El orejero de Lavín

“Es una vergüenza que tengamos pobreza o que falte calidad en la educación. Chile tiene los bienes materiales suficientes para mejorar, pero para que eso suceda, necesitamos una sociedad menos egoísta, más comprometida con el otro, más solidaria”.

La cita es de diciembre de 2008 y la dijo Alejandro San Francisco, hoy asesor clave del ministro Joaquín Lavín en una entrevista concedida a la revista Hacer Familia, publicación de la Fundación para la Educación y Orientación Familiar Hacer Familia, fundada en 1981.

San Francisco, historiador UC y Doctor in Pilosophy de la Universidad de Oxford, se refería a lo que le quitaba el sueño en términos profesionales. Dos años y medio después, la calidad de la educación que exigen cientos de miles de estudiantes de colegios municipales y universitarios, movilizados desde hace tres semanas en todo el país, parece no darle problemas para dormir al personaje que muchos identifican como “la mano derecha de Lavín”.

“San Fascismo”

Es sin duda alguna, el asesor estrella del ministro de Educación y presidenciable UDI. Según Gobierno Transparente, su función es “Asesorar al Sr. Ministro y Subsecretario (de Educación) en la preparación de minutas, textos escritos, antecedentes para presentaciones en exposiciones públicas, como prensa escrita. Informar sobre temas relacionados con los estudiantes de enseñanza superior y general”, por una asignación mensual “reguleque” de $3.150.000 (bruto).

San Francisco saltó de las aulas de la Universidad Católica, donde algunos alumnos lo llaman “Alejandro San Fascismo”. Paralelamente se convirtió en consejero de políticas públicas del Instituto Libertad y Desarrollo y creó el Instituto de Estudios de la Sociedad (IES) junto Juan Cristóbal Pavez y Herman Chadwick, actual presidente del Consejo Nacional de Televisión (CNTV), una institución que prepara a jóvenes prontos a terminar la educación media en temas como pensamiento clásico, ayuda social y argumentación. Una especie de fundación para crear “líderes”.

Este año, San Francisco se convirtió en el más estrecho colaborador del titular del Mineduc, cuidando cada paso del ex candidato presidencial del “Cambio” y últimamente monitoreando minuto a minuto el pingüinazo 2011 y los movimientos de Camila Vallejo y compañía.

Su pega, tal como lo dice su contrato a honorarios con el Mineduc, es preparar al secretario de Estado frente a las cámaras. El jueves pasado, por ejemplo, después de emitir un breve comunicado en La Moneda a raíz de la marcha multitudinaria por la educación pública, acompañó -como en varias otras ocasiones- a Lavín junto al subsecretario Rojas y al jefe de la división de Educación Superior del Mineduc, Juan José Ugarte, en Palacio.

En esa oportunidad, como tantas otras, San Francisco estuvo detrás de las cámaras observando cada palabra del precandidato UDI más complicado actualmente del gabinete de Piñera.

De hecho, algunos dirigentes secundarios dicen recibir llamadas telefónicas directamente de San Francisco “para saber qué van a responderle al ministro”. “Es como un operador que trata de buscarle salida a todo lo que se entrampa en las conversaciones. Lavín no habla mucho, básicamente porque repite siempre lo mismo, pero él es siempre el que dice ‘busquemos una salida’”, dice un dirigente universitario de las reuniones que han tenido en el séptimo piso de Alameda 1371.

Gremialismo en el Mineduc

De dirigencia estudiantil sabe de sobra. Ex presidente del Centro de Estudiantes de Historia en 1993, San Francisco se convirtió en presidente de la Feuc al año siguiente y posteriormente en profesor titular del Instituto de Historia de la PUC. Desde allí pudo escribir una larga lista de publicaciones, entre las que destacan una serie de títulos de historia de Chile, además de “Tolkien: para todos, para siempre”.

En la web, además se puede encontrar un artículo llamado “Jaime Guzmán y el principio de subsidiariedad educacional en la Constitución de 1980”, disponible en el sitio  de la Fundación Jaime Guzmán, y donde explica citando al fallecido fundador de la UDI -del cual públicamente se ha declarado admirador- que ni las prestaciones educacionales ni las de salud son responsabilidad exclusiva e indelegable del Estado.

Esto último, precisamente lo que estudiantes, apoderados, profesores y rectores de universidades que sumaron más de 80 mil personas en la Alameda de Santiago la semana pasada, quieren que termine. Habrá que ver cómo le va.