Noam Titelman: “No tenemos que regalar nuestro voto”

FOTO: ALEJANDRO OLIVARES

¿Qué propuestas no te satisfacen del proyecto de reforma tributaria?
-Una de las razones por las que este es el peor proyecto del gobierno es que ni siquiera le hace sentido a su gente. Este es un proyecto que claramente beneficia a los más ricos del país. Un ejemplo, la disminución en las tasas tributarias del impuesto a la renta significa que para todos ellos que ganen seis millones de pesos o más ahora van a tener de regalo un millón y medio de pesos al año. Y aquellos que ganen menos de 500 mil no van a recibir nada. Otra crítica importante tiene relación con las deducciones tributarias por gasto en educación. Esto es realmente una medida nefasta, porque implica darle un subsidio a los establecimientos particulares pagados y a los subvencionados con copago. El primer incentivo para estos establecimientos es subir el precio de las mensualidades, porque el Estado con este proyecto le está diciendo que no importa que suba el precio porque ellos después lo deducen como tributo. Entonces, todos los chilenos vamos a estar pagando para que sea aún más cara nuestra educación.

Se dice también que va a bajar la matrícula de los establecimientos públicos…
-Este proyecto es un golpe mortal a la educación pública. En Chile tenemos un 35% de matrículas en este sistema, un experimento a nivel mundial, porque el promedio de los países de la OCDE es del 90%. Si se llega a aprobar este proyecto vamos a llegar al 30%. Por último, lo que nos tiene más preocupados es que el gobierno cambió su propuesta original y la empeoró, porque sacó todas las medidas destinadas a terminar con la elusión tributaria, que es la principal razón por la que hoy nuestros impuestos tienen cero valor redistributivo.

¿Por qué el gobierno dice que este es un buen proyecto? ¿Qué gato por liebre nos están pasando?
-Existe un apoyo religioso al sector privado en educación. Hay una agenda planificada para desviar recursos de la educación pública hacia la educación privada. Esto se hace por el mito erróneo de que la educación privada es mejor, cuando todos los estudios demuestran que la educación municipal, a pesar del abandono en que ha caído, tiene la misma calidad que la educación particular. Existe, además, un aprovechamiento del gobierno frente a esta reforma tributaria. Bajar el impuesto de timbres y estampillas es un proyecto de la derecha de larga data y no tiene nada que ver con la obtención de recursos para la educación. Si el objetivo principal era éste, ¿por qué entonces se están descontando tributos a los más ricos de este país?

¿El gobierno entonces no entendió nada de lo que pasó el año pasado con las movilizaciones?
-Durante estos dos años, gracias a la movilización social, se logró frenar muchos proyectos del gobierno, y se vieron obligados a hablar de cosas que no querían. Una de las grandes victorias del movimiento en el 2011 fue cambiar el sentido común de la gente. Hoy, es de sentido común que nuestra educación está en crisis, que hay que hacer cambios profundos en el sistema, y que es necesaria una reforma tributaria. Pero lamentablemente vemos que en el gobierno el menos común de los sentidos es el común. Como ciudadanos, tenemos que salir a exigir que se cumpla algo que debiese ser evidente: que quienes tienen más, paguen más. Pero esta reforma tributaria no va en esa dirección.

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