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Cultura

4 de Abril de 2010

Pastabaseando en los cerros

Por
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VALPORE
Cristóbal Gaete
Emergencia Narrativa
2009, 74 páginas

POR TAL PINTO
“Valpore” como vehículo narrativo no es del todo eficaz. La historia del trío lumpen que conforman su narrador, el Pulpo y la madre es muchas veces formular, conformándose con seguir las convenciones de una narrativa del margen, y cuyas muchas anécdotas, espectacularmente grotescas, violentas, subsidian una estructura ripiosa. En cada una de las viñetas que forman la novela, la acción transcurre idéntica y el abuso del deus ex machina es flagrante: aquí y allá coincide esto o lo otro, emerge un personaje con una historia que en lo medular en nada se distingue de la del propio narrador, etc. Que “Valpore” sea una novela surrealista, de corte testimonial, en caso alguno significa que su lógica interna dependa de un par de trucos pasados por agua.
A pesar de sus tambaleos, “Valpore” (el cerro pobre de Valparaíso, el corazón del margen) y sus constantes escarceos con lo “freak” antes que con lo “extraño”, es un ejercicio de investigación de la dualidad de Valparaíso en clave pop con innegables méritos, cuyas muchas desbocadas imágenes en algunas ocasiones consiguen sumergir al lector en la marea de lo siniestro. La rotunda esquizofrenia porteña es bien tratada: por un lado, esa ciudad ungida como patrimonio universal, plagada de snobs transplantados de Santiago que van hacia allá a “artistear”; por el otro, un Valparaíso menos imberbe, golpeado por la pobreza y la falta de oportunidades, donde el lumpen es reducido a un escondite en las alturas de los cerros (Valparaíso es una de las ciudades de Chile donde los suburbios más pobres están “arriba”. Iquique es otra. En la psique de la clase alta nacional siempre ha estado presente la imagen de los rotos que bajan de los cerros a tomarse la ciudad). El retrato de esa masa desclasada es uno de los aciertos de “Valpore”. En la visión apocalíptica, pero plenamente fundada, de Gaete conviven el patrimonio desclasado y el patrimonio del snobismo. “Valpore”, sin tal vez presupuestarlo, es la primera novela post terremoto.
Las influencias de Gaete tal vez se dejan ver con demasiada facilidad. Están las citas al “Festín desnudo” de Burroughs (y no al “Almuerzo desnudo”), las evidentes conexiones con el Bolaño de “La novelita lumpen” y a Genet y Fassbinder, de quienes quizá ignora esa deuda, especialmente de “Pompas fúnebres” y “Querelle”. Escritores, todos, salvo Bolaño, malditos. Y esa es en última instancia el verdadero anhelo de “Valpore”: convertirse en una novela maldita. Pasar a ocupar el rango de un Gómez Morel, y aunque se queda algo corta, no es por mucho.
Puede sonar pueril, pero Eric Carvajal y Claudio Faúndez, propietarios de Emergencia Narrativa, merecen más que un elogio. No sólo por arriesgarse a perder dinero con esta novela -lo más probable es que así sea-, sino por la calidad de la edición, un valor relativo, pero que en Chile tiene significado cuando las grandes editoriales son incapaces de atajar la pereza y sus libros brillan tanto por la cantidad de erratas como por lo soso de su catálogo, evidenciando lo que ya todos sabíamos: que el futuro de la narrativa chilena, pobre, lumpen o millonario, está en las editoriales independientes

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