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Cultura

26 de Febrero de 2010

2009 musical: Un año de canciones huachas

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En medio de un Festival de Viña desolador, ofrecemos esta mirada restrospectiva del reciente año musical. Tal vez ayude a saber cómo fue que llegamos hasta aquí.
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POR JUAN PABLO ABALO

La imposibilidad de conocer la totalidad de los discos y canciones que poblaron de vida sonora este año -porque la producción musical en el mundo es enorme, inabarcable- hace que el arte del recuento pueda transformarse en un ejercicio caprichoso, antojadizo y lleno de brutales omisiones. Aún así, si hay que calibrar los aciertos de este 2009, sin duda “Crying Light”, de Antony and the Johnsons, es de los trabajos que reúne las más excelentes canciones del año. Su voz dulce y versátil logra conmover y no deja a nadie indiferente o, al menos, a nadie sin la convicción de que este hombre-mujer (transgénero) a la hora de hacer música lo hace con la sensibilidad e inteligencia del hombre y también de la mujer que lleva adentro (y afuera).

“Roadsinger”, de ex Cat Stevens, ahora Yusuf Islam, fue el disco que marcó el retorno, después de años de retiro religioso y meditativo, de este cantautor imperdible. “Roadsinger” a ratos recuerda a la última Tracy Chapman, también a Neil Young, e incluso parcialmente a Robert Wyatt, aún cuando jamás pierda su marcadísima identidad , que se traduce en canciones siempre vitales, de convincente energía y amable canturreo. Otro punto alto en la línea de los cantautores es “Christmas in the hearth”, disco que reúne villancicos conocidos y ni tan conocidos interpretados por Bob Dylan y que constituye uno de los buenos regalos que trajo este fin de año el viejo pascuero.

“The Wolf (Loba)”, de una Shakira cada día más sabrosa, es uno de los mejores discos pop del año. Para la cantante colombiana, éste es su trabajo más libre, femenino. Y chacalonero, habría que añadir. Se trata de doce canciones -de melodías bien compuestas- que lograron tener a punta de buenos ritmos a la gente bailando por las nubes y las ventas del propio disco por allá también.
David Silvian (ex Japan) es otro que el presente año dio con un trabajo de madurez incomparable: “Manafon”, disco que contiene canciones instrumentalmente improvisadas sobre las que Silvian canta -a modo de baladas- con la prestancia de años cultivados en dirección correcta, logrando como resultado objetos sonoros realmente asombrosos. Asombroso resultó también el disco en inglés que el grupo chileno de música infantil (y ni tan infantil), Mazapán, sacó este 2009. El resultado de este trabajo es más que óptimo, y cómo no iba a serlo si estas pequeñas piezas -construidas desde el dominio de la orquestación, la originalidad melódica, la impecable ejecución y la pertinente utilización del contrapunto- cobijan nuevas y viejas letras, evidenciando que el mundo de la canción infantil (al menos esta de gestos medievales, renacentistas, cumbiancheros y de formas más abstractas), es tanto o más versátil y complejo que el de otras músicas de aparente versatilidad y complejidad.

Siguiendo con lo chileno, originales y destacables resultaron los discos “Un disparo al centro”, del grupo chileno Cómo Asesinar a Felipes, así como el puramente vocal (con toda clase de transformaciones electrónicas de este registro) “Ay ay ay”, del músico electrónico chileno Matías Aguayo. Así también el Ensamble de Jazz Quintessence parió este 2009 su disco “Anónimo”, buen trabajo de una agrupación nacional cada vez más cohesionada y clara en sus propósitos musicales.

Con todo, es la recuperación de la canción huacha, sola (lo que conocíamos como el “single”), sin disco inmediato que la contenga, lo que hizo de este un año musicalmente novedoso. Charly García sale de las cenizas con su canción “Deberías saber por qué”, si bien no a la altura de sus mejores temas, sí ubicable entre las buenas que se ha despachado el argentino, y aunque su voz suene más vieja y cansada, su nuevo single dió el ancho para poder decir que el 2009 quedará como el año en que Charly resucitó. Radiohead hizo lo suyo con su canción “Harry Patch”, aunque con un resultado más bien gastado, repetido. Quienes sí dieron con una excelente canción huacha, que acaba de ser colgada en el ciber espacio, son los ingleses de Portishead. Se trata del tema “Chase the Tear”, pieza de austeridad sonora, donde el uso de la tecnología está al servicio de las ideas musicales y donde el equilibrio entre simpleza y fuerza en el ritmo sigue siendo la característica central de un grupo que solo con una canción se ubica a última hora entre las mejores cosas de este año que se nos va.

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