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Mundo

31 de Mayo de 2012

El polémico regreso de Roméo Langlois a la libertad

Análisis de Agencia EFE La liberación ayer del periodista francés Roméo Langlois no estuvo exenta de polémica ya que se dio en medio de un gran acto de propaganda guerrillera, ofensas del expresidente Álvaro Uribe contra el reportero y el silencio del Gobierno colombiano. El secuestro de Langlois el pasado 28 de abril ha estado […]

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Análisis de Agencia EFE

La liberación ayer del periodista francés Roméo Langlois no estuvo exenta de polémica ya que se dio en medio de un gran acto de propaganda guerrillera, ofensas del expresidente Álvaro Uribe contra el reportero y el silencio del Gobierno colombiano.

El secuestro de Langlois el pasado 28 de abril ha estado desde el principio marcado por unos tintes mediáticos que hacía años no se veían en Colombia, desde los tiempos en que las FARC secuestraban a políticos, como la excandidata presidencial Íngrid Betancourt, y contratistas del Pentágono.

Y ocurrió lo mismo con su liberación que llevó a la mayor exposición mediática de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde los años en los que en el Caquetá se celebraba un histórico y fallido diálogo de paz, más conocido como las negociaciones del Caguán, entre 1998 y 2002.

Fue precisamente en una aldea del departamento del Caquetá (sur), en San Isidro, donde las FARC prepararon un gran escenario para entregar a Langlois a una comisión humanitaria formada por las personas que la guerrilla eligió, entre ellos un emisario del Gobierno francés que viajó expresamente desde París hasta la selva de Colombia.

Cuando el periodista llegó al lugar, los integrantes de la misión ya estaban encaramados en un estrado rodeados de pobladores, muchos cocaleros, que aprovecharon para expresar que el Caquetá es una región olvidada por el Estado, sometida a bombardeos y fumigaciones, y sin servicios básicos como agua y electricidad.

Allí Langlois dio sus primeras declaraciones. Dijo que el conflicto colombiano es “invisible”, invitó a los periodistas a cubrirlo desde todos los frentes, pidió al Ejército que siga permitiendo que les acompañen reporteros a las zonas de guerra y sugirió que debería hacer lo mismo la guerrilla.

Pero también se quejó de que su secuestro se hubiera convertido en una excusa política.

“Se impuso una vez más la política sobre las cuestiones humanitarias y eso es algo que se ha hablado muchas veces de parte de la guerrilla y también del Gobierno y la Fuerza Pública. Yo no señalo a nadie particularmente, pero esto pasa una vez más”, dijo.

“Son pobres matándose entre pobres, es supremamente trágico, lleva esto 40 años, buenos y malos no hay, a veces la prensa y el Gobierno ha logrado vender imágenes distorsionadas, pero cuando uno viene a estas zonas ve que la realidad es más compleja”, continuó.

Y mientras transcurrían estos acontecimientos en la lejana aldea del sur de Colombia, el expresidente Uribe sorprendió desde Lima con el envío de dos mensajes ofensivos contra Langlois a través de su cuenta de twitter.

“Langlois: Una cosa es la curiosidad del periodista y otra la identificación con el terrorismo”, dijo en el primer mensaje, para después volver trinar: “Langlois, qué hacía en Colombia, qué relación tenía con Farc? Algunos conocimos que usted sabe engañar”.

“No tengo que responder nada, me parece otra falta, como mi secuestro fue una falta de mal gusto, ésta es otra de mal gusto”, afirmó Langlois cuando le preguntaron por esas ofensas.

El periodista se limitó a achacar los comentarios a la única ocasión durante sus doce años como periodista en Colombia que tuvo la oportunidad de acercarse a Uribe, cuando en un acto público le hizo una pregunta que al parecer no le gustó.

“Creo que dice eso porque una vez le hice una pregunta, no le gustó y no me quiso contestar, fue la única vez que me pude acercar a él en ocho años, después de pedirlo oficialmente. La pregunta no le gustó”, aclaró.

Más allá de Colombia, el Gobierno francés se congratuló desde París por la liberación de Langlois, al igual que la ONU y la Unión Europea, organismos defensores de la libertad de expresión y asociaciones de prensa de distintos lugares del mundo.

Pero el Gobierno colombiano, entrada la noche, no se había pronunciado sobre este suceso informativo que hoy ocupa las portadas de todos los medios colombianos y del que se ha informado en muchos países.

El presidente Juan Manuel Santos se pasó la jornada informando de sus actividades oficiales, felicitando a los palmicultores por el 50 aniversario de la creación de su asociación, pero ni una palabra sobre Langlois.

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