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Cultura

11 de Abril de 2010

Hernán Rivera Letelier, escritor: “No sé por qué los críticos me tiran tanta mierda”

Catalina May
Catalina May
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POR CATALINA MAY • FOTO: ALEJANDRO OLIVARES
Rivera Letelier acaba de ganar el Premio Alfaguara de Novela, recibiendo cerca de 100 millones de pesos. Acá niega ser un best seller y dice por qué no cree en el éxito de la reconstrucción.
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¿Lo sorprendió este premio?
-Yo cuando me siento a escribir algo, lo hago con la convicción absoluta de que ahora sí que esta es mi obra maestra. Si no, pa qué. Lo mismo cuando participo en concursos. Pero cuando me llamaron de España y me dijeron que había ganado, dije: “Mandé mi libro con la convicción de que me lo ganaba, ¡y ahora no puedo creerlo!”.

¿Qué va a hacer con tanta plata?
-No soy de los que se vuelven locos gastando. Tengo un par de zapatos, dos pares de pantalones y tres camisas. Esto te da tranquilidad. Uno que ha sido pobre-pobre-pobre, tiene mucho miedo a que vuelva la pobreza. Hay que tener ahorros.

¿Por qué quiso rescatar al Cristo de Elqui en esta nueva novela?
-La primera vez que oí hablar de él fue un día que llegué de la calle, a pata pelá, lleno de tierra, con la camisa afuera y mi madre me dijo: “¡Vení más descacharambrao que el Cristo de Elqui, niño!”. Ahí empecé a escuchar de este hombre que se creía la reencarnación de Cristo. Era analfabeto, nunca fue a la escuela ni a misa. Pero cuando se ponía a predicar dejaba a la gente con la boca abierta.

¿Y?
-Yo como me crié en el mundo evangélico, y mi padre también era un predicador de la calle, ese personaje me impactó mucho. Y cuando empecé a escribir se me apareció en “La reina Isabel…”, después en “Los trenes…” y en “Mi nombre es Mala Rosa”. Ahí caché que me venía persiguiendo y que quería que contara su historia. Soy un convencido de que nadie más podría haberlo hecho.

Nicanor Parra lo hizo hace más de 20 años.
-La obra de Parra me parece excepcional, yo soy su gran admirador. Pero él no contó la historia, la cantó. Es la diferencia entre la poesía y la prosa.

Usted ha sido ninguneado por varios escritores chilenos ¿Por qué será?
-Los escritores son pocos, los que me tiran más mierda son los críticos. No sé por qué. Vivo a más de 2500 km de Santiago y me llegan los peñascazos igual. Si viviera acá, me acuchillan. Yo trato de no enganchar, claro que a veces me pillan con el indio.

¿Hay escritores sobrevalorados en nuestro país?
-En todos lados. Yo he tenido la suerte de recorrer muchos países y me he encontrado con escritores cuya obra dista mucho de estar a la par de su fama.

¿Quienes?
-No hay que dar nombres, capaz que me peguen. A mí me han tratado mal y por eso no quiero hacerlo.

¿Quién se debería ganar el Premio Nacional de Literatura este año?
-Si no me lo dieran a mí, dices tú (se ríe). Yo admiro más a los poetas chilenos y me gustaría mucho que se lo dieran a Óscar Hahn, a Bertoni -que es muy amigo mío-, a Manuel Silva Acevedo.

Usted dijo alguna vez que no leía best sellers, porque para qué perder tiempo si hay tantas cosas buenas que leer. ¿Aún piensa eso?
-Es que yo me vacuné contra ellos. Me leí afiebradamente, como a los 18 años, Papillón. El otro creo que fue Tiburón. Y quedé listo.

Pero sus libros figuran en las listas de best sellers.
-A lo mejor hay muchos que se han vacunado con mis libros (se ríe). Pero yo no soy best seller, para eso hay que vender millones. Yo a lo que aspiro es a ser un long seller.

¿Cómo es eso?
“La reina Isabel…” lleva 15 años y se siguen haciendo ediciones, se sigue leyendo, se sigue comprando. Mis otros libros van detrás de ella. Y eso es un logro del porte de un transatlántico. Yo ya tengo el epitafio que quiero que pongan en mi tumba: “murió antes que su obra”.

Eres nortino: ¿cómo ha visto la reconstrucción de Tocopilla a dos años del terremoto?
-Hay una reconstruccióna a medias, todavía hay gente que vive en mediasaguas. Yo creo que una vez que pase este arrebato de solidaridad, hay mucha gente que se queda con su mediagua, y si es que alcanza, y después, arréglatelas como puedas.

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