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Poder

10 de Agosto de 2011

Piñera cumple promesa y la derecha dura le tira la cadena

Foto: Agencia Uno “Nosotros presentamos un proyecto distinto y al final el gobierno terminó optando por una versión diferente, esto primero fue el acuerdo de vida en común, luego fue el acuerdo de vida no matrimonial y luego el acuerdo de vida en pareja, al final terminó siendo un proyecto muy distinto al que nosotros […]

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Foto: Agencia Uno

“Nosotros presentamos un proyecto distinto y al final el gobierno terminó optando por una versión diferente, esto primero fue el acuerdo de vida en común, luego fue el acuerdo de vida no matrimonial y luego el acuerdo de vida en pareja, al final terminó siendo un proyecto muy distinto al que nosotros habíamos planteado, pero ahora el Gobierno lo trasladó al Congreso y en el Congreso mandamos nosotros”, explica el diputado de la UDI Felipe Ward, la cabeza visible del rechazo al proyecto presentado ayer por Sebastián Piñera y que volvió a agitar las aguas entre los partidos del oficialismo.

Y es que la consigna entre algunos de los miembros de la UDI es clara: modificar la propuesta del Gobierno sustancialmente o en su defecto votar en contra de esta. “Hay decenas de indicaciones que tenemos que hacerle. Yo lo voy a intentar modificar en el Congreso y si no se logra lo voy a votar en contra”, señala Ward.

La polémica por el proyecto de Acuerdo de Vida en Pareja, o APV, se venía cocinando desde hace varias semanas, cuando varios de los miembros del partido presidido por Juan Antonio Coloma expresaran su rechazo a la posibilidad de que el Ejecutivo planteara una iniciativa de ley que abriera la puerta a una institución paralela al matrimonio que avalara la unión entre parejas del mismo sexo.

Las fricciones sobre el tema comenzaron varias semanas atrás, pero la semana pasada se intensificaron después de que el vocero de La Moneda, Andrés Chadwick, se reuniera en Palacio con un grupo de Parlamentarios de la UDI para notificarles que el Gobierno había decidido presentar el proyecto incluyendo un punto de conflicto entre el Ejecutivo y el partido de calle Suecia: en un gesto simbólico a las comunidades homosexuales, el proyecto de ley no solo las inlcuiría y resguardaría sus derechos por convivencia, sino que podría firmarse ante un oficial del registro civil. Tal como un matrimonio.

Este es precisamente uno de los temas de forma que más mal cayó entre los miembros de la UDI y no faltó quien hablara de que el documento remitido al Parlamento compone una suerte de matrimonio de segunda categoría.

Sin embargo, las diferencias de fondo van mucho más allá, toda vez que entre una parte importante de los militantes del partido de Jaime Guzmán no les pareció nada bien la propuesta de “un matrimonio disfrazado” entre parejas del mismo sexo, apuntando a la base misma del proyecto con el que el empresario pretende saldar su promesa de campaña y entregar una figura legal para la unión de parejas homosexuales.

“Yo soy partidario del matrimonio entre personas del mismo sexo, en consecuencia no opino que deba establecerse un matrimonio del mismo sexo, pero creo que hay que legislar sobre las parejas del mismo sexo, pero en una institución distinta al matrimonio para personas del mismo sexo”, señala el diputado Edmundo Eluchans.

“El único contrato que se celebra ante el oficial del registro civil es el matrimonio civil y creemos que entregarle esa categoría a esta nueva institucionalidad confunde más que ayuda”, explica por su parte Ward.

Legalizar el pecado

La mañana del martes, el Patio de los Naranjos de La Moneda era un hervidero de prensa, asesores y seguridad ministerial: a la ceremonia de presentación del proyecto llegarían entre otros los dirigentes de organizaciones por la igualdad de género como Rolando Jimenez del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) y Pablo Simonetti, de la Fundación =Iguales, y los ministros de Trabajo, Salud, Vivienda, Defensa, Interior, Sernam, Segegob, Segpres y Hacienda.

Además, en el acto participaron la senadora Lily Pérez y la diputada PPD Maria Antonieta Saa, la única representante de la oposición.

Aunque nadie preguntó por ellos en la ceremonia oficial, la ausencia de los presidentes de RN y la UDI había caldeado el ambiente los días previos a la presentación del cuestionado proyecto en el salón Montt Varas de La Moneda y fue entendida como un claro gesto del malestar que generó el hecho de que el documento haya sido realizado sin tomar en cuenta las propuestas previas de ambos partidos, pues si bien los pucheros y reclamos en público los hicieron miembros de la UDI, en el partido del presidente tampoco estaban muy contentos con la iniciativa de Piñera.

Como suele ser la norma en los actos en Palacio, la presentación tuvo un solo orador: el presidente habló ayer del amor, de las familias, de las necesidades del hombre según la antropología, de los pilares de la sociedad, de cómo nada ni nadie podría cambiar la palabra matrimonio del diccionario de la RAE: Unión de hombre y mujer concertada mediante determinados ritos o formalidades legales, dijo de memoria Piñera, dando así un límite al proyecto que regularía la unión de las parejas que conviven juntas sin estar casadas, sin importar que sean de distintos sexos.

“Yo siempre he creído y siempre voy a creer que el matrimonio es entre un hombre y una mujer”, dijo el mandatario antes de cerrar su discurso y pedir a los ministros que firmaran el documento antes que él. Cuando fue su turno, se remangó la chaqueta y con la mano izquierda se disponía a rayar el proyecto cuando desde el lugar en que se encontraba la prensa una voz rompió la alegría aparente del recinto: “Presidente está legalizando el pecado”, le gritó Antaris Varela, representante de la Comisión Nacional por la Familia.

Su voz fue la única disidente entre los presentes, pero no cabe duda que representa a más de uno en el oficialismo, donde se advirtió que no modificar las condiciones del proyecto lo conduciría al fracaso en el Parlamento.

“Este no es un problema de un partido o de dos, es algo que tiene que resolver el Congreso nacional”, advirtió el diputado UDI Jorge Ulloa.

Si bien Ward desmintió la posibilidad de un rechazo en bloque al proyecto, el parlamentario saludó el hecho de que el presidente no haya declarado emblemático a este proyecto, dando así libertad de acción a los parlamentarios del oficialismo.

“El hecho de que yo pueda votar en contra del proyecto no significa que este en contra del Gobierno”, apuntó. En tanto, los protagonistas de este acuerdo que pareció maquillado por la inclusión de las parejas herterosexuales fueron sin duda alguna las organizaciones como Movilh y la Fundación =Iguales.

A la salida del evento, Rolando Jiménez dijo que Piñera “ha tenido coraje político; y a pesar de los problemas internos que ha significado en la Alianza por Chile el suscribir un proyecto como este, él está dispuesto a asumir los costos que tiene este tema por convicción personal”. Sin embargo, anunció que su organización seguirá peleando por que en Chile se legalice el matrimonio entre parejas del mismo sexo.

“Nosotros vamos a seguir bregando porque la institución del matrimonio alcance a todas las parejas que quieran hacerlo. Finalmente queremos que sean las parejas las que en función de su proyecto de vida elijan si se vinculan a través del acuerdo de vida en común o a través de una ley de matrimonio”

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