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Opinión

13 de Agosto de 2011

Por un Sóviet educativo

Propuesta inmediata: Aprovechemos los colegios que están en toma para desarrollar, institucionalmente, proyectos educativos otros (o alternativos, como los llamábamos antes), no esperemos, no nos posterguemos, no permitamos que un Estado privatizado nos manipule y nos chutee conversaciones para ganar tiempo o para neutralizar el movimiento o, simplemente, burocratice las demandas. No esperemos que el […]

Marcelo Mellado
Marcelo Mellado
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Propuesta inmediata: Aprovechemos los colegios que están en toma para desarrollar, institucionalmente, proyectos educativos otros (o alternativos, como los llamábamos antes), no esperemos, no nos posterguemos, no permitamos que un Estado privatizado nos manipule y nos chutee conversaciones para ganar tiempo o para neutralizar el movimiento o, simplemente, burocratice las demandas. No esperemos que el patriarcado social y cultural nos asista, no solucionemos este problema, no lleguemos a ninguna solución con el Estado y menos con el gobierno, no resolvamos el conflicto por ningún motivo, exijamos lo que nos pertenece y que nunca nos han dado.

Desarrollemos en cada escuela tomada o por tomar unidades educativas o proyectos educativos autónomos que surjan de las propias comunidades educativas. Yo podría participar del diseño de un equipo interdisciplinario en que junto a los estudiantes y paradocentes armemos módulos de aprendizaje, por darle un nombre. Este equipo debiera desarrollar micro programas educativos basados tanto en el sentido común pedagógico, como en el canon cognitivo y también tomando en cuenta los contextos territoriales y los intereses de los involucrados y de la comunidad. No podemos pensar el hecho educativo como un peldaño en la estratificación social o como una estrategia de desclasamiento.

Me ofrezco, insisto, como profesor de lenguaje, estoy en condiciones, creo, de formar parte de un equipo que puede trabajar con escuelas en toma y hacer de éstas dispositivos permanentes. Hay que actuar ahora in situ. El Estado nos abandonó hace rato y ya es tarde para negociar con él, sólo exigirle que dé los recursos necesarios para reactivar las escuelas en toma y convertirlas en unidades educativas libertarias o revolucionarias o simples estrategias de trabajo pedagógico innovador. Y si necesitamos exámenes libres (y examinadores) o alguna negociación de legitimidad documental o exigencias sistémicas, eso se verá en su mérito.

Todo esto implica una tremenda responsabilidad política, esto no es hueveo ni un romanticismo blando que igual tiene al poder estatal como supra referencia.

Modelos: Por lo pronto, en las escuelas tomadas podríamos hacer talleres literarios, de ciencias, de artes visuales y de diseño gráfico; haríamos huertos; saldríamos a trabajar con la comunidad según corresponda, con tecnologías a la mano o alternativas, reciclaríamos basura, construiríamos áreas de ocio y parques infantiles, produciríamos eventos (ferias, bibliotecas, centros comunitarios, sindicatos y unidades productivas, etc).

Este concepto de escuela tomada permanente surgió de un viaje que hice a Punta Arenas, invitado a la feria del libro de allá, en donde lancé una novela, y pude percibir el aroma patagónico de la república.

Me tocó presenciar la celebración del centenario de la Federación Obrera Magallánica, tributo que le rendían unos chicos anarcos a dicha central obrera, con la visita de compañeros trabajadores argentinos de Río Gallegos; todo esto se llevaba a efecto en la casa de los DDHH, que alguna vez fue un centro de detención, pero hoy se ha convertido en un centro de formación política, un modelo que creo que hay que promover a nivel nacional.

El compañero Francisco Alarcón, viejo militante del PC, gran tipo, hacía como de coordinador del espacio, el que era ocupado por distintas sensibilidades, muchas de ellas de orientación juvenil, por eso había una gran efervescencia de estudiantes movilizados. Y a pesar de que el Estado maricón quiere arrebatarles la casa, los compañeros y los muchacho(a)s se mantienen firmes.

Magallanes ha sido un paradigma político que debemos replicar, nuevamente es la provincia la que hace propuestas radicales de país. No nos parece mal que algunos negocien el modelo de educación pública, que le tributa al mito urbano de ser profesionales universitarios, en que se maneja un importante grupo de nuestra población. Pero también hay que promover esta otra posibilidad de educación de la productividad social, como la que yo vi en Punta Arenas, en donde el propio proceso político sirve de concepto o filosofía educativa, y que, además, ya está en marcha.

El viaje como aprendizaje: Fue tan productivo políticamente mi viaje a Punta Arenas que, además de producir un manifiesto de los Pueblos Abandonados con mi par de la SECH magallánica, Óscar Barrientos, y gracias a que se suspendieron varios vuelos (vi, incluso, en el aeropuerto a la Camila Vallejo, porque todo estaba pasando en Magallanes), me encontré por azar, en el hotel Cabo de Hornos (que fue donde nos envió LAN), con tres concejales de mi comuna, con los que pudimos conversar temas de desarrollo cultural: en nuestra ciudad del litoral hubiera sido difícil que se diera esa oportunidad.

Ellos andaban en un congreso de cultura de la Asociación Chilena de Municipalidades. No quiero sospechar, pero me pareció clave su presencia porque le da prioridad a un tema que es fundamental para el desarrollo del litoral central, sobre todo ahora que se construye un centro cultural y se constituye una corporación que lo administraría. Por esos mismos días debía, también, aparecer el siniestro Golborne, pero el clima no se lo permitió hasta varios días después. También me tocó, por casualidad, conocer al creador de la frase “la pedofilia tiene cura”, que alguna vez apareció en este pasquín. Y seguí encontrándome con gente notable, incluso cuando pisé la ciudad en donde habito, en un restorán me topé con el alcalde almorzando con su pareja actual.

No cabe duda, viajar es lo mejor, por eso es bueno que no sólo las autoridades viajen, sino también los ciudadanos comunes. Creo que las municipalidades y el sistema público en general debieran democratizar los viáticos. Todo, pero absolutamente todo en una sociedad es susceptible de constituirse en instancia educativa. Y hoy, como nunca, un fantasma recorre las aulas: el imperativo ético político exige hacer de cada escuela y liceo de este país un sóviet educativo.

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#Magallanes#mellado#Soviet

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