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Nacional

2 de Mayo de 2012

“Desde un principio dijimos que el problema era el sistema y no a quién pagárselo”

La nueva vocera de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces), Eloísa Gonzalez, dice que las proyecciones del movimiento cambiaron después de la multitudinaria marcha del miércoles pasado y remarca que un diálogo ahora no sería beneficioso para los secundarios, sin haber solucionado el conflicto de matrícular y persecución en los liceos. “No pueden estar ofreciendo diálogo y por atrás apuñalándote al mismo tiempo”.

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Después del miércoles, el escenario del movimiento estudiantil cambió de telón. Eso dice Eloísa González, la nueva vocera de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios, Aces, una de las nuevas caras dirigenciales de los secundarios para este 2012. Y los obligó a redefinir sus prioridades, dice.

Estudiante de tercero medio del Manuel de Salas, la pelirroja se hizo notar entre la veintena de discursos frente a los 80 mil estudiantes que llegaron marchando a la Estación Mapocho el 25 de abril, exigiendo reintegrar a los escolares sin matrículas de distintos liceos antes de ponerse a pensar si hay que sentarse a hablar con el gobierno o no.

¿Cómo asumieron lo que ocurrió el miércoles? Nadie se lo esperaba.
– La verdad es que estábamos muy dubitativos en cuanto a lo que podía pasar el miércoles porque habían muchos liceos que participan en la Aces que estaban en proceso de voto para ir a paro y nosotros igual teníamos la duda de lo que ocurría en las otras partes. La verdad de las cosas es que no pensábamos que iba a ir tanta gente. Y la muestra que nos deja es que vamos a tener que cambiar completamente las proyecciones para este año porque estamos hablando de un movimiento que a pesar del castigo a los compañeros movilizados el año pasado, a pesar de todo, sigue de pie. Tenemos que ser capaces dentro de nuestros espacios para ver cómo nos vamos a seguir movilizando, porque algunos dicen que no es tan conveniente hacer muchas marchas.

¿En algún momento ustedes se pusieron en el lugar que iban a tener que volver a explicar todo lo que se habló en 2011 para revitalizar el movimiento? Era la misma pega del año pasado.
– Es que igual esa pega la tenemos que hacer constantemente y para eso tenemos que estar trabajando con las bases. Nosotros tenemos una propuesta que se desarrolló el año pasado y esa propuesta hay que llevarla a los liceos, discutirla y hacer que sea la propuesta de los secundarios hacia la población chilena. Eso requiere trabajo paralelo a la movilización.

¿Crees que los medios se preocuparon mucho de la Confech y se olvidaron de los escolares, hasta que comenzó lo de las matrículas?
– Para los medios es más fácil cubrir las demandas universitarias porque son demandas mucho más abordables que las nuestras, que están en las bases de la educación de una persona. El problema educacional tiene bases en los colegios y de ahí parte todo. Nosotros vivimos en carne propia el origen del problema y es más fácil para los medios cubrirlos a ellos.

¿Entonces compartes la autocrítica que hizo Gabriel Boric sobre el trabajo en conjunto entre universitarios y secundarios que no hubo el año pasado?
– Lo hemos conversado con los compañeros universitarios y ellos saben que una de las grandes críticas del año pasado fue no tener comunicación directa con los secundarios. Nosotros estuvimos hasta nueve meses en toma, asumiendo todas las consecuencias, y a fin de año estuvimos solos. La autocrítica yo la leo con un ánimo de trabajar en conjunto este año. Esperemos que ande bien.

¿Por qué no se trabajó así el 2011?
– A ver, ellos atacan el endeudamiento. La diferencia está en que desde un principio nosotros dijimos que el problema era el sistema y no la manera de pagarlo. Hubo muchas personas que encontraban que nuestra propuesta era extremista, revolucionaria y que al final entendieron por qué nosotros reclamábamos eso. Las caras nuevas del movimiento estudiantil entienden que esto va mucho más allá de la consigna educacional y eso ayuda a una mejor articulación entre todos.

