Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

25 de Agosto de 2011

En busca del Zafrada Mapuche

Cuando vi a Claudia Llancalahuen Nehue, vocera de la escuela de la isla Coldita en Quellón, no pude dejar de preguntarme cuándo aparecerá “el zafrada mapuche”. Mañana el Presidente se pondrá a los pies de isla Coldita, para satisfacer todas las demandas, y a continuación el festival de las emociones. Bienaventurados los simpáticos, porque ellos […]

Luis García-Huidobro
Luis García-Huidobro
Por

Cuando vi a Claudia Llancalahuen Nehue, vocera de la escuela de la isla Coldita en Quellón, no pude dejar de preguntarme cuándo aparecerá “el zafrada mapuche”. Mañana el Presidente se pondrá a los pies de isla Coldita, para satisfacer todas las demandas, y a continuación el festival de las emociones. Bienaventurados los simpáticos, porque ellos obtendrán justicia. ¡Ay de los pesados y los fomes!

¿Qué tiene o no tiene el pueblo mapuche que aburre en los medios? La bandera no es fea: en el domingo familiar conté tantas banderas mapuche como chilenas. Quizá nos gusta más lo que ellos son para nosotros que lo que nosotros somos para ellos. Tampoco está el problema en que las vocerías no sean atractivas: Natividad Llanquileo, Mijael Carbone, María Tralcal o José Ancalao -todos menores de 30- tienen no sólo la belleza que deslumbra, sino inteligencia y expresión muy por sobre el común de los mortales.

Siempre me ha parecido un poco exagerada la idea de algunos mapuche de que los medios de comunicación son parte de un complot con el gobierno de turno, los empresarios y la justicia. Sí hay casos que rallan en eso: la sostenida línea editorial de El Mercurio, durante 150 años mostrando al pueblo mapuche como lo peor que hay en Chile (más que complot es principio de realidad, de algún lado tiene que salir el papel para el diario). También fue grotesca la alianza entre el programa Contacto de Canal 13 y la fiscalía, para contar una historia de entrenamiento guerrillero en Colombia -no importa que no haya pruebas, esto sí vende, ambos ganamos-. También es turbia la censura a La Radio, dictada por el alto mando de carabineros, habiéndose permitido la entrada de El Mercurio y TVN al último allanamiento. Pero otros hechos, como la irrupción en los medios de una huelga de hambre, desde la nada después de dos meses, no se explican por un cerco mediático deliberado, sino por la banalidad de una reunión de pauta en la que no entran consideraciones éticas.

Si el movimiento quiere salir en los medios, tiene que vender(se), usar la lógica del lucro. Es un problema, para la presencia mapuche en los medios, que la demanda sea política y con arraigo tan profundo, pues poca gente está dispuesta a emplear por más de 5 minutos la cantidad de neuronas que esto requiere. También es un problema tener demasiada conciencia de la dignidad propia y no estar dispuestos a llorar en cámara, apelando a la fácil emotividad; o no estar dispuestos a confundir espiritualidad con folklore. Es un escollo para entrar en los medios wingka la preocupación principal de la dirigencia mapuche, que es la política interior más que la exterior -una persona que quiere tener presencia en los medios no le dice al periodista de moda “no voy a hablar de ese tema”, o lo deja pagando cuando tuvo la oportunidad de una entrevista, porque surgió un tema interno del movimiento-. Tampoco puedes esperar que los medios lleguen a ti si tienen que, a 800 kilómetros de Santiago, internarse por caminos de tierra donde pierden la conexión a Internet y celular.

Y como lo que no está en los medios no existe, -y el movimiento mapuche no se va a vender- lo que veremos en los próximos años es que el conflicto se hará más álgido. Cuando tengamos violencia de verdad en el conflicto entre el Estado chileno y el Pueblo Mapuche, algunos periodistas se especializarán en el tema. En la situación actual, frente a cualquier hecho, el gobierno de turno puede mostrar un par de peñis con trarilongko y decir que está dialogando; y al enfrentarse a los periodistas puede decir cualquier cosa y muy pocos saben cómo ponerlo en aprietos –Tolerancia Mil, podría haberse llamado el programa en que la exvocera de gobierno apareció vestida con un diseño más sofisticado del küpam -.

No importa que Chile esté demandado ante la Corte Interamericana, no importa que Chile tenga presos políticos mapuche, no importa que en dos semanas más empiecen nuevos procesos por ley antiterrorista -extraño terrorismo en el que todos los muertos son mapuche-, no importa que las comunidades que habían llegado a acuerdo al final del gobierno anterior estén prontas a ser criminalizadas por el Ministerio Público, no importa que sean niños los que tienen tomada la Municipalidad de Ercilla. Avisen cuando tengan algo que venda.

Notas relacionadas