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Nacional

28 de Junio de 2011

“Podríamos pedirle a Lavín que nos ayude por el bullying histórico que hemos tenido”

Llevaban cinco sesiones tratando de ingresar a la que creen es la principal plataforma estudiantil del país, pero lo lograron hace tres días, aún sin los votos de los que se convirtieron en principales detractores: las juventudes comunistas, con quienes casi llegan a los combos, según ellos, después de provocaciones e insultos racistas. "Estamos hablando por nuestros papás, nuestros abuelos, nuestras comunidades y las demandas que no han sido escuchadas", dicen.

Por

10 contra 4. Esa era la pelea que le ofrecieron los dirigentes nacionales de la JJ.CC. a los representantes de la Femae (Federación Mapuche de Estudiantes) el 4 de junio pasado cuando reclamaron por mover del segundo al último lugar de la tabla la votación para incorporarlos o no a la Confech. Una pelea desigual, dicen ellos, que de todas formas no habrían aceptado. Pelea que finalmente no ocurrió, porque después de casi un mes y medio fuera, este sábado ingresaron a la que creen es la principal plataforma estudiantil del país.

“Nosotros no conocíamos a nadie cuando llegamos y creímos que era llegar y tener una participación al tiro, que iban a reconocer de una o cierta forma la orgánica de los jóvenes mapuche. Pero no fue así”, dice José Alcalao, integrante de la Femae y estudiante de antropología en la Universidad Católica de Temuco. “Cuando nosotros les dijimos que queríamos participar, todos contentos. Pero cuando dijimos que participar también conlleva tomar decisiones, como que les cambió la cara. Ahí empezaron con que ‘no, que hay que discutirlo con el pleno’. Igual es discriminatorio que se tenga que reducir a una votación”, dice.

¿Por qué no estaban en la Confech?

El Confech es una pequeña reproducción de la lógica política chilena. Es un pequeño espejo de lo que pasa en las cúpulas de partidos políticos, de izquierda o derecha, en Chile. Cada vez que pedimos participar, nos dicen “participen, están las puertas abiertas”, pero cuando decimos que queremos participar en las decisiones, ahí todos se asustan. Ahí le cierran la puerta a los mapuchitos, no los dejan entrar.

¿Ustedes creen que es un derecho?

Claro, porque es invisible el estudiantado mapuche. La Confech en estos veinte años jamás se ha pronunciado por la situación de los hogares estudiantiles y tampoco de los estudiantes mapuches de las universidades. Entonces, es un derecho legítimo que pedimos de representar nuestras ideas, pero nos han cuestionado desde la representación que tenemos hasta la forma de organización, que en nuestro caso es horizontal. Nosotros desde un principio les dijimos que no nos organizamos de una manera jerárquica, reinvindicando la organización de nuestros ancestros.

Y entonces, ¿por qué entrar a la Confech?

Nosotros buscamos algo muy natural, que es decidir por nosotros mismos, no que otros decidan por nosotros. Como pueblo aún estamos acá, aún existimos. La gente acá en Santiago debe pensar que nosotros andamos con lanzas y no es así. Trabajamos en esta sociedad que está armada y se cae a pedazos todos los días. Pero nadie va a defender nuestros intereses como nosotros, porque así lo hemos hecho siempre. La realidad de los pueblos indígenas no se aborda de la manera en que deben y eso se replica en la Confech, donde nos consideraron como una minoría cuando tenemos estudiantes mapuches repartidos por todo el país.

¿Por qué creen que pasa esto?

Esto es nuevo para nosotros. Recién aparecimos en un Confech el 22 de mayo, pero en este tiempo hemos visto más o menos lo mismo. Hay dos lógicas del discurso de oposición que viene particularmente de las Juventudes Comunistas (J.J.C.C.). El Confech, una instancia política del año 2011, está pegada en lógicas de los años 60.

¿Por qué dicen eso?

En ese tiempo había dos tipos de discurso. En uno se ignoraba a los pueblos originarios como tales y se les metía al mismo saco de campesinos pobres. Esa es la mirada del marxismo. Y la otra mirada es la del indigenismo, también de los 60’s, qué decía “pueblo indígena para los indígenas, pero sin los indígenas”. Y algunos dirigentes de la Confech dicen ‘estamos de acuerdo son las propuestas de la Femae y las podemos tomar, pero no estamos de acuerdo con que ellos se queden’”. Esas son las cosas que nos hacen no entender.

Y si saben cuál es la manera de trabajar de ellos, ¿por qué insistir?

