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Poder

18 de Enero de 2012

Tsunami paso a paso: los escandalosos errores y omisiones del SHOA y la ONEMI

La investigación del Centro de Investigación Periodística reconstruye las cinco primeras horas de la tragedia, mostrando inoperancia por parte del SHOA cuando aún se podrían haber salvado vidas. Según la publicación, recién al mediodía del 27 de febrero de 2010 -ocho horas después las primeras olas en costa chilena- los marinos constataron que en Chile había habido un tsunami y que durante horas desoyeron los datos de una mujer experta oceanógrafa que insistía que era probable que “olas destructivas” llegaran a la costa. Además, funcionarios claves de la Onemi no comprendían los procedimientos del SHOA y malinterpretaron la alerta enviada por ese organismo y que cuando faltaban dos olas por llegar a Juan Fernández ya sabían del tsunami en la isla.

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03:34 (Minuto Cero)

El suave vaivén inicial lo puso en alerta. Se despertó cuando el terremoto recién comenzaba y en lugar de asustarse, aguzó los sentidos. Cuando el dormitorio comenzó a agitarse con furia, fue su mujer la que saltó de la cama para poner a resguardo a los tres niños. Él ni se alteró ni buscó refugio. A diferencia de los casi 12 millones de chilenos repartidos en las seis regiones más pobladas del país que despertaron aterrados, Jorge Henríquez Cárcamo se puso de pie y contra lo que dicta el instinto de supervivencia intentó medir la fuerza que descargaba la tierra.

En esa madrugada del 27 de febrero de 2010, Henríquez era jefe de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) de la Región del Biobío. En términos técnicos, lo que se conoce como un “observador entrenado”. En la oscuridad calibró el crujir de las construcciones, el corcovear de los muebles y el estruendo de objetos que se estrellaban en el piso. Pero el síntoma más evidente de que el sismo se convertiría en tragedia, era que él mismo apenas lograba mantenerse en pie. Calculó la intensidad en grados Mercalli y de inmediato pensó en la posibilidad de un tsunami. Lo hizo porque estaba a unos tres kilómetros de la costa de Concepción, en San Pedro de la Paz.

Henríquez tomó el teléfono cuando la tierra aún descargaba latigazos y marcó el número de la Onemi central, en Santiago. Sabía que las comunicaciones colapsarían apenas el suelo volviera a calmarse.

Le respondió uno de los tres funcionarios de turno en el Centro de Alerta Temprana (CAT) de la Onemi. Pudo ser el jefe de turno Osvaldo Malfanti Torres, el radioperador Rafael López Meza o el chofer Manuel Bravo Pacheco. A la carrera, Henríquez reportó que el sismo era de intensidad IX a X en la escala de Mercalli. Del otro lado le indicaron que la información que tenían era que se trataba de un grado VII. Henríquez se irritó:

-Mira conchetumadre, esto es un terremoto y es grado IX a X.

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