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Poder

16 de Marzo de 2010

La ignorancia de Evelyn Matthei

Por

Por Luis Molina Vega

“Espectacular”, “de verdad impecable”, eran las impresiones iniciales de la senadora respecto al gabinete de Piñera. Más aún, para Hacienda tuvo especiales halagos y se atrevió a adelantar que la mejor persona que podía acompañar a Felipe Larraín, en la Dirección de Presupuesto, sería Rossana Costa, lo que efectivamente ocurrió. Este lunes el ministro de Hacienda ha señalado que una fuente de recursos a la que se podría recurrir, para la reconstrucción que el país debe acometer, sería un aumento de los
impuestos. Recordó que el mismo Piñera, en campaña, no descartó un alza en ellos, la que estaba supeditada a las necesidades del país.
A renglón seguido, Evelyn Matthei apareció en los medios contradiciendo: “es una estupidez” plantear alza de impuestos a las grandes empresas para la reconstrucción. No sólo eso, asumió la vocería oficial e indicó que el actual gobierno “no analizará un aumento en la carga tributaria”, ya que “desde el punto de vista del crecimiento, generación de empleos y la competitividad, sería una estupidez”.
Y hasta el lunes en la noche, no se vieron desmentidos desde La Moneda… Pero aparte de la aparente histeria, bipolaridad o quizás esquizofrenia, de la senadora, analicemos los fundamentos que entregó para reafirmar su aseveración.
Primero acotó que con una alza de impuestos al sistema productivo nacional sería menos competitivo frente a las grandes empresas chinas, vietnamitas, etc. Una verdadera falacia, pues no competimos con esos países. China es la fábrica del mundo. Las grandes empresas instaladas en Chile no producen electrónicos, electrodomésticos, autos, confecciones, etc., como lo hace ese país. Chile es un país cuyo sector exportador está asociado en gran parte a los recursos naturales. Cerca del 60% de las exportaciones corresponde a minerales; de hecho somos tan, tan, competitivos en este sector, que el
principal país productor de Cobre en el mundo es Chile. También vendemos celulosa, vinos, uvas, salmones, madera, frutas y harina de pescado, entre otros productos. Y uno de los principales mercados a quienes exportamos es a Asia.
En segundo lugar, ella, acota que es muy mala idea “agregar aún más la carga de las personas que dan empleos en el país”. Falso. La carga impositiva de las grandes empresas en nuestro país es bajísima respecto a sus pares de otras naciones pares o similares a las que pretendemos parecernos. Ingresamos recién a la OCDE, una asociación comercial de países, donde el promedio del impuesto corporativo es de 28% y en la cual seguramente seremos uno de los estados con más baja tributación: 17%; sin
considerar que los beneficios para el sector privado en Chile son equivalentes a casi un 50% de los impuestos que realmente pagan.
En tercer lugar, la señora Matthei, acota que tras el sismo lo que más necesitamos es generar empleos para enfrentar la situación de emergencia. Le cuento a la señora Matthei que la misma reconstrucción generará no sólo mayor empleo del esperado, sino mayores ganancias para el sector privado, sector al que finalmente se le pagará por realizar esas labores.
En cuarto lugar se pregunta “¿qué es lo que buscan?” Y se responde preguntando “¿que se vayan empresas de Chile y sigamos perdiendo empleo?”. Le respondo: si estas grandes empresas se quieren ir por mayores impuestos, desaprovechando la oportunidad de negocios que presenta la reconstrucción, o porque creen que no les acomoda un aumento de impuestos, que se vayan, seguro habrán otras que se quedarán o que llegarán, o será una oportunidad para que nuevos empresarios ocupen aquellos espacios.
La licenciada Evelyn Matthei remata desde un olimpo inventado por ella misma, que esta idea de ʻrepartir dinero desde los más ricos a los más pobresʼ la pensó alguien que desconoce cómo funciona la economía mundial. ʻIntroducción a la economíaʼ: el Estado recauda impuestos para utilizarlo en los más desposeídos… ʻSentido comúnʼ: si observamos los distintos países en el mundo, cobrar impuestos no está en duda; no se ve que sea rareza.
Aumentar la tributación a las empresas mayores es el camino correcto y justo. Ocupar los Ahorros Nacionales no es un buen camino porque resta liquidez al país, dejándolo expuesto a crisis mundiales; éste siempre debe ser el último recurso. La deuda es el mejor camino, aunque su pago no debe ocurrir a expensas del futuro gasto social. Debe ir asociada a recursos futuros adicionales.
De las cuatro alternativas de impuestos significativas que existen, descarto dos de plano: un mayor IVA, que nos pega a todos, pero principalmente a los pobres; y mayores impuestos a los combustibles, que golpean principalmente a la clase media. Queda el aumento al royalty minero, el cual no es de rápida obtención, pero es una opción, y los impuestos a las empresas… no a todas, no a las pymes, que sí que producen el mayor empleo.
De esta manera concluyo, razono, creo, defiendo, y les insto a exigir, que en justicia debe corresponder al sector privado, a esas grandes empresas que defiende la senadora, aquellas donde está la utilidad gruesa del sector económico nacional, aquellas que resultarán beneficiadas por el negocio de la reconstrucción del país, soportar la carga material que ha implicado esta catástrofe. Es lo más cuerdo de hacer, más allá de cualquier ideología.

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