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Opinión

21 de Agosto de 2010

Ivan Toro, minero amputado el 2001: ”Se están enriqueciendo a costa de la desgracia de los trabajadores”

Ilustración: Ajab Pudo haber sido uno de los 33 mineros atrapados en la mina San José, pero un grave accidente ocurrido el 2001 lo dejó sin una de sus piernas. Desde entonces vive con una jubilación de poco más de 300 mil pesos. Acá cuenta el miedo que se vive bajo tierra, los abusos de la gran minería y los constantes alegatos contra la empresa que lo obligó a trabajar en condiciones deplorables.

Claudio Pizarro
Claudio Pizarro
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Ilustración: Ajab
Pudo haber sido uno de los 33 mineros atrapados en la mina San José, pero un grave accidente ocurrido el 2001 lo dejó sin una de sus piernas. Desde entonces vive con una jubilación de poco más de 300 mil pesos. Acá cuenta el miedo que se vive bajo tierra, los abusos de la gran minería y los constantes alegatos contra la empresa que lo obligó a trabajar en condiciones deplorables.
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¿Usted trabajó en la mina San José?
Sí, trabajaba en las minas San José y San Antonio que pertenecen a la compañía San Esteban, la misma empresa donde pasó el accidente ahora. Un día trabajaba en una y al otro día en la otra, hasta que me accidenté el 26 de diciembre de 2001.

¿Qué le pasó?
Se me cayó un planchón, que es una roca grande, que se desprendió del cerro por una mala coordinación de los grados que dio el topógrafo al operario de una máquina en el nivel de arriba. Era una roca como de un metro veinte que, calculo, pesaba poco más de una tonelada. No tuve posibilidad de arrancar. Estuve atrapado como 45 minutos. Lo único que pensaba era que sacaran a mis otros compañeros. Si la piedra le pegó a cuatro. Fue como un palitroque. Pero yo fui el que quedó más mal.

¿Ahí se dio cuenta que iba a perder la pierna?
Claro, si la tenía toda molida, estaba el puro cuerito. Menos mal que no fue tan traumático para mí en ese momento. Pero después cuando llegué a Copiapó perdí el conocimiento y caí en coma. Estuve como tres días así. Mis compañeros igual quedaron resentidos. A uno le tuvieron que poner placas de fierro en el fémur, otro se quebró el tobillo y a otro le cayó una piedra en el casco que lo dejó medio atontado como una semana.

¿Trabajaba con miedo?
Miedo, miedo… claro, porque uno tiene familia. Yo siempre le decía a mi señora que esta cuestión estaba mal. Uno al final sabe que entra a la mina pero no sabe cómo va a salir. Es muy grande el riesgo que uno corre adentro.

¿Después de lo que le pasó, pensó en algún momento que le podía suceder lo mismo a otros compañeros?
Sí po, si se veía venir. Antes que me accidentara, una empresa fue a la mina a hacer unos estudios y colocaron unos vidrios para ver si estaba cediendo el cerro. Nosotros cuando pasábamos veíamos cuando el vidrio se empezaba a romper. Si hay varios compañeros que sufrieron accidentes. Incluso después de lo que me pasó a mí hubieron tres muertos.

¿Les comentó de los riesgos que veía a sus superiores?
Pero claro, si al momento de mi accidente yo era miembro del comité paritario, iba a reuniones, y les planteábamos las inquietudes a los jefes, que debían tener más seguridad, que el cerro estaba muy blando. Pero ellos insistían en perforar por el medio cuando ya habíamos pasado los treinta metros de espesor, lo que era bastante.

¿Y qué le decían ellos?
Pero usted sabe que ellos tienen las leyes y nos pueden echar en cualquier momento. A mí incluso me llevaron como dos veces donde los administradores porque no les hacía caso. No quería ir a trabajar donde me mandaban porque era muy peligroso. Lo que pasa es que nosotros teníamos que cargar en los rajos que tenían como 10 metros de altura. Es muy riesgoso. Si ahora usted va por arriba del cero y se encuentra que hay como un cráter.

