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Opinión

21 de Abril de 2010

El aumento del impuesto a la renta ¿provoca necesariamente menor inversión y empleo?

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Por Luis Molina Vega / Ex precandidato presidencial
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El aumento del impuesto a la renta ¿provoca necesariamente menor inversión y empleo? Hernán Büchi señaló que costó 20 años crear conciencia de que un aumento de impuestos era perjudicial para la inversión y el empleo y, por ende, para el crecimientoeconómico; y que esa labor, que identifica a la derecha, se estaba yendo al tacho de labasura al existir una iniciativa, impulsada por el gobierno de su mismo sector, que aumenta el impuesto a la renta de las empresas de mayor tamaño.

Y este trabajo resultó efectivo sobre quienes ejercieron el poder todo este tiempo.

Los economistas fueron claves en la tarea de ʻcrear concienciaʼ. Ellos, los ʻexpertosʼ, han convencido a medio mundo. No sólo a los políticos, sino también a la opinión pública… si hasta afirman que en vez de subir el impuesto a la renta, debe bajar ¿Y cuántos de los economistas que opinan en los medios tienen relaciones con el sector privado?, ¿cuántos pertenecen a una universidad privada o pertenecen a los departamentos de estudios de grandes empresas o a directorios de sociedades anónimas? La mayoría.

Sin embargo una minoría -economistas más serios-, ha realizado estudios que ponen en duda o contradicen la idea de que es perjudicial un aumento de impuestos. Por ejemplo, Stokey y Rebelo, quienes encontraron que el crecimiento del PIB de Estados Unidos, a comienzos de los años 40, ʻnoʼ se vio afectado por un aumento de la carga tributaria que se alzó desde un 2% a nada menos que un 15% del PIB.

Pero más aún, nosotros mismos tenemos pruebas a la vista de otros ejemplos que contradicen a Büchi y compañía: En Chile, en el año 1990, tuvimos una reforma tributaria que aumentó el impuesto a la renta de las empresas desde el 10% al 15%; sin embargo, la década de los 90 ha sido la década de oro del crecimiento y el empleo. O analice lo siguiente: ¿Por qué empresas extranjeras se instalan en Chile, sabiendo que si quieren repatriar sus utilidades tendrán que pagar un impuesto del 35% sobre ellas? Las mismas mineras lo hacen. Y considere ¿por qué las tabacaleras, los empresarios que producen licor, las empresas que están en el negocio de los combustibles y los casinos, todas industrias asociadas a altos impuestos, siguen firmes en sus negocios y con ganas de seguir invirtiendo? O casos como las tarifas de los Malls a sus arrendatarios, o las famosas franquicias, que cobran, a quienes las usan, porcentajes que llegan a 10% o más sobre las ventas, verdaderos impuestos adicionales cobrados por privados…

Si la recaudación de impuestos, además del enfoque social, es bien utilizada en inversión pública relevante para el sector privado, puede provocar aumento de las rentabilidades en los negocios. Si los aumentos de impuestos están dirigidos a gravar las etapas en que los negocios ya han probado ser exitosos, es decir, pasados los primeros años de creación e implementación -no aplicados en un principio-, entonces se afecta menos a los empresarios, y ello se logra fácilmente con más agresividad de las depreciaciones aceleradas. Si los gobiernos generaran superávit con mayores recaudaciones y ahorraran esos recursos, además de estar mejor preparados para enfrentar crisis, disminuirían el
riesgo-país y con ello el costo de financiamiento externo para los empresarios.

Entonces existen estrategias, enfoques, herramientas, propias de Estados modernos, que permiten generar crecimiento económico para una nación, aún cuando se suban los impuestos.

Finalmente cabe destacar que la mantención del bajo impuesto a la renta que tanto defiende el señor Büchi, experiencia que vivió cuando participó en el gobierno de Pinochet, fue un motor del crecimiento a partir de 1983, un tiempo crítico para la economía nacional en el que no existía el crédito disponible necesario para que las empresas hicieran sus inversiones, siendo efectivo que el sector privado lo hiciera recurriendo a sus utilidades retenidas -posibilitado por aquella baja de impuestos-, pero ese problema financiero, luego en los 90 y hasta ahora, ha dejado de existir. Hoy son otros tiempos, otras las necesidades, otros escenarios. De hecho estamos viviendo una época en que los grandes empresarios han amasado inmensas fortunas, tanto, que ya no tienen el hambre inversor que los caracterizó en épocas anteriores, y además son como el hortelano, no invierten ni dejan participar a las pequeñas empresas. Esta situación la estamos fomentando con un impuesto a la renta bajo. El empresariado nacional se ha achanchado y si quiere seguir haciéndolo, bien por ellos, pero entonces paguen más impuestos por la engorda. Un aumento de impuesto significativo y permanente hoy que se aplique a las grandes empresas, de por sí generará ventajas para las pequeñas empresas; y por cada negocio que una pyme reemplace a una grande, el empleo producido es comparativamente mayor. Las pymes son las llamadas a convertirse en el nuevo motor de crecimiento que requiere nuestra economía.

Las oportunidades deben crearse para ellas. Las pymes quieren la misma oportunidad que otrora el señor Büchi otorgó a las grandes empresas.

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