El año pasado entraron por petición expresa a la mesa de diálogo y con un solo representante. Este año ha partido distinto, contigo y un representante de la Cones. ¿Qué es lo que cambió?
– Nosotros tenemos posturas políticas distintas, tenemos un trabajo distinto. Nosotros creemos en las asambleas, relación directa entre los voceros y las bases. Ahora, al momento de salir a las calles salimos juntos porque buscamos un fin superior. Internamente se dan las discusiones, pero ahora al menos se da en igualdad de condiciones gracias a algunos compañeros universitarios, como por ejemplo, Gabriel Boric.

¿Por qué no existe una sola organización que agrupe a todos los universitarios? La Confech lo hace aún con grandes diferencias.
– La realidades de nosotros es distinta a la de los universitarios. Acá han habido intentos federativos como el modelo de la Confech, pero ha sido imposible llevarlo a cabo en los últimos años. Han existido como cuatro intentos, y ahora la Cones está levantando algo y hay que ver cómo les funciona. Ahora tenemos un problema mayor que es la organización en los mismos liceos, donde hay interinatos o no se deja elegir centros de alumnos. En esa instancia surgen colectivos o asambleas, mientras la Cones sólo valida a los centros de alumnos elegidos. Nosotros creemos en participación directa y derecho a organizarse libremente.

¿Hay una maduración del movimiento en los secundarios? Se les ve hablando de más cosas que el pase escolar, por ejemplo.
– Es verdad porque ya entendemos cuáles son los problemas estructurales y todo el mundo está consciente de ello. Hay demandas que siguen en el petitorio, aunque los grandes medios sigan tratando de decir que pedimos algo imposible. Nosotros tenemos una propuesta que incluye pase escolar gratuito, entre otras cosas, pero ahora apuntamos a un cambio de paradigma que tiene apoyo de toda la comunidad. Eso es.

Ustedes critican a toda la clase política. ¿Esa crítica se traspasa al movimiento estudiantil? La impresión es que los dirigentes nuevos no vienen de eses moldes de partidos políticos históricos.
– Nosotros no hacemos críticas a la existencia de partidos o la militancia de algunos compañeros, sino a una clase política que le ha dado la espalda a la gente. Sí existe una crítica a los compañeros que ocupan esto como plataforma y ahora, por ejemplo, van por candidaturas municipales a ocupar el mismo lugar que antes criticaron. El vocero tiene que deberse a lo que mandatan sus bases y no a los de un partido o una visión personal. Acá hay debate interno y ahí se resuelve lo que debe resolverse.

¿Cuál es la falencia que cometieron el año pasado y que tienen claro no pueden repetir este año?
– Cuando estuvimos en el momento más álgido no supimos juntarnos con otras organizaciones para pedir con más fuerza todavía un cambio estructural. Acá lo que debemos atacar es la raíz del modelo. Todos compartimos esa crítica y bajo esa responsabilidad más tenemos que discutirlo en nuestros espacios y llevarlo a otros, como las asambleas territoriales. Es muy difícil asumir el compromiso inmediato si aún tenemos a compañeros sin matrícula o sin derecho a organizarse, pero hay que hacerlo.

¿Cuál es la meta más próxima hoy para ustedes, después de la marcha del miércoles?
– Estamos exigiendo que se respeten los espacios de organización de los estudiantes, que se deje de intentar sofocar al movimiento. Eso responde a una postura que viene desde el Presidente y el ministro para cooptar los derechos porque nosotros hemos desestabilizado a un gobierno y eso obviamente no les conviene. Se entiende que para poder seguir avanzando tenemos que reorganizarnos. Este año es un movimiento más compacto a pesar de las diferencias políticas porque existe una necesidad de avance.

¿Qué necesitan ustedes para sentar a dialogar con el gobierno? ¿Es esa la llave?
– De partida, no pueden estar ofreciendo diálogo y por atrás apuñalándote al mismo tiempo. El ministro dice que tiene las puertas abiertas, pero aún no vemos voluntad política de él para pronunciarse por los que están fuera, sin matrículas. Se hace el loco. Primero, que haya igualdad de condiciones. Segundo, que se parta de la plataforma de demandas y no de lo que ellos plantean. Existen dos factores que mientras no se modifiquen sería contraproducente y un retroceso dialogar.

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