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Nacional

24 de Mayo de 2018

Asado, copete y excesos: El relato sobre un abuso sexual que golpea a la Fiscalía

Radio Bío-Bío publica un reportaje sobre un caso de abuso sexual al interior de la Fiscalía de Puente Alto que terminó con sumarios y dos funcionarios removidos. El hecho data de 2016. Acá un resumen de la publicación, que se puede leer íntegramente en este enlace. Como en muchos carretes, despedidas o actividades laborales de autocuidado, […]

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Radio Bío-Bío publica un reportaje sobre un caso de abuso sexual al interior de la Fiscalía de Puente Alto que terminó con sumarios y dos funcionarios removidos. El hecho data de 2016. Acá un resumen de la publicación, que se puede leer íntegramente en este enlace.

Como en muchos carretes, despedidas o actividades laborales de autocuidado, los ingredientes que había el 4 de marzo de 2016 para festejar a un colega eran un asado, copete y alguien que, evidentemente, había facilitado un quincho para la celebración.

El motivo del ágape era el cambio del psicólogo Raúl Carvacho desde la Fiscalía de Puente Alto hasta el Centro de Justicia. Entonces, Edith Espinoza, administradora de esa repartición del Ministerio Público, prestaba su casa.

Si bien no era la primera vez que celebraban, además del motivo del cambio de funciones, el psicólogo tenía un interés acaso superior. En la fiesta estaría la asistente de fiscal de iniciales A.V., con quien mantenía supuestamente una relación.

Como los carretes no siempre son lo que uno espera que sean, A.V. se mostraba algo distante con Carvacho. A diferencia, se lee en el sumario interno levantado por la Fiscalía, hubo “coqueteos de doña A.V con don Manuel Quintana y don José (Muñoz) y que, en este contexto, su pareja no oficial, don Raúl Carvacho, habría reaccionado de una forma inadecuada efectuando tironeos”.

Manuel Quintana, fiscal de la V Región, estaba en el lugar precisamente invitado por Muñoz, abogado de la Fiscalía.

Suele suceder, y esa noche no fue la excepción, que los carretes se trasladen a otro lugares. Eso entonces era lo que pasaba ya de madrugada cuando Quintana, Carvacho, la mujer y Muñoz partían al departamento de este último en las cercanías del Club Hípico.

En aquel lugar era que pasaría lo que terminaría con los sumarios y las remociones.

La cosa es que Quintana, tras una discusión con Carvacho era el primero en abandonar la nave. En eso, el dueño de casa y A.V. salían a la típica compra de puchos de esa hora. Como cuando se acaban y ya no hay nada con que echar humo.

Ese es el momento en que se enreda todo y las versiones de lo que pasaría no coinciden. Al menos en un primer momento.

“El lugar donde tuvimos un encuentro apasionado con A.V, y Raúl nos encontró, es una calle aledaña al edificio. No sé el nombre, pero tiene salida al Club Hípico y Beauchef”, diría Muñoz en su declaración.

La mujer, por su parte, entregaría un versión opuesta. Radical. Ante el 7° Juzgado de Garantía de Santiago, hablaría de abuso sexual.

“Me toma y me lanza contra la muralla con su brazo. Yo quedo de espalda al muro y José se posiciona frente a mí, de forma diagonal, para aprovecharse de su peso y me coloca su antebrazo, por su parte exterior, sobre mi cuello y ejerciendo presión e inmovilizándome (…) En ese instante, aprovechando el brazo que tenía libre, José trataba de meterme su mano debajo de mi polera, mas no pudo por el cuello cerrado que tenía. Luego, entonces, en un instante, con su brazo libre y mientras me sujetaba el cuello, se bajó el pantalón y comenzó a tomar mi mano con fuerza, con la intención que tocara sus genitales (…) En un momento, logró, con su fuerza, que tocara su pene por debajo de su calzoncillo, mientras me decía ‘tócame, tócame’”.

El testimonio de la chica coincidiría con el de Carvacho, quien contaría lo siguiente:

“Cuando voy llegando, José le dice ‘viene Raúl (Carvacho), viene Raúl’. Ya frente a esta silueta, yo logro ver que José estaba de espaldas hacia la calle, con sus jeans a la altura de donde comienza el glúteo, dejando ver su bóxer, una de sus manos estaba hacia abajo no pudiendo ver con exactitud donde la mantenía, y la otra haciendo presión sobre el pecho de A.V. Cuando yo estaciono el auto, A.V gira la cabeza, lo empuja y se sube al asiento del copiloto, gritando ‘vamos, vamos’”.

“Lo lamento”

Tres días más tarde, el 8 de marzo, Muñoz contactaría vía WhatsApp a AV para de alguna manera admitir los hechos y disculparse. “De verdad lo lamento A.V, no sé qué me pasó, no tengo excusa. Estaba muy ebrio, si me conoces un poco sabes que no soy así. Te juro que lo lamento en el alma”.

“Entiendo que proteges tu carrera. Y tu futuro”, recibiría como respuesta.

Respecto de Edith Espinoza, la administradora de la Fiscalía de Puente Alto que prestó el quincho de su edificio, en la trama aparecía como quien eventualmente intentaría proteger a Muñoz, esto al enterarse de boca de AV de todo lo que había pasado.

“Yo le conté lo que había sucedido cuando nos fuimos de su casa. Recuerdo que ella se echó para atrás en su silla, y me dijo que al José ella le había dejado pasar varias (…) se toma sus manos como aplaudiendo y me dice: ´aquí el hilo se corta por lo más delgado’, por lo que yo entendí, en ese momento, que como José era el abogado y yo era el administrativo, yo no tenía nada que hacer. Aún así, yo le señalé que en mi teléfono tenía una conversación por WhatsApp donde José reconocía todo”, declaraba A.V, en el marco de otro sumario, abierto contra Espinoza, por no denunciar el abuso sexual.

El caso finalmente sería denunciado ante el fiscal Cristián Galdames, quien remitiría los antecedentes a Raúl Gúzman, fiscal regional sur. La instrucción, de Guzmán, dos investigaciones sumarias contra Muñoz y Espínoza. Además una penal a cargo de Guillermo Adasme, esta contra Muñoz.

La publicación completa acá.

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