Nosotros nos integramos como un actor nuevo que no estaba planificado dentro de su política. Entonces, ese nuevo actor viene a desordenar el puzzle que ya está armado para sus intereses. El estudiantado mapuche va en aumento y nunca se ha abordado las necesidades nuestras. Acá se plantea una realidad homogénea y eso es una cuestión que no puede ser, porque nosotros somos estudiantes mapuches. Si bien estamos insertos en una sociedad occidental y venimos a adquirir conocimiento, nosotros tenemos una realidad súper distintas, ancestral, y un discurso homogéneo nos desvalida totalmente. No existimos. La Araucanía es la región donde peores resultados hay de PSU, Simce, infraestructura, acceso a la información. Lo otro es el choque cultural que tenemos permanentemente. O sea, estamos en el siglo XXI, año 2011, y estamos igual que antes.

¿En la Araucanía es distinto?

Pasa más o menos lo mismo que en la ciudad. Hay discriminación igual en la educación porque si bien hay programas para el mapudungún, hay profesores que nos los imparten. Te obligan a hablar español y a hablarlo bien. En la escuela te obligan a cantar el himno nacional, bien fuerte o te castigan. En la básica, la media. En la universidad tienes discusiones con profesores porque no entienden y el mapuche tiene una formación distinta. Es una cosa que se da en todos los ámbitos, donde nos excluyen, nos pisotean y nos chispean los dedos, como ocurrió en la Confech.

Integrados

¿Cómo se entiende que no estuvieran integrados antes a la Confech?

En todos los Confech en que se había discutido el tema, hasta el de este sábado, había pasado lo mismo. La excusa para no votar era que no había información. En la última, hubo 19 abstenciones. Eso, más 6 votos a favor y 6 en contra. Pero la información está en Internet y además expusimos y le enviamos un resumen de 8 páginas a la mesa ejecutiva para que se lo entregarán a las demás federaciones para entender. Lo que no está es el entendimiento y el reconocimiento. Sin embargo, éste sábado logramos entrar y ya somos parte de ellos.

¿Por qué existía ese rechazo?

Debemos aclarar de todas formas que el rechazo no ha venido de todos lados. Hay sectores que quieren saber y otros que no. Nos han declarado la guerra y nosotros no sabemos por qué. Sobre todo en el segundo Confech al que fuimos.

¿Qué pasó ahí?

Ahí la dirigencia de la JJ.CC. nos quiso golpear. Si se estaban sacando la casaca y arremangando la chomba pa’ pelear. Y eso que ellos eran como 10 y nosotros 4. Se dio una lógica entendida “a lo Jota”, o sea; entendís o te pego. Algo muy negativo en la discusión y eso que son dirigentes nacionales ofreciendo combos en la Confech. Y dónde queda la ética y los principios, pero bueno… es parte del proceso que nosotros hemos asumido con mucha responsabilidad y tenemos otras luchas que dar junto con la de la educación.

¿Por qué creen que llegó a pasar eso?

No sabemos, esto es nuevo para nosotros. Juan Urra, dirigente nacional de las juventudes comunistas, lo dijo directamente. “¿Qué pasa si dejamos entrar a los mapuches, vamos a tener que dejar entrar a los homosexuales, a los mormones, a los hijos de inmigrantes?”, eso dijo. Y que un dirigente nacional de un partido esté diciendo eso, ¿qué queda pa’ una persona común y corriente que no tiene responsabilidad política?. Entonces, hay un desconocimiento de lo que somos y queremos hacer.

¿Qué van a hacer ahora desde adentro de la Confech?

Somos muy responsables de lo que estamos haciendo y vamos a decir lo que nos parece ha faltado en el discurso. Necesitamos universidades interculturales, universidades mapuche. Pablo Neruda lo decía en los años 50 en sus poemas, que soñaba con universidades mapuche, que se pudieran leer libros en araucano, así lo decía. Y más allá de la anécdota, es algo que se puede alcanzar con una proyección de pueblo desde la juventud. Nosotros estamos antes del PC, antes de los evangélicos, de que se formara Chile. Wallmapu es una sociedad de posguerra. El ejército se retiró en 1910, para el centenario de Chile. Acá estamos hablando por nuestros papás, nuestros abuelos, nuestras comunidades y las demandas que no han sido escuchadas.

El ministro Lavín ha sido un defensor de los discriminados, una especie de paladín del Bullying. ¿Ustedes se sienten así?

Jajaja… es un poco así. Podríamos pedirle a Lavín que nos ayude por el bullying histórico que hemos tenido. A lo mejor nos pesca.

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