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28 de Octubre de 2008

Gótico, acciones y política

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Por Diamela Eltit (Desde EE.UU.)

Wall Street sube y baja. Sube y baja en medio de un sostenido aullido mediático, como si una diva estuviera severamente enferma o, quizás, cometiendo la peor de sus acciones.

Porque son las acciones de Wall Street las que oscilan de manera sostenida y arrastran en su vaivén y en su caída (tal como la letra de un tango) a otras bolsas y los especialistas alertan al “main Street” a prepararse para los tiempos venideros pero sin especificar –porque nadie sabe-cuál será el espesor de los tiempos venideros. Una incerteza espectacular o convertida en espectáculo por la sed comercial de los medios de comunicación que hablan rápido, rápido, porque el tiempo televisivo es oro o petróleo y casi no se les entiende por la velocidad “a chorro” que tienen sus expresiones. Pero sí gestos que indican que algo terrible está ocurriendo o a punto de ocurrir, de tal magnitud que el Estado (¿marxista acaso?) ha tenido que intervenir y se ha hecho dueño de los bancos y de los principales consorcios inversionistas.

Esta intervención (¿acaso marxista?) ha sido necesaria para evitar el colapso total del capitalismo que auguró precisamente Marx y que ha encendido una luz roja mundial obligando a todos los países poderosos a prepararse “estatalmente” para mitigar esta crisis que se va a desencadenar sí o sí.

Esto ha ocurrido básicamente por culpa de los “bankers” (mezcla de bancos y gangsters) y una des-regularización que hizo crecer la espuma con la que se alimenta la especulación. En tanto el aullido bursátil se cursa de manera paralela y, aún más, simultánea con los dos próximos eventos, desde luego estelares: Halloween y la elección presidencial es Estados Unidos.

Las vitrinas newyorkinas no dejan de exhibir un gótico-Disney como, por ejemplo, las tiendas de artículos de cocina recorridas por gigantescas y toscas tarántulas de plástico que trepan de manera ostensible sobre platos, ollas y todo tipo de vajillas. Y, en medio de la apretada multitud que circula por Union Square, una mujer asiática, cubierta por una túnica blanca y calzando unas sandalias casi imperceptibles, camina en plena vía pública cargando sobre sus espaldas un contundente esqueleto de plástico de tamaño natural proyectando, desde luego, una imagen desconcertante que rompe la indiferencia ante las modas y los estilos callejeros y concita la mirada asombrada de cada una de las personas que nos cruzamos en su camino. Una versión estrambótica pero que mantiene un tipo de conexión con el clásico Cristo cargando su también clásica cruz. La noche de brujas se ha apoderado de una cantidad impresionante de vitrinas que se vuelven simétricas al miedo ante el desplome de Wall Street.

Y como si fuera poco se extiende la pasión ante la próxima elección presidencial. Por ahora Barak Obama lleva la delantera, sus puntos son mayores o mejores que los de McCain. La responsabilidad de la mala fortuna del candidato republicano la tendría el Presidente George Bush y su gobierno que es evaluado como el peor de la historia de los Estados Unidos.

Sin embargo, más allá de las alentadoras encuestas a favor de Obama, los especialistas se preguntan sobre el comportamiento “final” del electorado, debido a la cuota de racismo que recorre a parte de la población. No sólo es la candidatura demócrata sino la posibilidad de un Presidente no blanco para el imperio americano.

En los imaginarios de los analistas resurge Rusia como “el enemigo”, sólo que esta vez Putin se presenta como aliado de Chávez. Incluso Obama en el segundo debate manifestó que consideraba esta unión como muy adversa para USA, mientras McCain cuando le preguntaron en un programa de radio por Rodríguez Zapatero, el jefe del gobierno español, pensó que se referían a los zapatistas mexicanos y contestó que él no estaba dispuesto a conversar con terroristas.

“Los Estados Unidos tosen toda la noche y no nos dejan dormir” escribió Allen Ginsberg. El Aullido, su poema más iluminado.

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