El Mundial de Robben Island

Por Leo Salazar, desde Cape Town

A media hora en barco desde Cape Town- la ciudad donde Alemania goleó a Argentina y Holanda le ganó a Uruguay- está Robben Island, lugar que por más de 30 años fue cárcel favorita del Apartheid.
El 21 de junio de 1969, tratando de zafar un poco, los negros que luchaban por la libertad y la justicia crearon la Makana Football Association (MFA) que alcanzó a reunir a 29 equipos, todos de presos.
En primavera y verano se jugaban las Olimpiadas, donde Nelson Mandela recordaba sus días de boxeador, pero los Mundiales de fútbol de la MFA duraban toda la temporada.
Recordados son los equipos Gunners FC, Rangers FC, Heroes FC, The Happy boys FC o Island Tigers FC.
Cuando se creó la MFA ya había torneos “amateurs” previos, jugados desde que los nazis sudafricanos decidieron apresar a los negros que se negaban a ser distintos solo por ser negros. En 1962, cuando Chile vivía su Mundial, se organizaron los primeros match en Robben Island, tras la llegada de los presos políticos (que al inicio convivían con presos criminales).
Jugaban con pelotas de papel, aunque luego mejoraron su organización y lograron ser la única asociación particular de fútbol en afiliarse a la FIFA. Tenían sus reglamentos escritos a puño y letra con lápiz pasta azul y los títulos los subrayaban con rojo.
Para ir hoy a Robben Island el Museo en tierra se cola en medio de un gigantesco mall al lado del mar. Simulan una cancha de fútbol para los pasajeros que abordan un moderno ferry y hay una representación de diversas camisetas de equipos que ganaron la liga de la MFA.
En la isla uno de los guías es Zozo, ex preso político que estuvo en una de las celdas de 4 pasos por 4 pasos.
Desde mediados de los 90, cuando terminó el Apartheid, pocos siguieron viviendo allí. Ahora son cerca de 200 personas (varios ex presos políticos) los que habitan Robben Island y todos trabajan alrededor del Museo.
Hay 13 niños en la escuela y todos miran un gran poster de los “Bafana Bafana”. “Mi equipo era Brasil. Yo lloré cuando perdió Brasil ante Holanda”, cuenta sonriente Zozo, que hoy bordea los 50 años.