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Poder

24 de Mayo de 2011

“No soy tan malo como algunos puedan pensar, ni tan bueno como otros piensan”

sacerdote cura Eugenio Silva Iglesia

Los rumores que rodearon el intento de suicidio de Luis Eugenio Silva incluían a una serie de sacerdotes santiaguinos, que estarían supuestamente siendo investigados por la prensa. El nombre de Joannon figuraba en esas versiones. Fuimos a preguntarle y esto nos respondió.

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sacerdote cura Eugenio Silva Iglesia

La semana pasada, luego del intento de suicidio del cura Silva, Santiago hervía de rumores -situación que la Iglesia tildó de “kafkiana”- de curas investigados por la prensa. Gerardo Joannon, de los Sagrados Corazones, ex párroco del Colegio Manquehue y por muchos años cabeza del movimiento juvenil CPJ, aparecía entre ellos. Los rumores le adjudicaban incluso tener hijos. The Clinic fue el viernes a la oficina que Joannon tiene en la parroquia La Anunciación, en Pedro de Valdivia, a conversar con él. Esta es la conversación que tuvimos:

-¿Sabe algo de este supuesto reportaje?
Yo no soy tan malo como algunos puedan pensar, ni tan bueno como otros piensan. Tal vez lo más bonito del sacerdocio es que uno vive haciendo feliz a las personas, aunque uno no soluciona ningún problema. Toda la gente tiene problemas con los hijos, con el marido, con la mujer. Son problemas de relaciones humanas, de relaciones laborales y uno es una especie de esponja, uno acoge con el máximo de cariño. Yo soy una persona bastante cariñosa, mi familia es cariñosa. O sea, si tú conocieras a mis hermanas… Claro, uno no puede ser así, pero de repente uno es así. Además yo quiero a la gente, y como quiero a la gente, me involucro. Pero de ahí a que uno se aproveche de la gente, para eso uno no se mete en esto. Pero cuando aparecen rumores es poco lo que uno puede hacer la verdad, simplemente esperar que la persona recapacite o se de cuenta. He conocido bastantes personas a las que la gente les ha liquidado la fama. Yo creo que no hay peor pecado en el mundo que simplemente despotricar, o simplemente contar. Porque cuando uno cuenta va inventando, va agregando, y se convierte en otra cosa, como un cuento que tú empiezas a contar y cada vez llega convertido en otra cosa. Lo he visto en personas que han perdido su matrimonio, sus hijos. Eso es lo que yo llamo la fuerza del mal, que está siempre echando a peder todo.

-¿Ha recibido llamados de periodistas?
Me han llamado pero no suelo contestar. La verdad es que yo tengo mi manera de ser, en el fondo soy una persona tímida, me cuesta la cosa pública. Tengo que hacerlo porque si no, no estaría donde estoy. Pero es un desgaste. A mí me basta con hacerle algo de bien a las personas y la gente esté contenta. Me basta con eso y sobre todo con la conciencia de que no es uno el que está haciendo las cosas. Yo te digo, hay una desproporción. Así como hay gente que puede mal interpretarme o uno caerle mal, uno no es monedita de oro, así también hay gente que uno quiere desmedidamente. Y hoy día injustamente hay gente que dice “usted es santo”. Entonces eso es lo que me pasa a mí con esto.

-¿Sabía usted de lo que estaba pasando con el sacerdote Luis Eugenio Silva?
Todo el tiempo están saliendo rumores. A Luis Eugenio lo conozco bastante, pero no tengo una relación muy permanente con él. Él se mueve en otros campos. Pero lo encuentro lamentable, que una persona haya llegado a eso. Tengo un antecedente: yo fui bastante cercano y amigo de Miguel Ortega. Él es un hombre muy abierto, muy encantador y con una gran creatividad, tenía una cabeza increíble. A Miguel le levantaron una calumnia que explotó y me acuerdo que ponte tú tres meses después -un personaje que era de la radio, que había sido alumno de él, que él lo había aceptado después en el colegio, era amigo de la familia y todo lo demás, después le tiró esto- un día luego de una reunión de curas me dijo que lo llevara a su parroquia de vuelta. En el camino le pregunté “cómo estái, Miguelito?”, y él me dijo que mal. “No tengo ganas de vivir. Ando chuteándole al ánimo. Me pegaron en una zona que me desmotivó. Yo le pido a Dios que me lleve”. Una semana después se murió, esperando una novia le dio un ataque a un corazón, pá!. Entonces uno dice en realidad estas cosas son demoledoras y es lamentable, pero uno no tiene nada más que decirle al Señor: bueno, a ti te pasó lo mismo y peor.

-¿Sabía que Silva tenía depresión, que estaba enfermo?
Yo no sabía. Un día me lo encontré y le pregunté cómo estái. “Fregado”, me dijo. “Me encontraron un cáncer a la piel”. Pero fue así como de paso. Te voy a acompañar rezando, dije yo. Luis Eugenio no era un hombre de reunión de curas, nunca fue, nunca iba. Tiene un horario, él no es párroco, sólo a veces ha sido párroco. Su mundo es un mundo intelectual, de la televisión, del periodismo, de las clases en la universidad, eso sí que le gusta. Es un hombre que se mueve más en esa línea. A las reuniones de curas no va nunca.

-Se habló de un llamado de Ezzati advirtiendo a Silva esta situación. ¿Lo llamó Ezzati a usted?
No. Son amistades que yo tengo con periodistas, con gente así, que me cuentan ellos preocupados.

-¿Hace cuánto está en esta parroquia?
Tres años y medio.

-Antes estaba en los Sagrados Corazones…
Sí, estaba en el Manquehue. Además en una fundación que se llama Uniendo Mundos, que sirve de puente entre sectores acomodados y sectores más bajos. Eso viene de la gracia de Dios que he tenido de estar siempre en Santiago, siempre moviéndome entre La Legua, San Ramón, La Granja, y sectores acomodados como esta parroquia, como el Colegio Manquehue, Los Castaños. Estoy para allá y para acá. Tengo el privilegio de poder tener amigos en todos los barrios. Me di cuenta que es un talento que me ha puesto Dios y que tengo que explotar, entonces formé esta fundación donde hay gente del barrio alto que quiere ayudar a la gente pobre y no sabe cómo ni dónde. Aquí se trata de que uno tiene que ponerse al servicio de los pobres y tiene que ir a ver a la gente pobre para llevarle su paquetito, su regalito doctrinal o sus buenas ideas.

-Entonces, estas acusaciones de que tendría hijos…
No. O sea, yo creo que cualquiera puede hacer lo que quiera, la naturaleza humana… Pero no, olvídate. Sé por qué pasa esto. Hay personas muy queridas que me ha tocado mucho ayudar, porque enviudó y tuvo un accidente terrible en que murió el marido. Me ha tocado mucho ayudarla y ella me ha ayudado mucho a mí también. Somos muy amigos. pero es una cosa que es abierta, totalmente abierta. A mí me da rabia. No tomo ninguna precaución, nada. Indignación porque la gente no se da cuenta todo lo que ha surgido de esta amistad. Entre otras cosas CPJ (Centro de Pastoral Juvenil) y Uniendo Mundos. Ella le ha dado técnicamente forma, ella es una persona muy capaz. Me da risa, como le da risa a la gente que nos conoce. Hay que ser enfermo del mate.

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