¿Y qué significa eso?
Que el cerro está debilitado. Si nos hicieron trabajar en condiciones sumamente inseguras. Imagínese que la mina San Antonio cedió porque ya no podía más. Menos mal que se salvaron todos.

Me dice, entonces, que los obligaban a trabajar en condiciones precarias…
Claro, si ellos sabían todo. Teníamos que ir porque si no se enojaban y uno podía perder el trabajo. Uno tenia que ir igual.

Al menos les pasaban elementos de seguridad…
Lo único que nos daban eran guantes, botas y una trompa que es una cuestión para la tierra, como una mascarilla.

¿Cómo eran los turnos?
Eran turnos de ocho horas. A veces entrábamos a las 5 y salíamos a la una, otros entrábamos a la una y salíamos a las nueve, después de las nueve a las cinco y así.

¿Cada cuánto tenían libre?
Trabajamos de lunes a sábado. Después se llegó a un acuerdo para trabajar 4 días y descansar otros cuatro. Antes trabajábamos casi una semana de corrido.

¿Que edad tiene?
Voy a cumplir 44 años.

¿Cuánto tiempo lleva trabajando en la minería?
Alcancé a trabajar 20 años en la empresa hasta que me echaron en junio del 2005. Me pagaron los puros años de servicio no más, por eso los demandé. Lo único que pude sacar fueron 15 millones. La Asociación Chilena de Seguridad me da una pensión de 309 mil pesos, sin contar los descuentos, y con eso vivo.

¿Por qué la empresa no lo quiso indemnizar?
Porque nos dijeron que nosotros habíamos tenido culpa en el accidente. Ellos decían que estábamos sentados y no fue así. Así que tuvimos que limpiar nuestros nombres.

¿Cuánto le pagaban?
Arriba de 400, a veces, ese era el monto aproximado.

¿Por qué no se cerró el yacimiento si algunos trabajadores pusieron un recurso judicial para hacerlo en el 2003?
No sé que habrá pasado, si imagínese que después de mi amputación vinieron dos muertes más.

¿Tienen mucho poder los empresarios mineros?
No sé… Lo único que sé es que cuando me recuperé del accidente fui a Sernageomin y el caballero, ni me acuerdo el nombre, me dijo que no tenía idea del accidente mío. Me dijo que ellos fiscalizaban los accidentes graves y el abogado mío le dijo que cómo no iba a ser grave si había perdido una extremidad.

De hecho la Confederación Minera acusa de responsables a la Seremi de Minería y a Sernageomin porque no fiscalizaron..
Por eso le digo, si esta persona no tenía idea del accidente mío. Cómo va a ser posible si cada accidente que la empresa tiene debe informar a Sernageomin.

¿Qué piensa de la suerte de sus colegas que están actualmente atrapados en la mina San José?
Dios quiera que no haya pasado nada y que hayan estado en el refugio. Porque dicen que justo iban a salir a tomar choca, entonces, el accidente los pudo haber pillado en el refugio.

¿Honestamente cree que están vivos?
Si están en el refugio, sí.

¿Piensa que la gran minería no escucha las voces de los trabajadores cuando alegan que hay riesgo?
Ellos hacen caso omiso al peligro que uno está corriendo. Yo se los dije varias veces a los jefes directos míos, que la parte donde nos mandaban a cargar eran malas. Pero había que cumplir el plan de trabajo que tenían ellos para los turnos.

¿En el fondo primó un afán de beneficios y dejaron de lado la seguridad de los trabajadores?
Claro, por eso les dieron la posibilidad de abrir de nuevo la mina. Yo no sé por qué lo hicieron sabiendo lo que había pasado. No sé lo que habrá pasado ahí.

Un dirigente comentó hace poco que “el cobre se estaba vendiendo con sangre”. ¿Está de acuerdo?
Lo mismo digo yo. Se están enriqueciendo a costa de la desgracia de los trabajadores. De sus vidas. A ellos lo único que les importa es producir, producir y producir. Nada más.

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