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Cultura

27 de Abril de 2012

Cristián Jiménez y la versión de Bonsái en el cine

-¿De qué se trata Bonsái? -Cuenta la historia de Julio, un joven que miente en dos momentos decisivos de su vida: cuando estaba estudiando literatura en Valdivia y ocho años después, cuando está viviendo en Santiago. En Valdivia le miente a Emilia, su compañera de estudios, acerca de haber leído a Proust. A partir de […]

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-¿De qué se trata Bonsái?
-Cuenta la historia de Julio, un joven que miente en dos momentos decisivos de su vida: cuando estaba estudiando literatura en Valdivia y ocho años después, cuando está viviendo en Santiago. En Valdivia le miente a Emilia, su compañera de estudios, acerca de haber leído a Proust. A partir de ese momento se desata una historia de amor entre ambos. Es un romance que transcurre entre bibliotecas, clases y conciertos de Rock noventeros. Ocho años después, Julio está viviendo en Santiago y tiene un romance con su vecina. Para alardear, le cuenta que está trabajando con Gazmuri, que es un escritor respetado. Pero en realidad, el trato con Gazmuri no resulta. En lugar de admitir y confesar que mintió, Julio, empieza a redactar un manuscrito que lo hace pasar como el manuscrito de Gazmuri frente a la vecina. Lo curioso, es que escribe sobre la historia de amor que vivió con Emilia ocho años antes.

-Pero esas mentiras las hace solo para impresionar a las chicas
-En un principio. Pero después se ve pillado y trata como de hacerse cargo de lo que ya dijo. Lo interesante es que después eso empieza a tomar otras dimensiones, porque empieza a recordar su pasado, a escribir esta historia, a imaginarla, quizás inventarla. No sabemos bien qué es realidad y qué es ficción en lo que escribe. Es un proceso en que va descubriendo aspectos sobre su vida y descubriendo quién es él mismo.

-Como escritor y cineasta ¿nunca te ha pasado que hayas confundido la ficción con tu vida real?
-Yo creo que eso nos pasa a todos los seres humanos. Pero estando en el negocio de la ficción, uno es más proclive a tener claro que existe una frontera bastante débil entre la ficción y la realidad. La distancia entre el relato y el acontecimiento tal como ocurrió es patente.

-¿Es válida la opción de sumergirse en la ficción para tratar de evadir la crudeza del mundo real?
-Puede ser algo válido. Particularmente para un personaje como Julio, al que la vida misma le parece insuficiente y compleja. En los dos momentos en que transcurre la película está en etapas inestables de su vida. Yo creo que estas mentiras y ficciones tienen que ver con el deseo de construir un personaje en torno a sí mismo.

Convenciendo a Zambra

-Considerando que Alejandro Zambra inicialmente no tenía interés de que la novela se convirtiera en película ¿Cómo fue que el proyecto finalmente se concretó?
-Cuando yo empecé a hablar con Zambra, él estaba totalmente en contra de convertir Bonsái en película. Incluso, la primera vez que hablé con él no me dio ninguna esperanza. Zambra me dijo que Bonsái nunca iba a ser una película. Pero yo insistí. Como tenemos amigos en común, fui haciendo una especie de lobby para que se interesara. Finalmente logré que Zambra viera mi película “Ilusiones Ópticas”. Tras ver la última escena se terminó de convencer y me dio el vamos para la película.

-¿Cómo fue adaptar una novela tan corta y sin muchos diálogos a la pantalla grande?
-Con todas las diferencias que hay entre el cine y la literatura, yo siento que hay una especie de conexión. Pero claro que era un desafío. Se trata de una novela muy distinta a lo que normalmente se ve en el cine. Sin embargo, lo que pasó es que yo me enamoré del proyecto Bonsái. Me gusta que sea una novela objeto. Que los Bonsái y sus temas los lleve más allá de un argumento en una trama literaria y se manifiesten en su estructura. Es un juego literario que tiene muchas capas.

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