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Reportajes

15 de Diciembre de 2009

Así se armaron las campañas

Por

POR JORGE ROJAS G. / Foto gentileza www.disorder.cl

Todos los expertos que consultamos para esta nota aseguran que una campaña se gana con muchas lucas. En promedio dicen que en una parlamentaria un candidato se echa $350 millones y en una presidencial aproximadamente $14 mil millones. Donde no existe consenso es en qué gastar la plata.
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“Armar una campaña cuesta plata”. Así respondió un experimentado hombre de campañas -que prefirió mantener el anonimato- cuando se le preguntó por lo más complicado en una elección. Y es que la cantidad de recursos que se gastan puede marcar las diferencias entre los ganadores y perdedores, y los expertos saben que mientras más dinero se destine a propaganda, eventos y giras por el país, más posibilidades hay de ganar.

Métodos para conseguir las lucas hay varios y cambian dependiendo de qué es lo que se elige. Por ejemplo, en las municipales y en las parlamentarias son los mismos candidatos los que se dedican en las mañanas a conseguir financiamiento. En las presidenciales, en cambio, hay un equipo financiero que hace la pega, para que el candidato nunca se vea involucrado en temas de dinero.

-Conseguir la plata es una pega de campaña y se consigue llamando. Después se juntan con el financista y se le machetea. En el caso de las presidenciales son los propios empresarios los que llaman para ofrecer plata, y la gran mayoría reparte por parejo a todos los candidatos -cuenta el mismo hombre experimentado en campañas.

Pero el gran problema de conseguir el financiamiento son las encuestas. La razón: nadie le pone plata a una candidatura que va a la baja y que se sabe que no va a ganar.

Eso le pasó a Joaquín Lavín en la campaña de 2005. Iñaki Busto, que en ese tiempo era encargado territorial, recuerda los duros momentos.

-La primera campaña de Lavín nunca tuvo problemas de plata. Pero en la segunda, sí. Lavín se vio pillado por Piñera y la gente dejó de poner las lucas. Ningún financista quiere desperdiciar su plata y el razonamiento que hicieron fue: Piñera pilla a Lavín y si por casualidad pasa a segunda vuelta, es imposible que le gane a Michelle Bachelet -dice.

Y agrega:

-Las encuestas son muy jodidas y te pueden matar. No miden sólo si puedes ganar o perder, sino que también el financiamiento que puedes obtener.

Lo anterior no es menor. Esto porque según algunos expertos que consultamos, una campaña a diputados cuesta alrededor de $350 millones, mientras que una presidencial cerca de $14 mil millones.

LA CALLE Y LA RADIO

La mayor cantidad de la plata se la gastan en el marqueteo, porque al contrario de las campañas municipales, las presidenciales no son asistencialistas, sino que más bien están centradas en definir los discursos y los lugares donde se van a ubicar los carteles que darán visibilidad a los candidatos y a su programa. Hay tres tipos: la campaña aérea (mensajes radiales y publicidad caminera), la de piso (palomas y posteras) y la territorial (actos y el puerta a puerta).

El equilibrio en los tres escenarios es fundamental para ganar, aunque dependiendo de las campañas se pone énfasis en algunos más que en otros. Por ejemplo, para Iñaki Busto ganar en la calle es fundamental, tanto que los candidatos que no tienen palomas y letreros prácticamenten no existen.

-Nunca se debe notar que una campaña está bajando en intensidad. Al contrario, siempre tiene que ser ascendente. Se parte pintando los muros, después vienen los carteles, después las palomas, y así sucesivamente -cuenta.

Sin embargo, como hoy las campañas son más cortas porque los candidatos deben inscribirse tres meses antes de la elección y no seis como antes, el despliegue está más centrado en las palomas que en el rayado de muros.

Los medios también hacen lo suyo. Aunque contrario a lo que la gente cree, según los expertos, la radio es 100 veces más potente que la TV, porque llega a muchas más partes y porque en Chile no se puede hacer publicidad política por TV, salvo por la franja donde todos compiten casi en igualdad de condiciones.

-Dependiendo del distrito donde se esté se eligen las radios. Por ejemplo, si vai de candidato por el distrito de Puente Alto, tienes que meter full avisos en la radio Corazón o en la Pudahuel; si vas por Vitacura tienes que estar en la Agricultura; y si vas por el voto de la dueña de casa, tienes que estar presente durante la mañana -cuenta un importante hombre de campañas de la Alianza.

Para las presidenciales, en tanto, la radio local y comunal son la mejor inversión.

-Las radios comunales son donde los candidatos se acercan a la gente. Joaquín Lavín no hizo mucha radio en la campaña de 2005, en comparación a Piñera y eso fue gravitante en la derrota -recuerda Iñaki Busto.

ACTOS V/S PUERTA A PUERTA

En lo que varios expertos en campañas coinciden es en que las elecciones presidenciales se ganan en Santiago y en las grandes comunas. Donde no coinciden es en la fórmula para hacerlo. Mientras algunos dicen que los actos son los que más rédito dejan, otros creen que la esencia de una campaña ganadora está en el puerta a puerta.

-El error de los candidatos es no hacer actos tan grandes en Santiago como los que se hacen en provincia. Si ellos hicieran actos por comuna la gente se motivaría más, pero se conforman con los 30 segundos de TV diarios que tienen y con la cuña del día -dice Iñaki Busto.

Y agrega:

-También deberían hacerse tres actos masivos: al principio, al medio y al final de la campaña. Eso da al menos diez días de movimiento en que el candidato pasa por las comunas invitando a la gente y mostrándose. Eso es mucho más dinámico que entregar un díptico en un puerta a puerta.
Sin embargo, un detractor de esa idea asegura que los actos sólo dejan una sensación de triunfo, pero que no suman ni un voto más a la candidatura.

-Electoralmente los actos no sirven de nada, salvo para que la gente llegue donde su familia y les cuente que fue mucha gente y que el tipo va a ganar. Eso es el boca a boca. Pero está comprobado que las campañas se ganan en el puerta a puerta y con un ejército de personas, incluído el candidato, pidiendo el voto de la gente -concluye.

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