente a la Concertación, si no es muy difícil que nos podamos proyectar históricamente.

Además, si quieren disputar la presidencial el 2022, van a a necesitar los votos de la NM.
-Creo que las fuerzas no vamos a llegar igual al 2022, porque viene un proceso de realineamiento político feroz, vertiginoso. La política de los 90′ ya se acabó, con esos bloques estructurados, tectónicos, momificados. La Concertación, tal cual la hemos conocido hasta ahora, con sus diferentes nombres, va a cambiar y, posiblemente, en ese curso histórico el FA también cambie. En ese proceso hay que ver cómo se piensa una izquierda para el siglo XXI, con una sociedad cambiada económica, social y culturalmente, pero eso da para largo.

Por último, ¿quién crees que gana el 17 de diciembre?
-Está muy estrecho. Creo que Guillier tiene la posibilidad de ganar. Así como el peor enemigo de Piñera es Piñera, el que mejor se dispara en los pies, a Guillier se le arranca la moto a cada rato. De hecho, para acercarse a los votos del FA fue bastante maltratador y payaso, dijo algo como ‘defiendan las cosas que defendieron sus padres’, cuando él debe haber sido un combatiente antidictatorial muy pasivo, entonces que no venga a sacar credenciales ahora. Mejor que se quede callado. Te vamos a ayudar, pero ayúdanos a ayudarte. Ojalá que no hable más leseras de aquí a la elección.

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