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Opinión

21 de Mayo de 2011

Un Gobierno “ferpecto”

Algo sustancial parece faltar al gobierno para que la palabra se escriba correctamente. Por lo hecho hasta ahora, el Presidente y su administración deberían tener al menos una nota 6. Sin embargo, la ciudadanía parece no ver con claridad los esfuerzos realizados. ¿Qué falta? Al parecer, ha abundado la grandilocuencia en el discurso. Lograr “pequeñas […]

Francisco De La Maza
Francisco De La Maza
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Algo sustancial parece faltar al gobierno para que la palabra se escriba correctamente. Por lo hecho hasta ahora, el Presidente y su administración deberían tener al menos una nota 6. Sin embargo, la ciudadanía parece no ver con claridad los esfuerzos realizados.

¿Qué falta?

Al parecer, ha abundado la grandilocuencia en el discurso. Lograr “pequeñas grandes cosas” siempre se titula como que se consiguió “gigantes y magníficos logros”. En la suma, cuesta observar las obras, ya que en el día uno- así se muestra- todo está hecho.

No obstante, cualquier falla opera como un boomerang certero, que retrocede lo mismo que lo avanzado y tal vez mucho más. El golpe duele porque el trabajo, el esmero y las ganas están, no hay duda, pero lo conseguido se oficializa con un exceso sin medida y que distorsiona lo que ya es un buen mensaje. El error no es comunicacional, es político.

Lo realizado por el gobierno en materia de reconstrucción es destacable, pero no creamos que la solución llegará pronto. Cuatro años se harán poco para levantar todo lo caído y en materia de vivienda será especialmente difícil, sobre todo porque nos falta una legislación eficaz y oportuna para enfrentar hechos de esta naturaleza.

No se puede superar una catástrofe como el terremoto con las mismas normas que rigen las épocas de calma. Entregar subsidios- ya perdimos la cuenta de cuántos se han otorgado- solo aplaza la solución definitiva y será un problema en el futuro, cuando se venzan los plazos.

Aquí hay una necesidad imperiosa y en la que se debe trabajar con especial diligencia, de lo contrario, el boomerang puede ser más dañino todavía: no aprender la lección.

Lo importante, y ésa es la mejor carta del gobierno, es que hay buenas ideas y proyectos, como lo realizado por Joaquín Lavín en educación, sin duda el área más trascendental para generar transformaciones relevantes. Por eso, no es necesario que las mandarinas sean manzanas, las manzanas melones y los melones sandías… es decir, agrandar y agrandar.

Lo importante es comunicar lo que se está haciendo, trazar los objetivos y ser consecuentes en esa línea. Una buena manzana es una buena manzana… y se disfruta ya que se tiene conciencia de lo que es, lo que no significa frenar la aspiración.

Los compromisos que hoy debe cumplir el gobierno para dar continuidad a la derecha deben ser entendidos y asimilados por la ciudadanía, incluso por quienes están en el mismo gobierno. Nada peor que auto encandilarse.

Ya hemos sido cegados con grandes promesas que terminaron de la peor forma, como el Transantiago. Superada esta línea de ansiedad, ese twitteo voraz que poco dice, no cabe duda que este gobierno puede ser Perfecto.

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